Sugar Daddy Chile es el lugar para conseguir un papi dulce. Entramos solo para saber si era real y sí, es muy real.
Ilustración de portada: Felipe Robles
Ya hemos tratado el tema antes, pero nos sigue dando vueltas. ¿Es prostitución? ¿es una forma de neo-amor? Nuestra curiosidad radicó en cómo es el proceso de conocer a un posible padre azucarado. Ésta es la historia de cómo intenté ser una sugar baby en el portal Sugar Daddy Chile.
Me topé con el término, en primera instancia, por la serie “Here Comes Honey Boo Boo”, donde se referían a su padrastro como Sugar Bear. No era lo mismo, pero luego comprendí que el “dulce” se refiere a lo que antes se asociaba a la sal: recursos, dinero, acceso a lujos. La platita es dulce, supongo. Luego, escudriñando en grupos de Facebook, di con el concepto Sugar Daddy y, no solo eso, con un link para ingresar a un portal chileno que proveía el servicio.
El primer paso, como en cada red de contactos, es crear una cuenta. Antes de todo, está el filtro económico, en el que te ofrecen mayores posibilidades de conocer a un “padre generoso” si pagas una membresía que va entre los 3.699 a los 55.788 pesos durante un año. Vamos a ver qué puedo conseguir sin pagar, sin fotos y con bastante tiempo en línea.
Solo tengo una silueta predeterminada como foto de perfil. De acuerdo a mi imaginación, me perfilé como una estudiante universitaria de 21 años. “Una mujer que busca conocer y aprender de alguien que sepa más, soy muy sociable y puedo ir a cualquier parte sin problemas :) No tengo experiencia como sugar baby, pero dispuesta a aprender”, tecleé sin pensarlo mucho. Al parecer fue un buen anzuelo.
En menos de diez minutos, ya tenía solicitudes, “me gusta” y más de algún usuario se aventuró a iniciar el diálogo, aún cuando no tenía muy claro cómo actuar para sonar natural. A continuación, algunas de las intervenciones de los posibles pretendientes/proveedores:
“Espero que te encuentres muy bien. Me interesó tu perfil, sobre todo eso de que puedes ir a cualquier parte…Escríbeme por aquí, no debieras tener problemas porque tengo membresía. Conozcámonos un poco, tampoco tengo mucha experiencia en esto, así que podría ser interesante y entretenido”.
“Un gusto… Hablamos acá o por whatsapp?..O cuéntame de ti y que buscas…”
“¿Tienes alguna fantasía? ¡Vamos a explorarla!”.
Al avivar el fuego en la conversación, son diversos los potenciales sugar daddys que quieren contactarse a través de WhatsApp, solicitan una foto y quieren concretar un encuentro. En este punto, cabe detenernos en las descripciones de los candidatos a “endulzar” a una chica. Entre los miles de usuarios sin más de dos palabras en sus biografías, destacamos a aquellos que hicieron un esfuerzo mayor:
“Tengo 25, ninguna novia hace años, solo quiero disfrutar de un buen sexo, mas compañia ocasional para comer o tomarse algo o bailar”.
“Busco una Sugar Baby atractiva, divertida, cariñosa y con presencia y conversacion para poder pasar buenos momentos juntos y disfutar de su compañia de en una, a veces dos, como máximo, salidas semanales. He tenido anteriores relaciones de este tipo en otros países y guardo un gran recuerdo, fueron magnificas si la química funciona y el acuerdo también. El mejor TRATO es aquel en el que las DOS PARTES GANAN Y SALEN BENEFICIADAS”.
“Busco folla amiga para tener relación de largo plazo a cambio apoyo económico razonable – 40mil por encuentro, 1 o 2 encuentros x semana -pongo depto, copete, weed, etc y si hay onda, salidas a carretear”.
Ante la posibilidad de que un hombre que por edad pudiese ser mi padre, la primera sensación que percibo es miedo, luego admiración hacia quienes hacen oídos sordos (y ojos ciegos, en ocasiones) para cumplir con sus objetivos. Me imagino a las que lo hacen por pagarse los estudios. Sin embargo, pese a la posibilidad cierta de concretar citas con estos personajes, prefiero mantenerme al margen, al menos, hasta que la necesidad tenga verdadera cara de hereje.