Cevlade es uno de los raperos chilenos más influyentes del momento. Escribe, canta, rima, toca el teclado, la guitarra y produce su música. Se inspira a diario con el intenso trabajo que implica llevar una carrera en el rap. Hace cuatro años dejó de hacer clases como profesor de literatura para dedicarse por completo a su carrera musical. A sus 33 años pareciera que ha experimentado ya unas cuantas vidas. A simple vista, se podría decir que se trata de un artista melancólico, depresivo y suicida, pero su poder a la hora de rapear y al subirse al escenario demuestra que hay algo más tras la imagen de aquel “escritor maldito”.
Cevlade tiene ideas y una privilegiada mente creadora e imparable. Esto es precisamente por lo que destaca de la amplia gama de MC’s chilenos y latinoamericanos que copan las fechas en teatros, bares, clubes y antros que apoyan el rap.
Cevlade tiene ideas y una privilegiada mente creadora e imparable. Es precisamente por lo que destaca de la amplia gama de MC’s chilenos y latinoamericanos.
15 discos editados de forma independiente (sin contar las colaboraciones), más de 153 mil seguidores en Facebook, 10 mil en Twitter y cientos de tocatas a lo largo de Chile y otros países latinoamericanos lo avalan. México es uno de sus destinos favoritos y más frecuentes.
Al conversar y conocer el trabajo de Cevlade, inevitablemente -con cuidado, percepción y conciencia- podrán también descubrir a Wladimir, el hombre sensible pero punzante detrás del rapero que cita Rimbaud y/o Borges. Sin duda, estamos frente a un artista que logra desdoblarse viviendo en el anonimato gracias a la vida de incógnito que le permite su nombre de cuna, aunque en tan solo unos segundos, con o sin provocación, puede convertirse en aquel Demonio Maravilla al que cientos siguen, al que también muchos odian y que tan paradójicamente, conforme pasa el tiempo, ayudan a sumar visitas en su canal de Youtube.
Porque sus principios no son show, es que conversé con este artista que vale la pena conocer y oír.
-“La Casa de Astare” es una clara evolución de tu trabajo. ¿Qué significa para ti este disco?
Este es un disco que me costó bastante hacerlo. Es primera vez que saco algo casi íntegramente junto a una banda. Se divide principalmente en dos aspectos. Lo musical y lo técnico. Tuve que hacer unos cursos de sonido para hacer yo mismo todo. Lo de la banda se fue dando solo, era el paso lógico a seguir. La idea era que interpretaran de alguna manera los samples que yo venía haciendo. Las letras fueron difíciles, porque empecé a hacer canciones y en el camino la vida se me fue un poco a la chucha. Tuve muchos problemas personales que tiñeron las letras con esa energía. Justo en ese momento tuve que ir a vivir con mi abuela a una media agua que tiene atrás de su casa, la misma donde vivían mis padres cuando yo era niño. Tuve que organizar ese espacio que ahora era una especie de bodega, estaba lleno de cajas, polvo y telas de araña. Así, de a poco, se fue formando el concepto del hombre que vive solo, aislado en un lugar que no es muy acogedor. Ahí me acordé del cuento de Borges, donde el personaje es un minotauro que baila, sensible con muchas cosas que decir pero que está oculto y ensimismado. Sentí que debía plasmar todo esto.
¿Cómo se gestó tu colaboración con Leo Quinteros en el single “La Casa de Astaire”?
Un amigo nos presentó en un carrete pero no hablamos mucho porque ambos somos un poco tímidos. Hubo buena onda. Tras ese encuentro comencé a escuchar más su música y me gustó. Me sorprendí con su trabajo y mi amigo me sugirió que hiciéramos un tema. Armé la idea en mi cabeza y un día de la nada este amigo nos escribió a ambos en Twitter preguntando cuándo sacábamos una canción y Leo contestó. Así que nos juntamos. Ambos pensamos en la idea y trabajamos en ella. Fui a su casa e hicimos la maqueta. Recuerdo que un día estábamos en su casa grabando. Leo cantaba el estribillo. En ese momento algo me pasó como que me emocioné, entonces me preguntó qué me pasaba. Yo estaba pasando un mal momento y la canción me llegó mucho.
