Una noche, de domingo a lunes, decidí investigar que es el ASMR y por qué tiene a todo el mundo pegado, con un mensaje casi subliminal diciendo: mastúrbate.

Al llegar a la cama, muerto de cansado, soy de esas personas que les cuesta mucho quedarse dormido. Eso es porque tengo la mala costumbre de tomar el celular y revisar las redes cuando ya estoy acostado. Francamente, un hábito de mierda. Para corregir mi vida y mi sueño, comencé a buscar maneras de quedarme dormido que no sea contar hasta mil, hacer la respiración 4-7-8 o tomar alguna pastilla. Fue así como llegué entre Google y Wikipedia al ASMR, un mundo nuevo para mi.

Si YouTube está tan lleno de estos videos, primero tenía que entender que significa. ASMR, que en inglés es Autonomous Sensory Meridian Response (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, en español) es un término que hace referencia al fenómeno biológico cuya principal característica es la sensación placentera, y que incluso en algunos casos puede provocar cierto hormigueo. Este sentir se puede percibir en la cabeza o en distintas regiones periféricas del cuerpo como respuesta a los estímulos principalmente auditivos.

Es decir: el fin de estos vídeos es el placer o conseguir la tranquilidad ideal para descansar y dormir.

Popularmente, también se le conoce como Orgasmo Cerebral y tiene sus razones para ello. Si bien el ASMR no produce el mismo efecto en todas las personas, muchos han reportado que se siente como un orgasmo que nace desde la nuca o detrás de las orejas. Hay personas que aseguran haber sentido cosquilleos profundos que le recorren la columna.

Hablando de Youtube, decidí ir directamente a la plataforme y puse ASMR en el buscador. Eran cerca de las dos de la mañana de una noche de domingo a lunes y no encontraba la forma de relajarme. A penas di click al primer vídeo que encontré, una sugerencia de usar audífonos para una mejor experiencia fue lo primero que apareció.

Y como buen niño hice caso.

Luces apagadas, acostado, audífonos puestos. Play.

La mayoría de los vídeos son de larga duración. Casi todos duran por lo menos diez minutos y acumulan millones de visitas. En general, quienes los protagonizan son hombres y mujeres que parecen no tener más de 30 años y que comienzan hablándote despacio, te susurran y hacen sonar de forma suave cada palabra pronunciada. De hecho, puedes notar hasta los mínimos sonidos que nacen del contacto de los labios.

Todo sonaba normal, hasta que la joven comenzó a rozar sus uñas sobre el micrófono. Sentí una aguja en mi nuca, y mientras seguía susurrando o haciendo distintos sonidos con su boca o con objetos, fui sintiendo como me iba quedando pegado. Como que no sentía las ganas ni la fuerza de abrir los ojos. De repente me asusté y pensé que estaba sintiendo los efectos de la hipnosis digital, pero me dejé llevar.

Luego fueron cosquilleos en la columna que se sumaron a los que ya estaba sintiendo en mi nuca y detrás de mis orejas, tal como lo dijeron las explicaciones en Internet. Me mantuve en ese trance por un momento hasta que comenzó ese sonido como si te estuvieran metiendo la lengua dentro de la oreja. Sentí un espasmo y automáticamente me encorvé. ¿Exorcismo? En un momento lo pensé, pero no. Fue entretenido, no sé si describirlo como un orgasmo, pero sí como un semiorgasmo, o como esa sensación previa a que ocurra. Así de gráfico es todo.

Seguí con tres vídeos más (sí, estuve un poco más de una hora sumergido en el mundo del ARMS) y las sensaciones que se perciben son distintas según los estímulos que escuchas. Si en algunos sientes que de tus párpados cuelgan candados y estás a punto de dormir profundamente, hay otros en que experimentas erecciones y cosquilleos por esa zona. Algo así como una sensación que le dice a tu cuerpo: mastúrbate.

La ARMS es una sobredosis de esa sensación de cuando estás tapado, con frío, y afuera llueve; ese placer que dan los ruidos constantes. Pero no todo es bonito: en distintos portales o en grupos de Facebook y canales en Youtube se pueden leer comentarios de distintas personas que muy lejos de sentir relajo con la ARMS, lo que sienten es estrés o angustia. Cada uno con lo suyo.

Son viciosos y también cumplen su objetivo o por lo menos sí lo cumplieron conmigo. Gracias a eso dormí raja y le dije adiós a esa lista de Spotify de sonidos de la naturaleza para quedarse dormido que nunca me funcionó.