Sin restricciones de género, sin normas impuestas por la sociedad, el diseñador Tomás Corvalán Azócar se aventuró a explorar una área poco explotada de la moda utilizando la vestimenta como un acto político.
El proyecto Metanoien nace desde una disconformidad por el entorno y el contexto. “Hemos avanzado un montón como sociedad pero aún hay unas cuantas cosas en las que seguir trabajando (brecha de género, transfobia, lesbofobia, educación no sexista, por nombrar algunas)“, explica Tomás Corvalán Azócar.
Desde ahí, cree, los roles de creativos y de creador van muy de la mano. En el fondo es como trabajar por un ideal y una propuesta más que por un proyecto: “Eso es lo que te motiva y dan ganas de seguir haciéndolo, el asumir tu lugar y poder decir algo desde ahí, que en mi caso es desde la indumentaria”.
Con Metanoien decidió abarcar las cosas desde un punto de vista inspirado en la teoría queer, específicamente de una cita de Paul B. Preciado que habla sobre cómo la idea no es destruir lo que se refiere a la heterosexualidad ni cambiar unos términos por otros, si no que justamente es modificar la forma en las que nos presentamos frente a las personas y construimos sociedad.
“En el fondo el ideal máximo es que podamos ser libres siendo como somos y nos sentimos”.
La idea de esta colección nace en agosto del 2017, buscando una temática para su proyecto de título en la Universidad Católica. Ahí, Paola Moreno lo incentivó a buscar una temática en la cual realizar la investigación y el proyecto final.
Ese semestre pudo darse el tiempo de leer y revisar varios textos sobre diseño, performances y activismo, encontrando inspiración en Judith Butler, Paul B. Preciado y también en unas entrevistas que gestionó para lograr entender cómo este tema afectaba a distintas personas, de diferentes edades, orientación sexual y género.
Metanoien “es un proyecto que cree en el potencial de cambio que cada persona posee, se inspira en las diferencias que nos enriquecen y que nos hacen únicos”, dice Tomás.
La colección busca hacer del vestir un acto político, una forma de aportar en la construcción de una sociedad mejor y más inclusiva, donde se valore la diversidad y en la que podamos ser nuestra mejor versión de cada uno.
El manifiesto contra-narrativo
La contra-narrativa es un discurso articulado para hacer frente a un sistema opresor, que ignora y violenta a quienes no forman parte de él. En esta propuesta la contra-narrativa funciona al tomar la ropa como un elemento discursivo, una manera de activismo, donde el cuerpo y su vestimenta intervienen en la sociedad como diciendo “aquí estoy, te guste o no”.
El vestir como acción: “Estemos descansando, en una reunión de trabajo o en un evento social, nuestras vestimentas siempre hablan de quienes somos, que hacemos, que nos gusta y cómo nos comprendemos”.
“El vestir puede y debe ser una acción que posicione al cuerpo como soporte y lo dote de un discurso”.
Diseño estéril: “Como creadores nos hemos caracterizado por ser ascéticos, desclasados y alienados de nuestro contexto. Así mismo, como usuari-s estamos acostumbrad-s a seguir tendencias y sumarnos a la moda, olvidando que los que nos enriquece como personas son nuestras individualidades y características únicas”.
Discurso social: “Estamos acostumbrad-s a ignorar de lo que nos molesta, a hacer vista gorda a los problemas que diariamente nos afectan, a seguir con nuestra rutina sin criticar nuestro entorno, a habitar, y no construir, una sociedad que nos norma pero de la cual no somos agentes activos. Debemos recordar que toda sociedad se construye día a día, y como tal podemos, día a día, cambiarla”.
Desobediencia: “Como personas tenemos el derecho a transgredir las normas que nos oprimen y que coartan nuestras libertades personales”.
Te dejamos aquí la colección Metanoien, la primera colección del artista.