En el 2003 dos artistas, Florian Jenett y Valentin Beinroth, crearon 50 réplicas de pistolas, las cuales dejaron tiradas por toda la ciudad. Esto provocó numerosas llamadas a la policía y noticias en la prensa, el plan perfecto para hacerse notar.
Este año los mismos artistas hicieron una nueva edición de sus famosas pistolas, solo que ésta vez eran comestible. Te las podías tomar como un helado sabor a Coca-Cola.