Desde un grupo noruego que se pasó del black metal a un volón atmosférico hasta lo nuevo de Ty Segall.

Es junio y llega el invierno. Es momento de estar calentito y procrastinar revisar lo que el 2016 ha entregado en materia musical. Sí, puede ser que esto sea como un pequeño “conteo” al clásico estilo de “los mejores discos del año (so far)“, pero más allá de eso, es una mínima recopilación de discos que vale la pena tomar en cuenta. Embrace them, boy.

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Jameszoo – Fool (Brainfeeder)

Desde uno de los sellos que se ha convertido en mi favorito, llega el debut del productor holandés Mitchel Van Dinther a.k.a. ‘Jameszoo’. Con la vena bien puesta para seguir el hilo conductor de Brainfeeder, este disco es – en palabras de su creador – “jazz de computadora naïf: una electrónica experimental muy entretenida y que agarra elementos desde el funky gangsta de los 90’s (Ice Cube en sus inicios o Snoop Dogg etapa ‘Doggystyle’) hasta sonidos tipo arcade y 8-bit que hace imaginarnos a Mario Bros. como un italiano súper cool y lleno de swag. Toda la estructura de ‘Fool’ se acompaña increíblemente con la apertura a experimentar de Jameszoo, mientras el ritmo se mantiene marcado por las baterías de jazz y la producción digital de este notable artista. Otro punto a favor para el (taquilla) del Flying Lotus y su sello regalón.

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Kaytranada – 99.9% (XL Recordings)

Este es un disco que últimamente lo han comentado bastante y con justa razón. Es interesante que los sonidos más cercanos al jazz se hayan puesto de “moda” en esta época, y mucho de esta nueva tendencia se debe a productores/artistas como Kaytranada. Si bien este es un disco que bajo ninguna categoría o etiqueta se podría considerar como “jazzero”, sí mantiene ciertos matices que lo acercan al estilo: colaboraciones con el (nuevo) maestro de la batería Karriem Riggins ( ha trabajado con tipos de la talla de Madlib o Kanye West) y los talentosos cabros de BADBADNOTGOOD (revisen el disco que sacaron con Ghostface Killah) sin duda hacen que ‘99.9%’ mantenga ciertas similitudes con la onda jazzera.

Pero, más allá de eso, este es un disco neta-y-sexy-mente bailable. Kaytranada es de esos productores que se pueden mover entre los estilos que quieran para poder formar sus trabajos: desde ser un connotado beatmaker para artistas como Freddie Gibbs hasta componer temas que son perfectos para la pista de baile. Este disco es un paseo por la black music contemporánea: canciones que pueden ser más cercanas al trap (como la colaboración con Vic Mensa) o que sirven para alimentar el carrete en clave soul, funk y disco e incluso house (“You’re The One” y “One Too Many”).

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Ulver – ATGCLVLSSCAP (House of Mythology)

Straight outta Norway es de donde viene este ¿místico? trabajo de los intelectuales Ulver. Si bien la banda partió en los 90′ con una (increíble) trilogía de discos que eran black metal del más puro y duro estilo noruego-vikingo-escandinavo, en la última década se han dedicado a los sonidos más experimentales y de atmósferaATGCLVLSSCAP (título que significa todas las iniciales de las figuras del horóscopo) es uno de esos discos que fácilmente entran en la pedantería de ser clasificados – rápidamente – como “obras de arte”. Sí, el disco es muy lindo y ambiental, pero a veces me da paja cuando toda la música de este estilo la quieren poner en un pedestal de superioridad por sobre todas las cosas. Asumo, que esa no es la idea de los artistas detrás del trabajo.

Aunque los tipos de Ulver ya no tengan la misma energía que demostraron en su primeriza etapa de black metal, han sabido dar un giro hacia la experimentación y abstracción musical. Son, básicamente, los intelectuales de la escena noruega actual. ATGCLVLSSCAP calza perfecto cuando andas en busca de inspirarte, porque su sonido es épico. Es muy interesante escucharlo y pensar en “cómo-sería-una-película-con-esta-música”. Hasta Nicolas Cage quedaría como un místico. A pesar de que es un disco “más serio” y cercano a lo que hacen bandas como Mogwai o Explosions In The Sky, es un trabajo interesante por parte de una banda que se la sigue jugando por abarcar nuevos ambientes y misticismos.

