En algún lugar del estado de Virginia, en Estados Unidos, sobre los terrenos de una granja privada se desmoronan entre la maleza cerca de 40 bustos presidenciales abandonados. Los 43 que han tomado el mando de aquel país.
Las esculturas, pese a que son huecas, cuentan con un peso estimado de 18 toneladas cada una, más una altura de entre 4 y 6 metros y fueron originalmente encargadas a David Adickes para adornar el “Presidents Park”, un museo al aire libre con estatuas presidenciales y placas informativas, que se ubicó en Williamsburg, Virginia, desde el año 2004 hasta el 2010, cuando cerró por falta de visitantes.
Eventualmente el cierre de aquel recinto obligó a trasladar a estos bustos a otro lugar y la granja donde se encuentran actualmente luce como un cementerio muy tétrico.
El fotógrafo Patrick Joust realizó un viaje a este “cementerio presidencial” y capturó varias imágenes de estas esculturas en su nuevo habitat, aunque se encontró con piezas deterioradas y llenas de grietas.
Esta escena post-apocalíptica actúa como una reminiscencia de los momentos finales del Planeta de los Simios, o una versión moderna y muy gringa de los moais de Isla de Pascua.
Algunos de los presidentes que fueron retratados en esta serie de esculturas tuvieron mas suerte. Por ejemplo, el busto de Abraham Lincoln descansa frente a el Lincoln RV Park en Williston, Dakota del Norte, y el de Theodore Roosevelt adorna las afueras del Roosevelt Inn en Watford.
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