No spoilers hasta nuevo aviso.

Ya lo hemos dicho antes. 13 Reasons Why es una de las mejores series adolescentes en la historia, o al menos la primera temporada lo fue. Porque sí, convengamos que después de eso la arruinaron un poco, o harto.

Muchos críticos y fanáticos sostuvieron que debió terminar en la segunda tanda, o sea, con el juicio de la muerte de Hannah.

Incluso, hay quienes afirman que cerrar en la primera hubiese sido lo ideal. Algunxs dieron la serie por muerta a mitad de camino.

Yo me inclino por la opción de que el juicio no necesitaba una temporada entera, y eso fue lo que terminó por agotar un tema que con la primera temporada ya habíamos quedado bien mareadxs. Lo anterior, condicionó que todo lo que viniera a continuación fuera, por así decirlo, demasiado dramático y tóxico.

Porque haber seguido con más tragedias adolescentes, además de no haber sido muy buena idea en términos narrativos, entorpeció el mensaje inicial de la serie que tenía que ver con el acoso escolar, sexual y el suicidio. Esto por haber continuado abarcando el drama adolescente desde la muerte, el bullying y las desapariciones, pero a esas alturas ya todo había perdido madurez.

Sin embargo, en esta temporada, se reivindicaron a tal nivel, que incluso todo (o casi todo) lo anterior parece haber valido la pena. Esta vez, los creadores de la serie optaron por abandonar esa linea de drama excesivo, de seguir redundando en las violaciones, en los conflictos de amor, en las muertes por accidentes. Pasamos de un drama adolescente (mega dramático) a un drama psicológico (muy psicológico), con más suspenso que llanto.

Se atrevieron a abandonar esa “responsabilidad social” excesiva que terminó convirtiendo una serie woke, en algo muy tóxico.

 

Claro que el drama psicológico no está al nivel de El Club de la Pelea ni La Isla Siniestra; no es lo más impredecible del mundo. Pero recordemos que es una serie adolescente al fin y al cabo. Adicionalmente, usa muchos recursos que nos hacen sentir como si estuviéramos permanentemente en el clímax de la historia. Es un poco la forma fácil, pero funciona y es adictiva.

En la primera temporada fue un suicidio.

En la segunda, un juicio por violación.

En la tercera, la muerte de Bryce.

Todas las temporadas estuvieron obsesionadas con un tema puntual, que se saturaba con más dramas secundarios. Ahora no fue así. La decisión de no poseer un conflicto central en la historia también fue conveniente para que la temporada fuera mucho más agradable y poco nos recordara a lo agotados que nos tuvo en algún momento.

Ese cambio de aire fue lo único que podía salvar la temporada.

Esta vez, se habló de la invasión a la privacidad en los colegios, del exceso de fuerza policial, de psicología, de ansiedad y autosabotaje, y de algunos temas más secundarios y sin mayor intensidad, como evadir la realidad o el descubrimiento de la identidad sexual.

Pero todos esos eran dramas que quedaban en segundo plano, con una atmósfera más bien de suspenso que hizo que cada capítulo funcionara más por sí mismo, que en secuencia.

Los guionistas se dieron cuenta de que la única forma de que esta temporada valiera la pena, era cambiando completamente la serie, mencionando a Hannah apenas un par de veces, y sí, incluso podríamos decir que el género mutó.

Sólo de esta forma pudieron lograr algo que pocos creíamos posible: reivindicaron 13 Reasons Why.

Y valió la pena.

Final: Análisis y explicaicón

Ya. Ahora sí vamos con la reseña de la temporada final, incluyendo el final.

Alerta obvia de spoilers.

Como mencionaba, esta vez la serie de Hannah Backer optó por inclinarse más hacia el drama psicológico y el suspenso, centrándose en Clay, un personaje que se superó en ser insoportable.

