La Secretaría de Defensa dijo que cubrirán los gastos médicos para operaciones de transición. El ejército gringo tiene en sus filas a casi 3 mil militares trans.

El secretario de defensa Ashton B. Carter acaba, este jueves, de anunciar que desde ahora las personas transgénero pueden ingresar a las fuerzas armadas de Estados Unidos.

“Los transgeneros norteamericanos ya no podrán ser dados de baja ni separados de la milicia solamente por ser transgénero”, declaró.

La decisión empuja a una transformación que Carter ha venido acelerando desde el año pasado con la apertura a la entrada de mujeres a todos los roles de combate y la creación de la primera secretaria de la Armada abiertamente gay.

El año pasado también había expresado su opinión sobre el tema de las personas trans y su discriminación, calificándola de anticuada y ordenando a sus subalternos ver cómo podían terminar con eso.

Al hacerlo, ya había miles de transgéneros en las fuerzas armadas. Pero hasta ayer, vivían en la oscuridad del secretismo para evitar ser dados de baja. Una situación muy similar a la que vivían gays, lesbianas y bisexuales antes de que se levantara la política de “dont ask, dont tell” que rigió hasta el 2011.

“Las personas trans han servido a su país en todo el mundo, en la fuerza aérea, submarinos, manejando bases militares e incluso acá mismo en el Pentágono”, dijo Carter en la conferencia de prensa.

El secretario de defensa agregó que actualmente de los 1,4 millones de miembros activos de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, unos 2 mil 450 serían trans.

La nueva política de inclusión considera incluso cubrir los costos para l@s soldados que requieran de operaciones de transición. La idea por supuesto que no le ha caído nada de bien a los miembros más conservadores de las altas esferas de la milicia, quienes han dicho que este “experimento social podría dañar a las fuerzas armadas”.

Qué digan lo que quieran. Fuck them.