Nota de la redacción: Es interesante el ejercicio de hacer algo completamente nada de épico, como hacer el aseo o lavar los platos, escuchando música así.

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Ty Segall & The Muggers – Emotional Mugger (Drag City)

Oh, Ty. Eres tan especial a veces. Eres como el sueño de todo stoner californiano que gozaría escupiéndole en la cara al sistema mientras se masturba viendo alguna película clase B escuchando rock & roll. Para mí este es el disco más extraño de Ty Segall. Mucho más que el ‘Sleeper’ de 2013, con el que este rey del garage rock le decía al mundo “Sí, también puedo ser un hippie de mierda”.

Creo que es lo que más he escuchado este año. A pesar de que mucho tiene que ver mi fanatismo por Segall, este es un disco genial, buenísimo. Las guitarras nunca habían sonado tan distorsionadas, cremosas y como un chicle que cuesta despegarse. Es el rock de la generación perdida de EEUU; una generación que se parece más a los personajes de Workaholics que a los hippies florecientes de los 60’s. Es como si Ty Segall hubiera perdido la cabeza para hacer este disco. Se volvió un poco esquizoide y baboso, pero sigue siendo el espíritu de un rock adictivo y carretero. Sólo échenle una mirada a algunas de las presentaciones en vivo que, en el marco de la gira de ‘Emotional Mugger’, han dado mucho que hablar. Partiendo porque ahora le da por tener el fetiche de ocupar una “máscara” de guagua y actuar como un desatado. Puntos a favor por eso, Ty.

Es un disco ruidoso, rabioso y con mucha personalidad; no por nada ‘The Muggers’ es el “dream team” que entre sus líneas tiene a Mikal Cronin y King Tuff. La pandilla perfecta para lanzarse a la farra alcohólica y destructiva.

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VA – Rubble Kings: The Album (Mass Appeal)

Abran paso porque llegaron los malulos de peso. Este es un disco de aquellos. La banda sonora para un documental que, personalmente, considero que pasó demasiado piola el año pasado. ‘Rubble Kings’ muestra el auge y caída de las pandillas de afroamericanos y puertorriqueños en Nueva York (específicamente en las áreas del Bronx y Brooklyn) durante la primera mitad de la década de los 70′. Con entrevistas a los personajes más icónicos de estas pandillas (personajes de esos que ya no se ven) y materiales de archivo de la época, la cinta dirigida por Shan Nicholson y producida por Jim Carrey (LOL) es un fiel retrato de la historia del hampa neoyorkino y sus influencias en la cultura, las artes y la música posteriormente en los 80′ y hasta el día de hoy.

Obviamente, un documental de tanto peso y “trasfondo social” como éste merecía un soundtrack de calidad. Producido por Little Shalimar, este disco cuenta con la participación de artistas como Run The Jewels (aparte de colaboraciones personales por parte de Killer Mike y El-P), Ghostface Killah, Tunde Adebimpe (de TV On The Radio) y eXquire. Es un disco exclusivamente de black music revolucionaria, de hip-hop contestatario y radical, funk, soul y afrobeat con alta carga política. La banda sonora de ‘Rubble Kings’ es el sueño mojado de la clase universitaria homenaje musical y cultural a una época dura en la que, para sobrevivir, había que tener cojones.

Bonus tracks:

Obviamente hay muchos otros discos de este año que pueden ser consideradas como joyitas que valen la pena: ‘Velvet Portraits’ de Terrace Martin, ‘Lemonade’ de Beyoncé, ‘Coloring Book’ de Chance The Rapper, ‘No One Deserves Happiness’ de The Body, ‘Teens of Denial’ de Car Seat Headrest, ‘Too Many Voices’ de Andy Stott, ‘HOPELESSNESS’ de ANOHNI, ‘Konnichiwa’ de Skepta y un largo, largo, etc.

Comentarios sobre estos otros trabajos (y los que faltaron) son más que bienvenidos.