Sólo que ahora, los guionistas se hicieron cargo de los problemas posesivos y hasta misógenos del protagonista, aparentemente tuvieron la intención inicial de ponerlo como una suerte de héroe pero provocaron todo lo contrario.

Ahora se hacen cargo.

Vemos a un Clay enfrentando esos problemas y cayendo en el desequilibrio mental. Experimenta disociación y ansiedad, y en ese sentido, la serie cumple un rol educativo: nos muestra un poco cómo funcionan esas patologías, y cómo, aún en terapia, pueden empeorar: nos dice que es necesario que las cosas empeoren para que mejoren.

Otra joya de esta temporada es la actuación del psiquiatra, a cargo de Gary Sinise (teniente Dan de Forrest Gump).

Esta vez, el recurso de narración funciona con las historias que Clay le cuenta durante las sesiones, en las cuales podemos aprender un poco de psicología, o al menos sobre cómo funcionan los tratamientos de este tipo. Da resultado eso de que el terapeuta logre hacer reflexionar, a veces de forma perturbadora, a los espectadores por medio de preguntas agudas y psicoanalíticas.

13 Reasons Why: Todas las imágenes de la temporada final [fotos ...

¿Qué estuvo de más? El exagerado accidente automovilístico de Clay y Zach, del que ambos salieron como si nada y que por alguna razón prácticamente no fue tema de conversación; ni contribuyó nada a la historia. O sea, el encargado de los efectos especiales no entendió que tenía que ser un accidente menor; o los guionistas se fumaron uno no muy bueno. Pero ok.

Respecto al desgarrador final, era más bien obvio. Después de tantas muertes, la única forma de que la serie tuviese un final intenso, a la altura de la intensidad que ya había experimentado, era matando a alguien más: alguien que nos conmoviera. Ninguna otra cosa hubiese sido, por así decirlo, épico. O al menos casi épico.

Y lamentablemente, esta entrega se encargó de que nos encariñemos de Justin Foley más que nunca. Lo más inteligente fue que muriera de la forma en que murió. No tuvo un final dramático por un accidente automovilístico, ni fue asesinado, ni se suicidó. Ya no más ruido; no más de eso. Justin murió del sida que contrajo en sus prácticas de prostitución sexual en la calle, cuando tuvo una recaída en una de las temporadas pasadas.

No tuvieron que inventar algo nuevo. Los guionistas aprovecharon ese episodio para darle una muerte silenciosa, y al mismo hablar de un tema que no se había tocado: el VIH (que hey, nunca está de más). Y ah, sí, hacernos llorar mal.

Justin es la víctima del final de "13 Reasons Why" (Foto: Netflix)

Sobre Winston, el estudiante que tuvo una aventura amorosa con Monty y que podía probar que no estuvo con Bryce la noche en la que murió, también fue redondo. Desde un inicio no supimos si se involucró con Alex por interés para sacarle pistas o porque realmente se enamoró. Después de estar toda la temporada acechando y amenazando con encontrar la verdad, el mismo Alex se la confiesa sin preámbulos. Sólo así descubrimos que estuvo auténticamente enamorado de él también, ya que gracias a eso no delatará a nadie y deja ir a Monty.

Los nuevos personajes que verás en la temporada 4 de 13 Reasons Why

Todo se redujo a que aquellos cercanos de Monty que buscaban al verdadero responsable de la muerte de Bryce, terminaron, sin querer, enamorándose de ellos. Winston de Alex y Diego de Jessica. Quizá la hermana de Monty de Tyler.

Finalmente, resultó hasta casi poético enterarnos de que la policía de alguna forma supo todo. El papá de Alex había encubierto a su hijo todo ese tiempo y, una vez que Sheriff Diaz -después de sospechar toda la temporada- lo descubre, sólo le dice que él también es padre antes que policía.

Sin más explicaciones, le dice que dejará el caso de Bryce cerrado.

El secreto está a salvo, sin ser un secreto para nadie.

Un giro y final perfecto.