Un mini ensayo sobre llorar y bailar en la pista de baile.
Paseando por los tiempos de Fotolog con 13 años, dando vueltas por Internet, escribiendo sobre todas esas cosas que pensé que significaban el fin del mundo, pero que finalmente se reducían a los mínimos dramas de un preadolescente, buscaba un lugar cómodo para estar.
Así fue como encontré a Popero, un proyecto de Chema Pop, un diseñador español que usaba letras de las canciones de La Casa Azul para crear las ilustraciones más coloridas, divertidas y honestas que veía en ese tiempo de pokemones y visual kei buscando salir en el Diario de Eva.
Comencé escuchando los primeros discos del proyecto más importante de Guille Milyway, la voz y mente maestra tras la banda de androides que ya lleva seis años desde que no saca nuevo material.
Han pasado 10 años desde que La Revolución Sexual (2007) salió a conocer el mundo, mientras tanto se convertía en la banda sonora de inflexión de muchos y muchas. Este disco se transformó en uno de los más populares de la banda y la canción que da nombre al álbum quedó tercera en Salvemos Eurovisión, el programa de TVE para escoger la pista española que representará al país en el festival televisivo.
No fue hasta este disco que todo lo que creíamos saber de la banda desapareció. Ya nada tenía que ver con nada y las cinco personas de las que nos enamorábamos como un fan (David, Virginia, Sergio, Clara, Óscar) no eran más que robots controlados por Guille con el propósito de cumplir sus sueños setenteros de tener una banda al estilo de Los Archies. En este clip vemos a los cinco corriendo hasta chocar y convertirse en Guille.
Como dice Confesiones tirado en la Pista de Baile esta canción y este disco pudieron convertirse, por lejos, en uno de los himnos Gay y de liberación. Cumplía con todo lo necesario: el ritmo, la letra, la intención política. Sin embargo, fue incluso más allá y se trató de una canción que de manera compleja solo trataba de hacer que te amaras un poco más.
Este disco, así como lo anteriores, también fue producido por el mismo Milkyway. El Sonido Efervescente y Tan Simple Como el Amor eran propuestas sobre amar y ser amado, y también sobre amar y no ser amado, pero ya con este disco y con lo que seguía, LCA se transformó en una puesta en escena que se movía entre los lamentos de vivir en el siglo XXI, la ansiedad, citas con psicólogos, psiquiatras, entrar y salir de crisis de angustia y de pánico. Sobre llorar solo mientras bailas, sobre bailar los desamores y enfrentar la vida con la nada misma.
Análisis track by track
La canción que se lleva el puesto a una oda a los juegos de Nintendo 8bits J-pop es, sin duda, La Nueva Yma Sumac. “Ya voy, ha llegado el momento de acabar con mi corazón, necesito fulminar de raíz el dolor y cambiar lo que siento y aprender a volar hacia el sol. He pasado tanto frío que ahora… yo sé que lograré ser invencible”, canta entre la perfección de una pista de baile y te pone a cuestionar sobre el dolor, las flores plásticas, el frío, la necesidad de querer el calor ajeno.
Prefiero No es una de esas donde quieres vomitar todo aquello que te pone mal, pero ya sabes que es demasiado cantar una canción sobre eso, así que lo haces igual porque eres impulsivo y ansioso, aunque preferirías no hacerlo.
El Momento Más Feliz: por su parte, nos recuerda lo imposible de revelarse contra el devenir. Sobre descansar en alguien más, apoyarse mientras te olvidas del pánico y recibes paz y tranquilidad, pero siempre con miedo.
Mis Nostálgicas Manías: “sin ninguna duda algo malo va a pasar, pero no quiero que creas que me rindo y nada más”. Cantar sobre cómo el tiempo tiene que pasar, sobre encontrar una salida, trabajar y esperar que las manías, los TOCs se vayan por un rato o al menos para aprender a vivir mejor con ellos. “Quiero volver al amor y la felicidad”.
