Waz up my nigga (o la eterna causa de mi eterna fomedad: el negro)

El negro, es mi fiel compañero, mi partner. Puedo tener un bautizo, funeral, matrimonio, fiesta, cumpleaños, y ahí siempre digno, el negro. Otoño, invierno, primavera, verano y siempre muy campante, con el negro. No necesitamos nada mas para ser felices, el me acompaña siempre sin decir ninguna palabra, ninguna mala cara. Me enamoré de el cuando entré a la U, no se porque coincidió con la época que empecé a engordar, pero créanme que es amor verdadero, me proyecto con el, como con nada nunca, nos veo en el asilo mirando por la ventana y esas cosas de abuelités.

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Ojala me refiriera a algún negro de dos metros que me haya rescatado (con sus musculosos brazos) de algún atropello en algún lugar putifrunci del mundo. Pero no, me refiero a eso que abunda en mi closet: el vestidito, las mil poleras , los shorts, los jeans, la falda, las zapatillas, los zapatitos, las chalas, la pulserita y hasta las trabitas, todo, pero absolutamente todo lo que se refiera a vestuario y accesorios, TIENE (por no decir must) que ser negro, en un puro y liso negro, sin texturas, sin estampados, sin brillitos, sin nada, solo negro.

No piensen que soy gótica (aunque me guste mucho el encaje – y se que no debí haber confesado esto-) pero en verdad no he encontrado algo tan cómplice de mi cuerpo. Hay días que me levanto optimista, pensando que al abrir mi closet me voy a poder poner esa puta polera amarilla que amo y Pampita podría llegar a envidiarme. Pero no, me la pongo y me convierto automáticamente en un paté. Un poco arrepentida (y deprimida) por mi audaz hazaña, vuelvo al negro incondicional y soy feliz nuevamente. Cuando soy más osada, me decido por ponerle mas colores y mas chachara a la cosa, para no ser tan fome digo yo.

¿De donde sale esta admiración por este acromático? (dato amigui * ni el negro ni el blanco son colores)
Nos hace ver mas flacas, así de simple, ninguna ciencia, nada que no supieran. O por último, si algunos no concuerdan con esto, si pueden estar de acuerdo con que es elegante. A mi defensa, creo que: si se pueden usar colores específicos en piezas o ambientes para crear ciertas sensaciones, como por ejemplo hacer ver piezas chicas más grandes, o altas, ¿porque los colores de la ropa no podrían ayudarnos con nuestro cuerpo? DANGER: hay que tener cuidado con el tipo de prenda, tela, cortes y distintas variables. Ya que no podríamos decir que una monjita sea precisamente una Twiggy o el sex symbol de la laif.

En todo caso, yo creo que no mucha gente ha pensado lo difícil que es combinar negro con negro, o ni siquiera se fijan en esas tarjetas o folletos de las empresas que gastan tanta plata en imprimir un negro sobre negro. Pero cuando se llega a esta composición, yo creo que ni todo el fluor y blanco y glitter del mundo le gana. Porque requiere de un ojo refinado, y de un gusto muy distinguido. Podrían incluso intentarlo y van a ver que es casi imposible, yo no soy buena en eso, mis ojos son tan camboyeinors como mis gustos, pero lo he visto en un par de ocasiones y se ve realmente admirable.

Creo que muchas van a estar de acuerdo: siempre se vuelve a la infalible polera negra, y sí, como en todo, podemos tener uno que otro desliz: rojo, blanco, y el color que sea (nunca burdeo). Pero siempre se vuelve al gran amorsh.

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  1. Javiera , soy Sara, diseñadora de vestuario. Leí tus artículos anteriores, pero con este me sentí especialmente identificada. Por mi experiencia en el trabajo y en mi vida personal puedo decir que el negro siempre es la opción…

    te felicito!

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