Disfrutar el olor de un par nuevo, arder con el sufrimiento y goce entre querer gastarlas al tiro o guardarlas para siempre para que no se gasten, mutó a que ahora hayan humanos que se exciten con sumergirlas en torta, fideos con salsa, o pasárselas a un perro para que las destruya.
https://www.youtube.com/watch?v=rCw-6xOSwpg
Comprar zapatillas para algunos es un trámite, para otros, un lujo, o un ritual incluso. Elegir la marca, el modelo, color, precio y lo más importante: dónde comprarlas. Salir de tu casa ya es un trámite, hablar con gente ya es una lata, y encontrar el modelo/número exacto para algunos, es una pesadilla hecha realidad. Por eso hay que comprar por internet. Pero ahí también entran otras variables. No es el tema. Nos fuimos por la tangente.
Ahora, en la teoría del caos y de lo desconocido, nos encontramos con una nueva tendencia “fetichista” que aún no tiene un nombre que la clasifique, quizás tampoco lo necesite porque anónima y todo cada vez tiene más seguidores, que practican el siguiente ritual: pisar y llenar con las porquerías más improbables un par de connotadas zapatillas nuevas.
¿No lo crees?
https://www.youtube.com/watch?v=p92B8cnnC08
Ok sigamos. Antes, el placer por tener un par de zapatillas nuevas en tus pies llegaba a tal punto de no querer usarlas para que su duración virgen sea casi eterna. Ahora, hay una intimidad única que va más allá: existe un estimulo que suma la excitación de tener algo nuevo en tus pies; el placer se ramifica a la vista, el olfato y el tacto.
https://www.youtube.com/watch?v=MJoS8xSNTqk
Esa cosquilla a los sentidos, ese querer extender ese placer, estos personajes lo llevan a límites insospechados. Someten los pares a experimentos intensos, coqueteando constantemente entre el límite de buscar destruirlas pero sin hacerles daño. Entonces pisotean una torta con las zapatillas puestas. Algo que debe ser como caminar sobre una nube hecha de rap.
https://www.youtube.com/watch?v=BM84w4mRjMc
Internet es el mar donde esta masiva comunidad comparte sus experiencias audiovisuales. Graban y muestran las mil opciones que existen para destruir con total impunidad una zapatilla.
https://www.youtube.com/watch?v=WKGYZ5PCYow
La lista de intervenciones es interminable. Algunos perforan el aire de las prostituidas Air Max, otros intervienen las suelas – para destruir lentamente una inofensiva zapatilla hecha con tanto amor por un niño de 8 años en un país pobre – el resto opta por hacer un mix con todo tipo de comida, sustancias y barro, la mezcla favorita de los fetichistas.
https://www.youtube.com/watch?v=uJhE2dsxfGo
Después de un día entero viendo los infinitos videos, hay un punto importantísimo que destacar: una destrucción perfecta solo se logra con una zapatilla de marca. Ahí se alcanza el clímax de verdad, con imitaciones o zapatillas sin marca, no hay erección mental.
https://www.youtube.com/watch?v=HNFZsfan0tY
Hablar de placeres y cuestionar que es lo que excita a tu cuerpo, es realmente personal. Sin embargo, esta tendencia revela un nuevo signo entre pares que cuentan con mismos gustos y actitudes dominantes que se resumen en el estado de ánimo de cada individuo al momento de iniciar cada nuevo ritual, es decir, el poder mental de poder decidir qué quiero hacer y cómo quiero destruir mis zapatillas a mi manera.
https://www.youtube.com/watch?v=j1DEOdc1ZKY
Muchos hablan de esta tendencia como una ramificación de los “Scally”, una tendencia inglesa proveniente del “Low Life, trailer trash”, que predomina en la urbanidad de la homosexualidad obsesionada por la ropa deportiva y el bellakeo xpress en la calle con desconocidos que son adictos al machismo deportivo. Las similitudes de estas dos tendencias son en el nombre de la categoría madre: el fetichismo. El resto, son netamente placeres y gustos distintos.
El Scally se caracteriza por hombres que se excitan con lamer y oler zapatillas deportivas propias y ojalá ajenas. El orgasmo es triple si son olores de un desconocido. La atracción visual por la ropa sport masculina, buzo con boxers ventilados, es irresistible para algunos hombres homosexuales y heterosensuales.
Las zapatillas son la sangre de estas ramificaciones fetichistas. Y mientras exista un erotismo y satisfacción abstracta, estará todo bien y dejará de ser un tabú. Destruir y actuar intencionadamente añade un nuevo valor agregado a la sobre-estimulación de los centros receptores de placer y las cosas materiales.
Oscar Wilde lo dijo una vez: “Todo se trata de sexo, excepto el sexo. El sexo se trata de poder”. Eso por un lado. Por el otro, la llegada de Pokemón Go, nos deja con la siguiente pregunta: ¿Bulbasaur, Mew, Charmander o Squirtle podrán competir con una zapatilla embarrada?