El economista David A. Banks señala que este sistema que prometía una mayor libertad económica para las personas, finalmente sería mucho más propenso a estafas y pérdidas millonarias, pero también a una mayor contaminación.

Los fervientes defensores del sistema de criptomonedas suelen prometer que estas reemplazarán a las monedas existentes, terminando así con el control de los bancos centrales sobre la oferta monetaria. Además, señalan que las personas podrían comerciar entre sí con “ecosistema financiero” digital descentralizado, arguyendo que la tecnología es incorruptible. 

Pero eso no estaría pasando, señala una columna del economista David A. Banks -director del centro de estudios sobre la globalización de la Universidad de Albany- publicada en The Guardian. Por el contrario, el autor dice que las mayores consecuencias serían estafas de NFT -token no fungible-, “minas” tóxicas y ahorros perdidos. 

Los NFT, ilustraciones generadas por algoritmos en base a un tema, pueden venderse hasta por US$90 millones, pero las estafas con ellas han ido en aumento. “El mes pasado, la cuenta de Instagram de Bored Ape Yacht Club fue pirateada y los perpetradores robaron alrededor de US$3 millones en NFT al dirigir a los seguidores a un sitio fraudulento”, señala el autor.

Te podría interesar: El lobo de Wall Street ahora es experto en criptomonedas

Por otra parte, argumenta que los estados e instituciones ya ven a las criptomonedas como una amenaza geopolítica que podría desestabilizar sus economías, al mismo tiempo que consume una gran cantidad de energía. La criptominería, explica el autor, ya consume el 0,55% de la producción mundial de energía. 

China, país que representaba el 75% del volumen mundial de la criptominería hasta 2019, prohibió su uso a fines del año pasado. Hasta la fecha es el único país que ha tomado medida al respecto, y “sus razones para prohibir las criptomonedas probablemente sean una combinación de frenar el consumo de energía de las criptominas, proteger ciudadanos de estafas y controlar el flujo de dinero tanto dentro del país como con los socios comerciales de China”.

La generación de estos activos utilizando redes eléctricas a base de carbón ha generado crisis en países como Kazajistán, y con un planeta que se calienta rápido con terribles sequías, no parece muy conveniente. 

“Los servidores que extraen criptomonedas existen en el planeta en países reales con leyes, guerras y escasez de recursos, que están gobernados por políticos que tienen compromisos e intereses reales. Con la invasión rusa de Ucrania, estamos comenzando a ver una geopolítica emergente de criptografía que se parece mucho al viejo mundo de la banca y las finanzas”, concluye Banks.