En los tiempos que corren la importancia de desarrollar un discurso políticamente correcto, es una tendencia que (muy) bien conocen y desarrollan quienes se dediquen al marketing y sus derivados.
Mostrarse a sí mismo como una empresa preocupada por el planeta, que mira hacia adelante, es fresca, buena onda y todos los adjetivos bonitos que puedas recordar, pero que bajo las piedras, siempre apunta a un segmento alto, refinado y con onda, es un cliché, en el que caen todos. Desde casas de estudio, hasta cervezas, pasando por marcas de moda, bebidas, computadores o lo que sea. Al final del día, resulta que todo el mundo dice ser “bueno” y el perfecto para ti –que por culpa de barney y sus amigos– sueles creer que eres especial.
Desafortunadamente ese discurso también se ha colado entre nosotros, haciendo que como respuesta social siempre tengamos que “ubicarnos“, decir –más no pensar– lo que debemos o es pertinente decir y evadir toda forma de enfrentamiento con nuestros pares. Es así como surge el cinismo intrínseco en el chileno, que suele ocultarse bajo un avatar para decir lo que piensa, o en la muchedumbre para quejarse. Es el mismo que suele negar públicamente gran parte de sus hábitos, y quien silenciosamente detesta a quienes no son como él, pero prefiere engañarte con una sonrisa y falsa admiración cuando le enseñas algo que está fuera de su zona de confort. Es desde una radiografía más o menos así, desde donde logras comprender la naturaleza de Suecia, y en general de cualquier otra cultura que sea distinta a la tuya. Es así como logras cumplir tu misión en un viaje como este y entender cuales son las raíces de H&M.
H&M, la la punta del iceberg de la cultura escandinava.
Desde que tengo uso de razón, siempre nos han descrito a Suecia y cualquiera de los países escandinavos, como gente sumamente frívola, desinteresada y poco afectiva, pero colándote entre medio de su mente con un poco de vodka encima, es cuando logras entender qué pasa debajo. Suecia funciona desde la base del equilibro. Se trata de medirte, de ser correcto desde tu esencia (no políticamente) de que todo lo que hagas deba funcionar bajo la base del respecto y de lo que es suficiente. Suecia, es el significado de “suficiente”, para lo que sea.
Ser suficientemente amable para hacer sentir alguien cómodo y mantener la distancia como para no romper su espacio vital. Diseñar un objeto con lo suficiente para que solucione un problema y se vea bien. Poblar una ciudad con la cantidad suficiente de gente para que crezca económicamente y sus habitantes vivan cómodamente.
Ese nivel de suficiencia, cuando adquieres conciencia de él, es un poco perturbante, porque parece perfecto. Es este llamado lagom[1. Palabra que no tiene traducción exacta desde el sueco a ningún idioma. Significa ni demasiado, ni muy poco, lo justo y necesario. “Se dice que lagom describe las bases de la psiquis nacional sueca: consenso e igualdad. Recientemente, Suecia ha desarrollado mayor tolerancia al riesgo y al error como resultado de una severa recesión a principios de los 90. Sin embargo, se sigue considerando ideal ser modesto y evitar los extremos], el que guía la vida de todos los suecos en su día a día, a sus empresas y a todo lo que hacen.
Estocolmo como conclusión es una ciudad fascinante no sólo por su arquitectura, el desarrollo que alcanzan todas sus artes o por la buena cantidad de tiendas que puedes encontrar allí en cada manzana. De ser así sería tan genial como cualquier ciudad de país desarrollado. Estocolmo es fascinante por su gente, por darte una pincelada de todo,resumiendo así muy bien cuál es la idiosincracia sueca.
El gran pero que te encuentras estando allí, es que incluso en contexto fiesta, copete, carrete, dar la vida y todos loskeywords de un chileno joven promedio al momento de irse de fiesta, allí son “suficientes”. El alcohol tiene un impuesto altísimo y se vende sólo hasta las 15:00 horas porque es el estado quien se encarga de proveerlo. Parece limitado, pero si tu país tiene problemas graves de alcoholismo, parece una ley sumamente útil. Respecto a los impuestos, estos son tan altos que por un pequeñoshot de vodka con hielo (que nunca se derrite) y algo de bebida, es muy difícil pagar menos de 120 coronas suecas (Algo así como 9 mil pesos chilenos). Esto es lo que obliga a los suecos a preferir el carrete en casa, hace que los quinceañeros se paseen al medio día totalmente wasted por la ciudad (aunque sin molestar a nadie) o que la gente más motivada, no dude en tomarse un yate hasta la isla finlandesa más cercana, donde el duty free ofrece descuentos espectaculares para quien necesite celebrar “en grande“.
En invierno Estocolmo puede tener fácilmente temperaturas bajo los 10 grados, aunque cuando nos tocó visitarlo, con sol y todo, lo mínimo que habían eran menos tres. Para ellos el clima de chile parece todo un privilegio (y vaya que lo es) y te será inevitable tener una pequeña conversación sobre el clima con quien sea que hables. Desde el director de diseño para hombres de H&M, hasta los cabros que atienden en WeSC, que por lo demás son súper buena onda.
Eso es a grandes rasgos lo que podemos contarle de nuestra experiencia en Suecia, y al mismo tiempo lo que necesitan saber antes de nuestro próximo post, en el que les contaremos cómo funciona H&M por dentro, cómo se inspiran, qué buscan, cómo trabajar allí y develramos si son efectivamente suecos o reptilianos quienes allí trabajan.