Piñera, Trump y una jugada de improvisación maestra fueron algunas joyas que dejó su paso por Viña.

Cabeza de pichí

“Me gusta meterme a Instagram porque puedo insultar a los famosos. ¿Hagamos eso?, pero con famosos, famosos. Yo insulto a los famosos. Al Dalai Lama, a Donald Trump, Vladimir Putin, le digo hijo de putin”, partió diciendo. En estricto rigor y para hacer más justo el asunto primero dio su propia cuenta de Instagram y se hizo de ciento cincuenta mil nuevos seguidores. Aparte bromeó con que Facebook estaba lleno de puros viejos y que ahí estaba El Temucano, folclorista denunciado por abuso sexual y tener una secta.

Luego apuntó y disparó: “Al que me gusta insultar es a Donald Trump, yo le pongo cara de raja bad president, Donald Trump racist, racista, discriminieyer, discriminador, Donald Trump orange, por su pelo naranjo. Amigos, prepárense un poco antes de venir a estos espectáculos o si no, no vamos a tener tema. ¡Tiene el pelo naranjo!”.

·Yo le pongo ‘Donald Trump cabeza de pichí’, cara de raja. Cabeza de pichí, cabeza de pichí, cabeza de pichí, todos los días. ‘Hello, cabeza de pichí’. ‘Donald Trump gus morning, cabeza de pichí, cabeza de pichí’. Un día me respondió… nunca pensé. Como todos los días escribí ‘hello cabeza de pichí’ y de vuelta veo ‘so what?” remató.

Como resultado las cuentas de Trump amanecieron llenas con el mensaje “cabeza de pichí” y sus derivados.


¿Piñera yeta?

“¿Por qué habré tenido tan mal año?”, se preguntó Avello mientras contaba sobre los dos portonazos que sufrió, lo que a todo esto debe ser una especie de récord considerando los tiempos entre uno y otro.

Mientras reflexionaba en torno a esto en la pantalla tipo celular de atrás suyo se veía una foto del pececillo con el presidente Piñera, apelando al chiste/realidad de que el primer mandatario es yeta.

Avello


¡Podrían poner las pantallas, por favor!

Esto es político pero en una concepción más amplia, en el sentido de escuchar el clamor popular y de salir de una situación complicada, jugando como un hábil político.

Es que una de las críticas que se hicieron sentir desde la galería de la Quinta Vergara es que algún genio se le ocurrió no usar las pantallas gigantes del escenario, para dar “una sensación más orgánica o alguna estupidez así”, olvidando el detalle que desde la galería no se ve una puta huevada  no se alcanza a ver bien lo que sucede en el escenario.

Acá Avello demostró una clase de manejo de multitudes que solo la vasta experiencia permiten tener ante una situación que se pudo complicar si no fuera por su atinada improvisación.

Puedes revisar su rutina completa acá y ver su conferencia de prensa abajo.

Foto portada Mario Dávila/ Agencia Uno.