Siete recomendaciones infalibles para cuando la tripa te pesca del moño y no te quiere soltar.

Primero, la mejor manera de salir de una pálida de ácido es nunca entrar en una, o sea prevenirla. El contexto es super importante al momento de decidir tomar una tripa; si estás deprimido, ansioso o preocupado: no lo hagas.

La experiencia con ácido es intensa y estresante. Es algo que requiere de tus mejores energías mentales. Por lo tanto, si hay algo en tu vida que te está molestando, en ácido puedes empezar a obsesionarte sobre ese tema y vas a sentir tus preocupaciones aún más intensas que cuando estás sobrio. Esto es lo que puede desatar una mala reacción al LSD. Lo mejor es tripearte cuando estás bien mental, emocional y espiritualmente.

Segundo: el contexto social. Elige estar con personas que ya han tomado ácido. Mejor aún si son muy experimentados y han podido salir de un mal viaje. El LSD te puede hacer sentir cohibido y con vergüenza. Estarás en un estado muy vulnerable, entonces es recomendable estar entre gente en que confías.

Tercero, recuerda que se va a acabar. Bajo el efecto del LSD puede generarse una ansiedad intensa si empiezas a caer en la preocupación de que vas a estar así para siempre. No es verdad. El efecto del ácido es el resultado de la molécula que ingeriste, tu cuerpo lo sabe y es capaz de metabolizarla. En algún momento la concentración de LSD en tu cerebro va a bajar y vas a volver a la normalidad. Se puede demorar, eso sí. Y puedes llegar al punto en que decides que ya no quieres estar volado. Pero ya lo tomaste y tienes que vivir con esa decisión y debes tratar de pasarlo lo mejor que puedas. La duración del efecto depende de la persona que lo haya tomado, de su estado físico (por ejemplo que has comido ese día, el nivel de hidratación, cuanto dormiste la noche anterior y otros) y, por supuesto, la calidad del ácido. Estos factores influyen en la duración y la fuerza de la tripa… pero de que en algún momento se va a acabar, eso es 100% seguro.

En cuarto lugar, si te sientes desesperado, existen tres medidas sencillas para volver a centrarte: salir a tomar aire, sentarte y tomar agua. Si haces estas tres cosas, vas a ayudar a tu cuerpo a estabilizarse. No te vas a desmayar, si eso es tu miedo en el momento. En una dosis alta, el LSD puede provocar la desorientación, pero si te sientas en el suelo, te acuestas en el pasto o te apoyas contra un árbol, no te va a pasar nada. Recuerda respirar profunda y lentamente. Esto va a bajar el ritmo de tu corazón y va a llenar tu cuerpo con el oxígeno que necesitas.

Quinto, si tienes ganas de vomitar, vomita. Tu cuerpo sabe cuando ha llegado a su límite. Cuando eso pasa, tu cuerpo va a intentar expeler lo que te está provocando ese efecto. Confía en este proceso…y aquí se aplica el punto número dos, porque no vas a querer vomitar frente a desconocidos, vas a preferir hacerlo con la ayuda y cariño de gente querida que no te va a juzgar.

Sexto, fuma marihuana. Ojo porque a veces esta puede potenciar e intensificar el efecto. Otra veces, sin embargo, te relaja como solo puede relajarte la marihuana. Si fumas un montón, la probabilidad de que te haga peor es menor. Si no estás acostumbrado a fumar, salta este consejo. Sugiero que en general solo empieces a fumar cuando ya pasaste lo más intenso del trip.

Séptimo, ándate a tu casa. Ponte en un lugar propio y seguro. Coloca música que te guste y tírate a la cama. Espera el fin de tu viaje con tranquilidad, siguiendo los mismo pasos que están arriba. A veces estar en una fiesta, rodeado de gente, no es el mejor ambiente.

Como alguien que ha tomado ácido unas cincuenta veces en la vida, estos son los mejores consejos que puedo entregar. Me he salvado con estos varias veces. El ácido puede ser una experiencia genial y transcendental pero tiene su lado oscuro y hay que hacer lo que se pueda para evitarlo. Ojalá lo anterior ayude a que todos lo pasen mejor.