En Chile no muchos raperos se han animado a experimentar con el Jazz, ¿por qué decidiste hacerlo en este disco?
Yo nunca quise que sonara a jazz netamente, mi idea era que los samples se hicieran más auténticos y con la banda se podía hacer. Por circunstancias de la vida llegué a una muestra de un colectivo artístico, en ese lugar había música en vivo y me invitaron, así conocí a los músicos. Ahí hablamos con el batero y quedamos en hacer algo más. Pronto venía el lanzamiento de “Rekiem for a drink” donde tocamos y ya nos hicimos amigos. Estoy feliz porque he conocido grandes músicos de los cuales he aprendido mucho. Una de las cosas que me marcaron fue darme cuenta que tenía ciertos prejuicios, por ejemplo, el Jazz me parecía muy elitista pero descubrí que no es así, sino que hay ciertas personas que escuchan jazz las que lo son. Lo que vale es la música.
Investigando sobre tu trabajo noté que los poetas malditos están bien presentes. ¿Cómo han influido en tus letras?
En 2005 hice un disco que se llama “Escritor maldito”, en ese momento no estaba internalizado con el concepto, fue ese el nombre porque estaba en medio del conflicto de querer dedicarme a la música pero también tenía que trabajar para pagar la vida. Sentía que esto era una maldición. Luego conocí las historias y escritos de estos poetas y de algún modo me identifiqué. Sentía que lo que ellos escribían tenía que ver con lo que yo estaba viviendo pero con 200 años de diferencia. Los fantasmas, las pesadillas, el alcohol, la noche, etc.
Sin embargo, en tu último disco reniegas un poco de esto específicamente en la canción “Lo Siento”…
Creo que se puso un poco de moda, parecen creer que para ser poeta tienen que ser alcohólicos o decir que lo son, o escribir de la muerte, la religión, la bohemia… Está vilipendiado esto, conozco varios que se llenan la boca y al final es pura pose. Fingen para entrar en una onda, ellos no merecen respeto. Engañan a la gente.
¿Tu favorito de los malditos? En general no es necesario que hables de los poetas.
Creo que Huidobro. Altazor fue uno de los libros que me impulsó a entrar en la poesía.
Además de tus letras ¿Escribes en otros géneros? ¿Tienes algún proyecto literario?
Sí, escribo. Hice un libro lo iba a publicar pero me di cuenta que para eso había que tener plata para autopublicarse o conocer alguien en alguna editorial –que no es mi caso- o también recurrir a ciertas plataformas que te publican online pero los costos son altísimos. Además se lo mostré a alguien de quien me interesaba su opinión y me dijo que estaba ahí no más así que finalmente lo dejé.
Tu público es muy joven y eres profesor ¿cómo vives esa responsabilidad de la influencia que tienes sobre las nuevas generaciones?
Hace 4 años que no ejerzo como profesor. Ser artista es una pega y profe es otra. Aunque yo diga en una canción algo sobre la muerte o el asesinato, mi compromiso es primero con la música y luego viene lo demás. Un apoderado una vez se quejó por “Panacea”, habló con el director del colegio, decía que podía influenciar negativamente en su hijo. Pero al final no podía reclamar porque él mismo asumió que yo era buen profe así que quedó en nada. Creo que la gente no está preparada para hacer la diferencia. Imagínate si Tom York o la Beth Gibbsons fueran en la vida todo lo que cantan, deberían haberse suicidado hace rato. Entonces, hay que entender que hay cosas que son creaciones desde la inspiración y no necesariamente la vida de quien lo escribe o canta. Hay ficción e inspiración. Hay que hacer la distinción. Yo ni siquiera uso mi nombre, creé un personaje.
El rap en Chile tuvo una época súper potente en los 90 e inicios del 2000 pero se apagó de alguna forma. Sin embargo, ahora está sonando más fuerte. ¿A qué crees que se debe?
