por Mariana Sequera

Hace un mes que Animal Crossing: New Horizons salió a la venta al mundo para la consola Nintendo Switch, un juego de comunicación ambientado en una isla desierta poblada con animales antropomórficos que se transformó en un fenómeno tanto en venta como en redes sociales, y se ha ido acentuando debido al confinamiento provocado por el coronavirus.

Uno de los motivos que se puede explicar de su tremendo éxito ha sido el impacto luego de 20 años de historia que ha tenido en redes sociales como Twitter, Instagram o Tik Tok. Esto se relaciona al hecho que los usuarios comparten sus hazañas o la propia situación del COVID 19, logrando que la industria del ocio electrónico registre cifras récord.

Lo que es innegable es que estamos ante un juego vivo y que está evolucionando como si de una propia red social se tratase. Es algo que la propia directora y productor, Aya Kyoguku y Hisashi Nogami, destacaron hace unos días en entrevista exclusiva en La Vanguardia. Allí explicaron que conceptos como la diversidad, la vida en comunidad y el disfrute de las cosas sencillas de la vida hicieron que el juego lograse éxito mundial, pese que a abraza costumbres muy japonesas, como salir a cazar insectos por ejemplo.

“Creo que es totalmente cierto que ha aumentado la cantidad de cosas e información de la vida real que podemos obtener con relativa facilidad. Dicho esto, creo que sentimientos como la sensación de logro o apego hacia un artículo ganado con esfuerzo o resolución, o el deseo de mostrar a al resto algo que solo tú has logrado obtener, son algo que todos compartimos”.

“Animal Crossing en sí es un juego basado en la comunicación, por lo que para nosotros es importante que los animales se comuniquen con los jugadores y que también transmitamos que tienen interés en los jugadores. Si esto hace que las personas sientan afecto por los personajes y estén interactuando con ellos, creo que es algo de lo que podemos estar contentos”, agregaron.

Son sus millones de jugadores los que a lo largo del último mes han dado forma a la experiencia de juego, por ejemplo, con fenómenos tan curiosos como la tremenda especulación con el precio fluctuante de los nabos, la caza obsesiva de arañas o la gran personalización que objetos y ropa que los usuarios están compartiendo en las redes estos días.