El raro momento ocurrió en el programa Siganme Los Buenos de Julio César Rodriguez.
Los programas de JC Rodriguez espacio donde ocurren cosas raras. Así a vuelo de pájaro recuerdo al Obispo Medina ladrando como perro, literalmente, imitando a un perro y también al conductor, Julio César encarando como nunca nadie lo ha hecho al autodenominado Pastor Soto a quien tildó de “payaso”, “huevón tonto” e “imbécil”.
Ahora fue el turno de Alberto Plaza, que hace unos días estuvo en el ojo del huracán luego de que se metiera en la trifulca entre Fiskales Ad-Hok y José Antonio Kast, por las visuales que usaron en su show en Lollapalooza, diciendo que era una pena que gente promoviera la violencia de esa forma. Ahí pasó la clásica del que se mete a una pelea donde no tiene puto que tocar. Por lo general el metiche se lleva el combo más fuerte.
Fue Larry Moe, el conocido comentarista de televisión, quien lo pescó y le puso, en un sentido figurado, una patada giratoria letal, cuando le recordó que el año 85, uno de los más brutales de la dictadura, a días que se conociera el caso de los profesores degollados por la policía secreta de Pinochet, él figuraba muy campante en el Festival de Viña entonando “Que cante la vida”.
“Eso es bastante más violento que unas visuales”, fue lo más suave que le dijeron.
Pero bien, como la trama de esta historia solo se va poniendo más rara y espesa, el cantante fue a visitar a Julio César a su programa Síganme los Buenos, donde entre otras cosas dijo sentirse “un hombre de centro derecha”.
Pero lo más loco ocurrió cuando comenzaron a hablar de que la gente estaba botando sus cassetes por culpa de su pensamiento político, así que para demostrar su abanico artístico se dispuso a tocar una versión bastante Alberto Plaza de “Pequeña serenata diurna”.