Esta entrevista no contiene spoilers

Lleva siete años yendo a la marcha del 8M. Le ha tocado ver esa transición que tuvo el movimiento feminista desde un acotado grupo de mujeres, hasta la masiva transversalidad que alcanzó hace unos meses. En la versión del año pasado, no sólo marchó: también rodó.

Esa escena figura en uno de los capítulos de La Jauría, la nueva serie chilena-británica a cargo de Amazon Prime. Su historia parte con la toma feminista de un colegio católico del barrio alto por denuncias y encubrimiento de abuso sexual.

Paula Luchsinger es Celeste, hermana de Blanca, joven activista que desaparece en extrañas circunstancias. Paula y Celeste son feministas, y cuando hablamos de ficción y realidad, es difícil delimitar una cosa de la otra. Por eso, cuando se refiere a su actuación en la serie, su voz suena tan apasionada como coherente cada vez que responde una pregunta.

Es como si le hubiesen dado un papel hecho a medida. Aunque no lo dice, de alguna forma es como si se hubiese interpretado a sí misma, pero con otra historia. Y bajo un tratamiento muy distante al que está acostumbrada la pantalla chica respecto a las mujeres, y también las víctimas.

 

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En actuación, detrás de cada papel hay un trabajo de personificación para empatizar y transformarse en el personaje, sin embargo al ser mujer y como tal haber vivido experiencias de acoso, ¿qué tan necesario fue esto?

La serie muestra personajes femeninos complejos y apasionantes, con atributos que nosotras tenemos pero muchas veces se los dan a los hombres en la industria audiovisual, como la fortaleza o la valentía. Como tú dices, todas hemos vivido injusticias dentro de nuestro sistema patriarcal. Pero también vi hartas cosas para hacer a Celeste. Traté de buscar en series y películas a mujeres donde viera esa fuerza y valentía.

Por ejemplo, vi una serie llamada The Killing, también Sharp Objects, Mr Robot. Bueno, esa fue por los hackers. La Chica del Dragón Tatuado, a Khaleesi de Game of Thrones, y Lagertha en Vikings como personajes femeninos que lideran.

Es importante cambiar los estereotipos de género. La serie ayuda a eso. Pone mujeres fuertes que llevan la acción, que son heroínas, no solamente víctimas.

El rodaje de la serie, ¿tocó tu sensibilidad en algún momento?, ¿te quebró?

Absolutamente. Lo que se muestra en esta serie es una realidad. La violencia contra la mujer es simbólica, es psicológica, es social. El feminismo para mí es una lucha que me emociona, me moviliza, que me da impotencia, que me da rabia. Celeste, mi personaje, es la hermana de la adolescente que desaparece. Yo constantemente pensaba qué se sentiría. Es algo completamente movilizador.

Si hubieses estado en la misma posición que Celeste, sin ir más allá para no spoilear, ¿crees que habrías tomado las mismas decisiones erráticas y apasionadas?

Creo que sí. Incluso me pasaba que cuando conversábamos los guiones, yo creía que Celeste tenía toda la razón. Me enojaba con los otros personajes, por cómo actuaban. Empatizo muchísimo con ella.

¿A qué personaje admiras?

A las detectives las admiro profesionalmente. También me gusta mucho el personaje de Z (Ana Tijoux), sobretodo cuando dice “esto no es una guerra entre lobos y ovejas, esto es una guerra entre lobos y leonas”.

Y en el equipo. Desde la dirección con Lucía Puenzo y la Marialy Rivas. En la producción Angela Poblete y Rocío Jadue. En los roles protagónicos Dani Vega, Antonia Zegers, la María Gracia Omegna. Es un honor contar una historia así, que combate los estereotipos de género desde la formación del equipo hasta la historia.

Sin embargo, no solamente toca temas de género, también se refiere a otras cuestiones contingentes. ¿Qué otra temática consideras relevante?

Dentro del género, está la idea de una masculinidad tóxica. Hay muchos adolescentes que se sienten humillados, ya sea por el bullying, y que no saben qué hacer con esta frustración y rabia. Entonces aparecen estos grupos.

¿Es una serie basada en La Manada?

No. La serie es ficción, pero estos casos ocurren alrededor del mundo. Yo no lo llevaría a algo en particular, sino a una situación de violencia a la que estamos expuestas en todas partes. Que las redes sociales están muchas veces permitiendo que suceda, que se filtre. Por un lado, nosotrxs podemos tener esta información, pero por otro lado también es muy perverso el sistema. Eso es revictimizar a la víctima.

La serie es, por así decirlo, tipo 13 Reasons Why, pero a diferencia de producciones extranjeras, ¿abarca estas temáticas de forma más responsable y adulta?

Sí, absolutamente. Está el Test de Bechdel, que mide películas y series de televisión en base a tres criterios: uno, si aparecen más de dos mujeres, dos, si estas mujeres hablan entre ellas, y tres, si estas mujeres hablan sobre algo que no sean hombres.

Hay otro criterio: si estas mujeres tienen nombre o no. Muchas de las grandes películas de la industria no pasan el test, lo cual es muy fuerte. Predominan los protagonistas son hombres, y la mujer solamente acompaña. Es muy importante que existan estas producciones audiovisuales, en las que las mujeres sean las protagonistas, fuertes, que sus historias sean apasionantes y sus conflictos no tengan que ver solamente con lo amoroso, que no hablen de un hombre, sino que tengan historias y vidas propias.

¿Todo el mundo debería ver La Jauría?

Sí. Nos hace reflexionar. Hay personas que generan una violencia física contra la mujer, pero existen otros tipos de violencia. Es muy importante ver la serie y preguntarnos a nosotrxs mismxs si somos parte de alguna jauría o si estamos tolerando ese tipo de violencia. Es reflexionar sobre la construcción de una sociedad en la que estos abusos no sean permitidos.