Sabemos que no hay nada como esa polera nueva que te queda pintada, esos jeans que se sienten como segunda piel o ese sweater regalón que ya ha visto más inviernos que tu estufa. Pero si los metes a lavar como quien lanza ropa a la piscina, es cosa de tiempo antes de que terminen deformes, desteñidos o con ese olor a humedad que ni el sahumerio más espiritual puede tapar. Así que si quieres que tus prendas vivan más que tus ganas de ir al gimnasio, ponle ojo a estos tips de lavado y secado con cariño y estilo.

Ojo con la secadora de ropa (y con las ofertas de lavadoras también)

La secadora de ropa puede ser tu mejor amiga en invierno, pero también tu peor enemiga si no la usas con cabeza. Hay telas que no están hechas para la alta temperatura: piensa en tu polera de algodón favorita que después de un par de secados salió más chica que un crop top. Si no quieres terminar regalándole tu ropa a tu primo chico, regula la temperatura o, mejor aún, deja secar al aire cuando se pueda

Y si estuviste googleando lavadoras cyber en busca de esa ganga soñada durante el Cyber Day, ojo con la emoción: más allá de que sea económica, fíjate que tenga programas especiales para ropa delicada, control de temperatura y ciclos suaves. No todo lo que brilla en la web es oro para tus prendas.

Separa por colores y texturas como si tuvieras TOC

No mezcles blancos con negros, y mucho menos tu ropa de cama con tu outfit favorito para el carrete. Parece consejo de mamá, pero hay ciencia detrás. Las prendas más pesadas (como los jeans o buzos) pueden dañar las más delicadas al dar vueltas y vueltas en la lavadora. Y los colores oscuros pueden desteñir y arruinar tus básicos blancos. Arma tus cargas de lavado como si armaras una playlist: que todo combine.

Da vuelta la ropa antes de lavarla (no es flojera, es estrategia)

Dar vuelta tus poleras, jeans y sweaters antes de meterlos a la lavadora no es solo para disimular manchas (aunque igual sirve, admitámoslo). Es para proteger los estampados, evitar el desgaste del color y hacer que la tela conserve su look fresh por más tiempo. Especialmente importante si tienes esa polera con logo que te costó medio sueldo o esos jeans con lavados especiales.

No te pases con el detergente (esto no es un concurso de espuma)

Más detergente no significa más limpio. De hecho, es todo lo contrario. El exceso puede dejar residuos en las telas, opacar colores y hasta provocar alergias. Usa la medida justa y, si puedes, opta por detergentes suaves o especiales para ropa delicada. Y si eres del team suavizante, úsalo con moderación. Nadie quiere una prenda que huela como pasillo de supermercado.

El agua caliente es como el ex tóxico: evítalo si puedes

A menos que estés lavando toallas o sábanas, no hay mucha necesidad de usar agua caliente. La temperatura alta puede achicar, deformar o desgastar tus prendas. Mejor ándate a la segura con agua fría o tibia, que además es más amigable con el planeta (y con la cuenta de luz).

Los sweaters no se cuelgan, se miman

Ese sweater oversized que tanto amas no debería estar colgado como polera en vitrina. La lana y otros tejidos tienden a ceder con su propio peso y terminan con forma de murciélago. Lo ideal es secarlos extendidos sobre una toalla, lejos del sol directo. Sí, ocupa más espacio, pero también vivirá lo suficiente para acompañarte en más de un invierno.

Los jeans no se lavan tanto como crees

Este es polémico, pero real: los jeans no necesitan lavarse cada vez que los usas. De hecho, mientras menos los laves, mejor se conservan. Si no están sucios ni con olor, un buen aireado basta. Y si ya toca, lávalos al revés, con agua fría, sin suavizante y ojalá en un programa delicado.

Las etiquetas están para algo (no solo para cortarlas)

Antes de lanzar cualquier prenda a la lavadora como quien lanza una pokebola, léete la etiqueta. Ahí está toda la info clave: temperatura, tipo de lavado, si se puede planchar o secar en máquina. Ignorar eso es como cocinar sin leer la receta: puede terminar bien, pero es más probable que sea un desastre.

Bonus track: Si quieres que todo este esfuerzo no se pierda en el tiempo como lágrimas en la lluvia, intenta armar una rutina de lavado semanal. No esperes a que la ropa sucia forme una montaña. Así cuidas mejor tus prendas y no colapsas ni tú ni tu lavadora.

Así que ya sabes, si quieres que esa polera que te encanta siga contigo más tiempo que tu última relación, sigue estos Do’s y evitá los Don’ts. Porque sí, lavar ropa es fome, pero arruinar tu outfit favorito por no pescar estos tips… eso sí que da pena.