Una de nuestras periodistas se arrancó de su trabajo para ir a jugar. Aún no sabemos nada de ella. Pero mandó este reporte. Si la ven, súbanla a la vereda y díganle que vuelva a la oficina, por favor.

Eran las 5 de la tarde del miércoles 3 de agosto cuando abrí Facebook y empezaron a salir los mensajes de que por-fin-había-llegado. Ya se me hacía costumbre revisar todos los días la App Store de Apple para ver si la habían liberado y cada vez, con tristeza, me daba cuenta que no. Que no todavía.

Entonces llegó un mensaje de mi mejor amiga: “Salió Pokémon Go”.

Por fin salió. Por fin iba a poder atrapar a Jiggypluff y Snorlax. Pikachu y Psyduck.

Después llegó un mensaje de mi mamá: “Por favor, no salgas a cazar pokémones a la calle, no te quiero atropellada”.

En cinco minutos tenía la aplicación bajada, había atrapado a Bulbasaur (en verdad estaba demasiado emocionada como para pensar qué atrapar. Si me dijeran hazlo de nuevo, demás que atrapo a Squirtle) y básicamente no sabía qué más seguir haciendo. La confusión era total.

No me leí ningún tutorial previo a la llegada de la App, no sabía como funcionaban las poképaradas ni los gimnasios. Con suerte sabía tirar pokebolas. Más encima estaba trabajando (no en este, en otro, si otro, la bida adulta bale berga). Tenía que pensar en un plan para ganar experiencia en esta nueva pokevida.

Me excusé para ir al baño y salí al patio de mi segunda oficina en Vitacura. En tres horas de “idas al baño” atrapé a 5 Ekans, 3 Nidorans, 2 Sandshrew, 1 meowth, 1 clefairy y 1 venonat, además de ser nivel 4. La voz ya se había corrido. Más personas como yo estaban recorriendo los jardínes buscando monstruos también. Comparamos niveles. Ya estábamos hablando el mismo lenguaje.

 

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10:10 pm. Cerca del Costanera Center. Ya había leído recomendaciones en los grupos de Pokémon Go de Facebook de que no sacara el celular porque andaban lanzeando. Tomé las primeras precauciones y me afronté a encontrar mi primera parada, porque a pesar de que por esa zona está lleno de gimnasios no podía acceder a ninguno. Me faltaba experiencia de entrenador.

Cuando encontré la primera pokéstop, no sabía que hacer. Decidí hacer contacto con un chico que estaba jugando, igual que yo.

“Oye, ¿cómo cresta funcionan las paradas?”.

 

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Se rio y me explicó. También me contó que desde las seis que estaba en la calle. Que salió desde Manquehue, bajó hasta Providencia y ahora iba a su casa. Que no había tenido mucha suerte encontrando pokémones, pero que había hablado con mucha gente.

Nos acompañamos hasta Tobalaba y de ahí cada uno siguió su camino. En el camino a casa encontré 10 poképaradas, me encontré de frente con los Carabineros (porque se me ocurrió atrapar un Zubat al medio de la calle) y jugué mi primera pelea en un gimnasio (estaba en el nivel 5, team valor a la luz) y perdí. Pero no importa. La pasé la raja sacrificando a mi clefairy (que aún no se recupera, pobre).

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En 1 día pasé en la calle, caminando por las calles de Santiago sin darme cuenta que lo estaba haciendo. Había mucha gente haciendo lo mismo que yo, riéndose y atrapando pokémones. Puedes recorrer aunque sea una cuadra y te puedes encontrar hasta 5 pokémones y un número parecido de poképaradas. Todos los estados de viejas amargás por Facebook que nos decían que ya no podíamos estar más tecnologizados valen callampa, pues aunque no separemos nuestras cabezas del celular, se nos olvidó que el aire de Santiago es caca en suspensión, el Mapocho es más feo que la mierda y estamos más expuestos a la delincuencia que antes. Porque es niñez, es nostalgia en un celular. Es compartir con gente que no conoces y con otras que si. Entretenidos como nunca.

Ahora, sobre la app.

Lo bueno:

Hay gente que se ha quejado por redes sociales que les corre mal. A mi me corrió excelente desde el primer momento. Como está conectado a GPS, el display del mapa es simple y eficaz. El celular vibra cada vez que aparece un pokémon y no se chupa la batería tan rápido (tengo un 5s).

La gráfica es cute. No es la última chupá del mate, pero los pokémones se bien cuando los intentas atrapar y aún mejor en el pokédex (a veces veo perros en la calle y pienso que podrían ser pokémones, eso sería la zorra)*.

*No soy experta en tech ni gamer. Linchenme si quieren.

Lo malo:

Los tiempos del día no se actualizan automáticamente. Tienes que cerrar la App para pasar del día a la noche, como me pasó a mi. Esa era la única forma de seguir encontrando pokémones.

No sé si será mi teléfono, pero a veces la conexión se va. Pareciera ser un defecto de todos los celulares, porque a unas chicas que me preguntaron si estaba jugando no les conectaba. Hay que ser pacientes.

Pokémon Go for dummies:

No jueguen al medio de la calle. No es seguro. He visto a varios en la misma situación en la que me encontré ayer.

No estén pegados todo el rato. Hay gente que no juega y que está caminando muy tranquilamente hasta que chocan con ellos. Y te putean. Te mereces esa puteada, por tonto.

Feliz casería, entrenadores.