Considerando los niveles de pobreza, drogadicción, alcoholismo, abuso sexual y depresión, no es difícil creer que la participación de los jóvenes rusos en la pornografía no es 100% consentida (o consciente).
Una cama de una plaza, un cubrecama feo y gastado, una decoración deprimente y dos jóvenes con cara de despersonalización sentados al lado del otro. Ese es el primer plano de todo video de porno ruso adolescente. La miseria del escenario, la producción y los actores se hace evidente a los primeros 2 segundos.
Algo está muy mal con este tipo de pornografía. La cara de las mujeres de no querer estar ahí, los gemidos inexistentes y las miradas incómodas a la cámara (o peor aún, miradas perdidas a la pared o a “alguien” detrás de la cámara) me hicieron sospechar de la legitimidad detrás de estos videos.
¿Esas niñas quieren? ¿Hay drogas de por medio? ¿Quiénes están detrás de esto?
Siempre he estado obsesionada con Rusia. Desde la época de los zares hasta el declive cultural del neoliberalismo actual, Rusia me parece uno de los lugares más intrigantes del mundo, sobre todo porque esta gran nación tiene un historial cuestionable en temas terribles: es el país de Europa con mayor tasa de homicidios y el segundo país del mundo con más suicidios, siendo los adolescentes el grupo más afectado (sólo en 2009 se quitaron la vida 1.379 chicos y 369 chicas de entre 15 y 19 años).
Estudios indican que el nivel de depresión, ansiedad y agresión es hasta cuatro veces mayor entre los adolescentes rusos en comparación con otros países europeos, y cerca del 45% de las mujeres y el 27% de los hombres jóvenes en Rusia han pensado en el suicidio. La mayoría de los suicidios adolescentes están vinculados con problemas de alcoholismo de los padres, abuso sexual o conflictos familiares (Unicef, 2011). Con estos datos nos queda clarísimo que ser joven en Rusia no es nada fácil.
Las enfermedades de transmisión sexual son un tema serio en el país, llegando al punto de que el VIH es considerado una epidemia, uniéndose con otro importante problema de Rusia: la drogadicción. Casi el 60% de los seropositivos son personas que usan drogas inyectables, en particular la heroína, que tiene más de dos millones de adictos (Fuente: UNGASS 2016).
El gobierno no quiere tomar medidas efectivas y se niega a enseñar sobre educación sexual. Según la presidenta del comité de salud del Ayuntamiento de Moscú, Lyudmila Stebenkova,“en lugar de distribuir preservativos deberíamos promover la fidelidad sexual y los valores de la familia, algo que es mucho más efectivo”… Al día, entre 90 y 100 mujeres se infectan de VIH en Rusia.
Y como si no bastase con esos problemas, la violencia doméstica hacia la mujer es legal, ya que el Parlamento ruso aprobó este año una propuesta para que la violencia de género deje de ser un delito y se considere sólo como una falta administrativa. Esto es particularmente alarmante si consideramos que en Rusia son maltratadas cerca 36.000 mujeres cada año y sólo en el año 2012 fueron asesinadas entre 12.000 y 15.000 mujeres a manos de sus parejas u otros familiares cercanos, según un estudio del Ministerio del Interior ruso. ¿Leyeron bien? Entre 12 mil y 15 mil mujeres.
Puros antecedentes terribles, ¿pero qué tiene que ver todo esto con el porno?
Si muere una mujer en manos de su pareja o familiares cercanos al menos cada 40 minutos, ¿es extraño creer que más de alguna de esas chicas está siendo obligada o amenazada? ¿Es muy exagerado creer que en un país donde mueren 5 mil personas al mes por culpa de la drogadicción, alguno de los chicos que participa en pornografía no lo hace drogado y/o para poder consumir un poco de heroína, la droga que tiene más de 2 millones de adictos en Rusia? O si sólo en Ucrania más de 10.000 niños y adolescentes están en redes de explotación sexual, ¿qué tan exagerada soy al creer que varias de esas niñas (que de hecho se ven muy chicas) efectivamente sean menores de edad?
Sumemos 2 + 2. No creo ser la única persona que nota las caras de desgano detrás de las mujeres que protagonizan el Russian Teen Porn. Sí, estoy generalizando. No me cabe duda que más de alguna tiene cara de estar pasándolo bien, pero de 10 videos, ocho parecen haber sido grabados con un nivel de consentimiento muy, muy bajo, y un nivel de drogas en la sangre bien alto.
Considerando los niveles de pobreza, drogadicción, alcoholismo, abuso sexual y depresión, no es difícil creer que la participación de los jóvenes rusos en la pornografía no es 100% consentida (o consciente). Es cosa de comparar el porno típico gringo con este: nadie que participe en el porno ruso lo hace con las mismas ganas o ímpetu que las chicas californianas. Sí, también vi el documental Hot Girls Wanted de Netflix, donde se muestra que no es fácil ser joven y pertenecer a la gigante industria de pornografía norteamericana. Pero hay algo en común con todas esas chicas: todas ellas quieren ser parte de eso. Algunas por necesidad económica, otras por gusto, pero ninguna fue obligada a participar. Probablemente el hecho de querer realmente hacerlo hace que las actuaciones de videos gringos difieran tanto de la performance de los jóvenes rusos.
Pero Rusia no es el único país creador de “porno ruso adolescente”. El contenido también proviene de distintos países del ex Bloque Soviético como Ucrania, Moldovia, Bielorrusia, Lituania, entre otros países que además lideran todas las listas de trata de blancas en el mundo.
Cada año, más de 200.000 mujeres ucranianas entran a la industria de la prostitución, gestionada en su mayoría por el crimen organizado. El vínculo de la mafia con la policía local hace especialmente complicado para las víctimas de tráfico escapar de las redes de sus captores. La prostitución infantil es otro tema serio en estos países. Sólo en Ucrania, entre 11.000 y 15.000 niños y adolescentes son explotados sexualmente, según cifras del 2013 de la Unicef. Así que sí, es muy probable que esa “teen” del video efectivamente sea menor de edad.
Recapitulemos: entre 90 y 100 mujeres se infectan al día con VIH y el gobierno se niega a enseñar educación sexual o entregar condones. Más de 10.000 mujeres mueren cada año en manos de sus parejas o familiares (una cada 40 minutos), pero el gobierno ruso aprobó una ley que despenaliza la violencia a la mujer. Cada mes mueren unas 5.000 personas debido al consumo de drogas, pero el gobierno se niega a reconocer el problema. Estamos analizando a un país cuyos jóvenes están totalmente desprotegidos y abandonados por el sistema.
No sé si soy muy sensible o quizás conspirativa, pero cada vez que veo un video de porno ruso adolescente puedo imaginar el “verdadero motivo” que hay detrás de esos jóvenes: necesidad de conseguir drogas, trata de blancas, mafia y crimen organizado, promesas de salir del país. Veo todo menos voluntad. Veo sus caras y sus ojos y me parece que no están ahí, sino que en un lugar muy lejano. Estoy segura de que muchos de ellos están drogados. ¿Cuántas de esas chicas serán menores de edad, en un lugar donde la pornografía infantil es una epidemia? Me imagino un ruso pelado gigante detrás de las cámaras, mirando seriamente a los chicos. No sé qué poder tiene sobre ellos, quizás les da las drogas a las que son adictos. Quizás les paga unas míseras monedas de las que dependen de manera desesperada. Quizás las chicas son parte de una mafia de prostitución o trata de blancas. O quizás están ahí porque de verdad quieren, de verdad les pagan bien… quizás solamente son malos actores.