Parece broma nuestra historia deportiva que se repite Septiembre a Septiembre. Dejas de tomar algunas copas para meter una inscripción al gimnasio en tu presupuesto, recorres varios lugares, miras las máquinas, el equipamiento y aunque al final del día casi siempre eliges el gimnasio que está más cerca tuyo, lo que ocurre después es más bien el camino obligado.Resulta que vas un par de días, una semana, sagradamente casi un mes (y lo sientes como todo un record) hasta que llega ese día clave en el que una excusa –por lo general tan tonta como “hace como frío hoy día”– hace que  ESE día no vayas. Al otro día misteriosamente tienes algunas cosas que hacer que desarman tu agenda, al tercer día es el cumpleaños de tu amigo que no ves nunca, hasta que al cuarto ya ni recuerdas que te habías inscrito al gimnasio. Dos meses después una polera que no entra te recuerda que tu vida deportista ha sido totalmente desvirtuada gracias a los after office, cumpleaños, matrimonios y eventillos varios.

En ese momento te sientes miserable.

En fin, la buena noticia, es que el famoso programa llamado Face2face que inventó Paul Brown –un australiano que ahora es multimillonario– acaba de ser traerse a Chile por la cadena de gimnasios O2 Fit, y por lo que me han contado hasta ahora, funciona fantástico.

La clave está en que tu entrenador(a) elabora un programa absolutamente personalizado, poniendo en una ecuación lo que quieres conseguir (en ese momento llevas la foto que te inspira) y los tipos de ejercicios que te gusta hacer, lo que en general serán rearmados y ajustados a tu estatus físicos y organizados para mantener tu cuerpo con un metabolismo que ya quisiera Michael Phelps. Y bueno, aunque no hayas entendido nada de lo anterior, al final del día lo que ocurre es que el gimnasio se vuelve algo más bien entretenido y adictivo, por ende ese 90% de gente que deja su rutina deportiva a los 30 días, baja impresionantemente.

¿Y ahora qué?. Bueno, todos queremos que puedas tener un verano del fin del mundo máximo, y para convertirlo en un verano sin polera, no dejen de darle un vistazo a los programas del gimnasio. Yo ya estoy llamando a Soledad, la entrenadora seca que me ayudó a pasar de Ñoño a Godinez hace unos meses atrás.