En un escenario en donde abunda el exceso de información y las fake news, mantenernos conectados todo el tiempo puede generarnos síntomas depresivos, de estrés y angustia. Frente a esta situación, una especialista de la Universidad de California elaboró un listado de recomendaciones para que puedas permanecer informado, pero sin poner en riesgo tu salud mental.
A todos nos ha pasado. En medio de una sociedad en la que la hiperconectividad y el exceso de contenidos abundan en las redes sociales, es común que sintamos angustia al momento de ver noticias, ya sea por factores como la crisis medioambiental, los conflictos en diversos países, las fake news, o la incertidumbre respecto al futuro.
Y si bien, tendemos a estar con nuestros celulares durante todo el día revisando contenidos, a veces también solemos hacerlo cuando en la noche, justo antes de dormir.
Frente a este escenario, la psicóloga clínica de la Universidad de California en Los Ángeles, Jenny Taitz, elaboró un artículo con recomendaciones para que podamos estar informados, pero sin caer en un estado que aumente nuestros niveles de estrés y angustia.
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En el documento, el cual fue publicado a través en The New York Times, la especialista en tratar emociones intensas con sus pacientes sugirió que etiquetar nuestros sentimientos puede ser un gran aliado para nuestro diario vivir.
¿A qué se refiere? Pues a tratar de identificar qué sentimos en ciertos momentos momentos específicos. Estos podrían ser de tristeza, rabia o culpabilidad, entre muchos otros, pero lo importante según la académica es decirlos en voz alta y anotarlos en una bitácora, para así tener un monitoreo sobre lo que estamos sintiendo y en qué situaciones, con el objetivo de poder identificarlo a tiempo y reducir la tensión antes de llegar a un alto estado de intensidad que podría sobrepasarnos.
“Cuando una historia noticiosa te afecta emocionalmente, toma un momento para captar lo que estás pensando, haciendo y sintiendo en tu cuerpo”, escribió Taitz en su artículo, “elige qué sería más útil en el momento, ya sea crear una ventana para sentir tus emociones unos minutos sin intentar cambiarlas, o, si estás en medio de una tarea urgente, planea volver a la noticia dolorosa en un momento en el que puedas procesarla”.
En este sentido, detalló que un ejercicio de utilidad para sus pacientes es “mirar varias escenas breves y emotivas una tras otra, por ejemplo, la escena del lecho de muerte de la película El campeón seguida de un trozo del video ‘Happy’ de Pharrell Williams”.
“Si lo intentas, puede ser que en un momento estés lagrimeando y al siguiente bailando o sonriendo en tu silla. La meta es comprender cómo esa misma transitoriedad puede aplicarse a las distintas emociones que experimentas cuando tienes conciencia plena de ellas a lo largo del día”, escribió, para luego añadir que “al permitirte experimentar tus emociones, incluido el miedo, en última instancia tu ansiedad mejorará en tanto vuelvas a la rutina”.
Otro de los aspectos que destacó la psicóloga fue repensar los distintos tipos de empatía. Si bien, socialmente se tiende a considerar que ponernos en la situación del otro puede ayudarnos a comprender otras perspectivas, esto también puede desgastarnos si nos identificamos en exceso y lo tomamos como una experiencia propia.
En este sentido, citó a la maestra de mindfulness Sharon Salzberg para destacar que “hay una diferencia entre estar enterado y sumergirse”. Y para los momentos en que se está en una situación de ensimismamiento, recomendó probar ejercicios de respiración y luego “emplear una forma más racional de preocupación, en vez de participar completamente en el sufrimiento”.
Respecto a cómo nos relacionamos con nuestro entorno y cómo esto afecta en nuestra propia salud mental, Taitz manifestó que “al pensar en formas de ayudar a otros, recuperarás algo del control en un mundo que puede parecer abrumador y, al mismo tiempo, mejorarás tu bienestar”.
Debido a esto, recomendó invertir tiempo para contribuir a causas que realmente nos importen a través de acciones como un voluntariado, ya que esto podría aumentar nuestro bienestar y reducir el riesgo de padecer síntomas depresivos. Aun así, volvió a citar a Salzberg para destacar que a pesar de las buenas intenciones, es necesario “equilibrar la compasión y nuestro esfuerzo con la sabiduría de que las cosas pueden demorar. Puede tomar mucho tiempo, pero algunas veces nuestros esfuerzos plantan una semilla”.
Junto con ello, subrayó que las palabras que usamos en nuestro diario vivir también tienen un efecto considerable en cómo nos sentimos. Por ejemplo, al decir oraciones como “estoy destrozado” al ver una noticia de alto impacto.
A pesar de que expresar lo que sentimos es saludable, la manera en que lo hacemos también puede agudizar el malestar que sentimos en ciertos casos. En palabras de la especialista, “puede activar o exacerbar las emociones negativas”, por lo que sugirió “reemplazar los pensamientos o frases como ‘el mundo se está viniendo abajo’ con ‘necesito hacer algo para mejorar X’”.
Y entre sus recomendaciones, también destacó la importancia de dedicar tiempo a actividades que disfrutamos, las cuales pueden variar desde hacer ejercicio o tocar un instrumento hasta juntarnos con un ser querido o preparar un buen café.
“Intenta prestar atención a los momentos que te provocan emociones positivas de forma natural durante el día”, escribió, para luego citar a su colega Melanie Harned. “Cuando el ciclo de noticias está tan dominado por cosas horribles, podemos perder de vista lo bueno que hay en el mundo y en nuestra propia vida”.
Por último, Taitz sugirió definir un momento específico del día para ponernos al día con lo que informan los medios, en vez de revisarlos todo el tiempo o tener el televisor siempre prendido en los noticiarios.
“Darte una pausa no significa que no te importe, pausar te permite volver a enfrentar los desafíos del mundo para intentar hacer un cambio real”, sentenció.
Aun así, siempre es recomendable visitar a un especialista para analizar cada caso particular en función de nuestras experiencias personales