La forma en la que se articula el lenguaje no es más que un reflejo de la sintaxis lógica en la que se articula el mundo, afirmaba el filósofo Ludwig Wittgenstein en uno de sus escritos más famoso y tempranos de su carrera. Esta correspondencia isomórfica entre el lenguaje y la realidad hoy en día adquiere especial importancia en un mundo que tiende a hablar un lenguaje e idioma cada vez más homogéneo, el de las imágenes.
Memes y emojis han configurado un nuevo idioma, que va mucho más allá de lo que lenguajes ampliamente difundidos, como el inglés, pudiesen llegar conseguir pues con pocos recursos otorgan contexto, semántica e incluso van más allá logrando configurar nuestros pensamientos.
De lo que no se puede hablar, se debe guardar silencio
– El silencio de Wittgenstein
Es así cómo una inocente jugada de marketing como la de Durex se vuelve relevante. El 84% de los jóvenes se sienten más cómodos usando emojis para hablar de sexo, aunque cuando les haces preguntas más quisquillosas te topas con que a un tercio de la muestra de gente el sexo seguro no forma parte de sus prioridades, algo particularmente alarmante cuando revisas sólo las estadísticas del SIDA en nuestro país.
Si nuestra realidad se configura gracias al lenguaje, puede que un emoji de preservativos logre al fin lo que millones de dólares en campañas no han conseguido en los adolescentes, tal como lo han logrado emojis con parejas del mismo sexo, con distintas razas y mostrando nuevas y enriquecidas emociones faciales.
Hasta ahora, DUREX ya realizó la petición formal a UNICODE, la asociación responsable de los EMOJIS y estamos seguros de que serán escuchados, pues hasta ahora han accedido paulatinamente a todas las peticiones que hacen de su lenguaje algo más inclusivo. Algo genial porque en términos prácticos se han convertido en una institución tanto o más importante que la RAE o la Oxford University Press.
Este es el video con el que Durex está levantando la campaña en caso de que quieras verlo.
https://www.youtube.com/watch?v=wYurRfYnex8