No Más Myolastán es dejar las drogas que te “cortan las alas”. Dejas la industria farmacéutica y volar a la realización personal sin temer por ser tu mismo.
La Gran Mentira o un cantar a la mentira de estar viviendo en la ciudad. “Lo mejor nunca llega, el futuro no existe, me lo temía”. ¿Cuánto tiempo podemos estar viviendo una gran mentira? Con esta canción nos damos cuenta.
Chicos Malos es bailar mientras tu corazón se rompe y te das cuenta de que ya no hay onda, ni gustan de ti de vuelta y te patean. “Me da miedo, sin ti me da miedo despertar porque ahí prefieres a los chicos malos y a los chicos desenfrenados, de esos que te miran sin parpadear, los que beben Coca Cola”; “prefieres a los demás, yo ya no te gusto, por eso te vas, es injusto no he podido ni empezar, yo que pensaba invitarte a patinar conmigo, flotar conmigo, volar conmigo…”. Hemos sido chicos malos y también nos hemos visto en batallas de baile versus nosotros mismos. “Hoy voy a salir, voy a empezar a ser el que invada tus recuerdos cada amanecer… ya no vives en mis sueños hoy me río y me divierto y es que hoy bailo entre los chicos malos y los dejo hipnotizados”.
Una cosa o dos: la justificación al caer en un vacío de malas desiciones, pero manteniendo los ánimos de hacer todo lo necesario “para ejercitar mí voluntad”. Nunca es suficiente y esta canción es el himno perfecto para eso. “No voy a ser tan natural, voy a codificar mis frases para despistar. Me ha gustado verte por aquí, estaba un poco solo”.
Mucho más de lo normal: ¿tienes un amigo que te gusta y no sabes cómo decirlo? Esta canción es perfecta para eso. ¿Estás empezando a amar a tu pareja? Esta es la canción perfecta para decirlo todo, estrujar el corazón y abrir las puertas del amor para confesar tus más íntimos pensamientos.
Esta noche sólo cantan para mí: “Hay que ver como mi amor se desvanece en el colchón”. Uno de los singles del disco con las mejores referencias musicales de Guille, esas que usa para dejar la ansiedad de lad. Nina Simone, Blossom Dearie, Astrud Gilberto, Kirsty MacColl, Karen Carpenter y Dusty Springfield son las cantantes nocturas de Milkyway.
Mientras recita “Como el tan del autobronceador, se parece el verdadero pero no, así es mi vida hoy por hoy, casi casi lo mejor, pero siempre es casi casi nunca llega a lo mejor”. Se llora y se baila.
Esta fue una de mis canciones favoritas, de esos hit de tu iPod a los que llegas tarde. “Y me hace ser fuerte durante las noches de invierno y me dan calor y electricidad y resolución, ahora puedo enfrentarme a esta ansiedad que me empuja al mar, que me quita el sol, que me hiere y me mata y me hace pensar que todo acabó, que todo acabó, que este es el final y que muere por verme llorar, sé que muere por verme llorar y no quiero volver a llorar”.
Triple Salto Mortal: otra de las tracks con más influencia nipona del cantante. Se cierra el disco con ésta y con el instrumental funk J-pop. Un Mundo mejor.
Lo que nos dejó la revolución
El 2009 se re editó el disco con bonus tracks, versiones inéditas y en japonés de algunos de los hits más importantes del disco. Este 2016, Elefant Records sacó a la venta un vinilo de edición especial del mismo disco.
La Polinesia Meriodional le siguió con un sonido más maduro, orquestal y honesto. Pero de eso han pasado seis años sin anuncios nuevos. Ahora, los fans esperamos La Gran Esfera, del que ya tenemos el adelanto: “Podría ser peor”, otra canción para bailar y llorar.
Hace unos meses nos juntamos con dos amigos a escuchar durante toda la noche los discos de La Casa Azul, además de esas maquetas y versiones que no vieron la luz. ¿Qué tanto de LCA tiene este espectro del amor contemporáneo?