Las drásticas alteraciones del clima llevaron a investigadores del Reino Unido a analizar colecciones de museos de ciencias naturales, que demostraron que el comportamiento de las abejas se ha vuelto más inquietante durante los últimos 100 años.

Con el objetivo de descubrir los factores de riesgo que han llevado a una reducción de la población de abejas –polinizadoras fundamentales para la existencia en el planeta–, un equipo de científicos del Imperial College de Londres y del Museo de Historia Natural de la misma ciudad, publicó dos investigaciones que determinan si el estrés de estos insectos ha aumentado con el paso de los años.

El grupo objetivo del estudio fueron cuatro especies de abejas del territorio británico, mientras que la línea de tiempo abarca desde 1925, momento de estrés más bajo de los ejemplares, hasta hoy. El análisis posterior reveló que todas las especies fueron aumentando su indicador de estrés de manera consistente, en específico en la segunda mitad del siglo XX.

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Para determinar si las abejas estaban más estresadas o no, el primer estudio se enfocó en la morfología de estas. Gracias a un archivo digital que data desde 1900, se pudo analizar las alas de los insectos, las cuales fueron aumentando su asimetría: las alas tenían formas muy diferentes.

Foto: Rodrigo Garrido / Reuters.

Por otro lado, este primer estudio también consideró las condiciones climáticas de la línea de tiempo establecida en la investigación y se descubrió que en los años más calientes y los más fríos, las abejas mostraban mayor alteración en la forma de sus alas.

“Esperamos poder pronosticar dónde y cuándo los abejorros estarán en mayor riesgo y apuntar a una acción de conservación efectiva”, dijo uno de los autores e investigadores, Andrés Arce.
En un segundo estudio, el equipo secuenció con éxito los genomas de más de cien especímenes de abejorros de museos que tienen más de 130 años. Esta fue la primera vez que el método de tecnología se aplicó en insectos y los datos serán utilizados para estudiar cómo los genomas de las abejas han cambiado con el tiempo, y así comprender cómo las poblaciones enteras se han adaptado al cambio climático.