Cuando pasó eso que dices, recuerdo que en un momento nos preguntábamos con un amigo, Omega, si seguir o no con esto. Un día estábamos en un evento y pensábamos tirar la esponja. Pero el Omega me dijo que debíamos seguir y hacerla. Ahora lo veo con lo de Sur es Hardcore y digo “el hueón la hizo, que bacán. Súper perseverante”. El resurgimiento del rap en Chile se debe a la perseverancia. Los sueños se pueden cumplir dependiendo de cuando trabajes por ello. Lo veo en el Jonas Sanche, el Chiste MC y otros. Detrás de la imagen hay implícito un mensaje de tenacidad, por eso a los niños y jóvenes que ven esto les gusta, se sienten representados, entienden que sí se puede, que los sueños se pueden hacer realidad, se motivan, se dan cuenta que hay que luchar porque lo que quieren.
A pulso
Esta conversación la sostuvimos hace unos meses, por esos días Cevlade se encontraba en plena promoción de “La Casa de Astaire”. Por diversos motivos, tuve que postergar su publicación así que debí actualizarla. A continuación los invito a conocer cuáles son hoy en día los planes futuros de Cevlade. *Estas respuestas fueron escritas por él y enviadas vía mail.
Haz estado viajando a México para presentar tu trabajo, el público allá parece ser bastante leal contigo. Cuéntame un poco de esa relación y me gustaría saber si te animarías a irte de Chile (vivir en otro país) para probar suerte.
Hace varios años existe esta conexión con el público mexicano. He ido varias veces y cada vez siento más cariño de su parte. Todo comenzó en 2006 cuando publicamos allá el “Lalala”. Luego el “Demonio Maravilla” dos años después. Es curioso pero ambos países son muy cercanos, incluso en otros aspectos. La música mexicana, el gusto por la buena comida y el beber. Hay muchas cosas en común, creo que nuestro rap tiene muchos elementos comprensibles y “amistosos” para los mexicanos y ese contacto de años ha favorecido el desarrollo de mi carrera allá. Planeo, ciertamente, seguir visitando ese lindo país las veces que se pueda. Irme de Chile siempre ha sido una opción, pero hay un asunto académico que me queda por resolver aún y luego de eso pensaré con más seriedad esa posibilidad. Por ahora no tengo planes.
Hiciste un disco doble de “Antología”, ¿cómo va eso y de dónde surge la idea de recopilar tu trabajo? ¿Dónde se puede comprar?
Precisamente por el contacto con México y la gira que hicimos allá en noviembre. Verás, Dj Matz me sugirió esa idea que justamente rondaba en mi cabeza y cuando él lo hizo, al fin pude verla materializada. El impulso fue el hecho de que por razones evidentes, para el público mexicano es más difícil adquirir mi material más antiguo y porque de seguro hay mucha música más antigua que no conocían. Entonces la idea del compilado era recoger parte de lo más conocido de mi material desde 2003 a la fecha para armar el volumen I. El volumen II nace del gusto, fascinación y curiosidad que me han generado siempre los inéditos, maquetas o temas a medio hacer o que no fueron incluidos en un disco. Específicamente, en lo referido a Michael Jackson -menciono que soy fan desde muy niño- por lo que además de lo agradable que es escuchar estas versiones, uno puede intuir, como músico, el proceso creativo y detectar las distintas transformaciones que tiene un tema desde su génesis hasta su versión final. Por eso es que el volumen II incluye material de ese tipo. Creo que a alguien que le guste mi obra le va a parecer muy interesante. Al menos así me lo ha hecho saber la gente. Claramente, este proyecto es para seguidores más insertos en mi música. Por eso no hicimos muchas copias y trabajamos en un formato muy bonito para presentarlo. Queremos que sea un objeto de colección. El disco está disponible en la Tienda KHH (Eurocentro, 3 piso).
¿Planes a futuro?
Por ahora terminar de producir el primer disco de mi hermano Dj Matz y potenciar más el nombre de Nawal Rage como una especie de distribuidora de música en plataformas digitales. También estoy muy de cabeza componiendo canciones más “pop” o más R&B para otros artistas, estudiando algo de música y terminar lo que te había comentado hace un rato en “lo académico”. Más a largo plazo hay una idea que estoy trabajando recién. Reuniendo material, ordenando lo que he escrito desde “La casa” hasta ahora y escogiendo/haciendo beats para ello. Aún no tengo muy claro cómo voy a canalizar todas esas ideas ni ensamblar cada engranaje en forma milimétrica, pero no hay prisa.