Recuerdo que mi vida análoga, era un desastre hasta que un buen día mi amigo hizo uno de eso regalos estilo desodorante: son funcionales, pero en verdad quieren decir que algo anda mal contigo.
En ese caso, se trataba de una Moleskine.
La idea de la libreta con rico papel y portable, era simplemente anotar todo lo que se te viene a la mente; cuando agendas reuniones, se te ocurren ideas o simplemente andas inspirado para dibujar tu última obra de arte. En ese momento mi (irresponsable) vida parecía tener sentido nuevamente.
Lamentablemente, cuando te trasladas al mundo digital (suena matrix, pero es verdad), es inviable llenar el escritorio de posts-its con “cositas que debes decordar”. Impensable es dibujar en tu libreta la hermosa tipografía con la que te topaste ni tampoco es muy cómodo anotar a mano el serial con 100 letras de tu windows o la contraseña gigante que le pusiste a tu router para que dejen de pecharte wifi.
Es allí donde entra en acción Evernote.
Evernote es una especie de iTunes en el que simplemente creas libretas y luego puedes arrastrar y soltar lo que quieras, para que el elefante lo guarde y clasifique en su base de datos. Su mecanismo tan sencillo y útil que en momentos llega ser adictivo pues – y aquí viene lo mejor de todo – Evernote guarda todo en su servidor, por ende puedes mantener las notas de tu móvil, pc y mac sincronizadas y disponibles para cualquier momento que lo necesites. Por supuesto, es completamente gratuito con 60MB de almacenamiento mensual.
En mi caso tengo libretas (algo así como playlists) para guardar detalles de sitios web que me gustan (aka, inspiración), otra para fotos de ffffound, otra para tareas, otra para ideas, otro para contraseñas y finalmente uno con fragmentos de código que uso recurrentemente (como el de comentarios recientes de pousta, que se reinicia todos los días).
Eso es todo. Ahora me suicido por haber hecho el post más geek de la historia.
Enlace: Descarga Evernote.