Los supuestos nuevos Samsung AR Glasses – lentes de realidad aumentada- prometerían que las reuniones holográficas y las simulaciones de contenido a escala real pronto serán parte de la nueva normalidad. Con esto, en un contexto donde el distanciamiento social continúa, la necesidad de interactuar de manera presencial podría tener alternativas virtuales que podrían transformar el contacto físico en algo totalmente prescindible. Pero, ¿podrá la virtualidad reemplazar a la realidad física?
Las restricciones sanitarias por la pandemia del coronavirus aceleraron la reconfiguración de las relaciones sociales de manera abrupta. El distanciamiento social obligatorio, que dio pie a las clases online y al teletrabajo, y los avances tecnológicos cada vez más rápidos se tradujeron en un mundo virtualizado que convierte la corporalidad en algo prescindible. Samsung es una de muchas marcas de tecnología que tiene planes de seguir con dispositivos de realidad aumentada. Como diría Dewey en Malcolm: “El futuro es ahora viejo”.
Eso sí, hay algo que estos lentes del futuro aún no logran: la sensación del tacto. Para Isabel Puga, ex vicepresidenta del Colegio de Psicólogos de Chile, la virtualidad nunca va a superar a la realidad a menos que se llegue al punto de activar los centros de tacto. “Lo que hace la realidad aumentada es engañar al cerebro a través de la vista y tal vez el sonido, pero lo propioceptivo también es parte de la configuración de la identidad, lo que nos permite tener esta idea de ubicación espacial”,afirma.
Por algo se viralizaban videos de personas que lloraban abrazados por primera vez después de meses de confinamiento: existe una necesidad de contacto humano que el distanciamiento social muchas veces no permite. La psicóloga explica que en ese momento el cerebro libera oxitocina y endorfinas, “que son los tranquilizantes y la las hormonas del placer respectivamente”.
Por otra parte, no es necesario abrazar a todos siempre, “puede ser que no te toques mucho con otro, sino más bien con tus más cercanos, pero el estar al frente de un otro es suficiente”, asegura la especialista.
Si hay algo seguro con la virtualidad y los avances tecnológicos es que las formas de relacionarse interpersonalmente cambiaron y lo seguirán haciendo. El sociólogo y profesor de historia, Javier Romero, asegura que estamos en un punto de inflexión donde la sociedad puede incorporar estos avances tecnológicos de manera positiva, pero aún existen personas que le temen al cambio y que no ven lo virtual como una realidad.
“Pareciera ser que lo virtual deja fuera del cuerpo la presencialidad. Sin embargo, lo que haces es poner la corporalidad en otras dimensiones”, explica Romero. Siguiendo la misma línea, agrega, “es difícil pensar en un futuro 100% virtual porque la organización de la vida social tiene como centralidad el tema de trabajo y la presencialidad. Una no reemplaza a la otra”.
Para despejar el mito y miedo de ser reemplazados por máquinas o por una tecnología que deje a la humanidad y la fisicalidad obsoletas, el sociólogo tiene una aclaración. “Detrás de una máquina de un desarrollo virtual hay un conjunto de personas que hacen que funcione. Pensar en el mundo sin humanidad es algo lejano, pero es importante ver el efecto que todos estos cambios tienen en la sociedad”, sostiene Romero.