Todos los que hemos sufrido quemaduras de grado mil cuando hemos creído que el sol no está tan fuerte, o que la resolana no quema, hemos tenido la hermosa oportunidad de aplicarle a nuestra agravada piel el mágico gel de aloe vera. Este gel que por años ha prometido aliviarte del intenso dolor, o definitivamente curarte, es una estafa.
El aloe vera se ha usado para tratar una gran cantidad de cosas: estreñimiento, hongos, gusanos, diabetes, psoriasis, herpes, etc., pero no puede curar la piel quemada. Puede ser que disminuya el dolor gracias a la lidocaína que es proveniente de la planta, pero al gel le agregan mucho más de este componente artificialmente.
El British Journal of General Practice publicó un artículo que decía que “hay falta de evidencia científica consistente para apoyar muchas de las propiedades terapéuticas del Aloe Vera“. Mientras todos creemos en las propiedades mágicas de este gel salvador de verano, los señores aloe están tomando su plata para hacer construcciones de palacios de aloe gigantescas y no para ayudar en absoluto a tu quemadura.
Hay organizaciones como el Consejo Internacional de Ciencia del Aloe que han intentado poner fin a los rumores y dudas que se han formado en torno a esto y desde los años ’80 han ofrecido un proceso para que las empresas certifiquen que sus productos contienen aloe de alta calidad (o que contengan aloe en absoluto), pero ninguno pocas empresas lo han hecho porque pagar ese certificado es carísimo.