La autora de “Quiltras” acaba de lanzar su segundo libro, “Que explote todo”, y nos sentamos a hablar con ella sobre su nueva publicación, feminismo y aborto.

En un poco más de seis meses, Arelis Uribe publicó dos libros, una hazaña que no muchos han hecho. Con Quiltras (Los Libros de la Mujer Rota, 2016), una serie de cuentos, tomó prestadas las voces de mujeres jóvenes ficcionales que narran las primeras conversaciones con un ciberamor, el despertar sexual después de una clase de pilates, el machismo presente en su formación y el peso de crecer en lugares sin privilegios, todos contados en primera persona. Ahora, a pocos días de haber lanzado su segunda publicación a sala llena en el GAM, Que explote todo (Los Libros de la Mujer Rota, 2017) es la recopilación de 20 de sus columnas difundidas en distintos medios. Algunas hablan de feminismo, otras de la educación desigual que muchos hemos recibido, o sobre lo que una mujer tiene que pasar en un mundo que la cosifica y la violenta.

La primera persona es su herramienta más preciada y esta vez lo hizo con algo que es profundamente de ella: su propia voz. “No estoy jugando a ser otra persona. Esa es la diferencia entre la ficción y la no ficción: en ficción, siento que yo juego a ser otras personas; yo nunca he vivido en Codegua, nunca he tenido una polola, pero juego a eso. El otro día un amigo me decía la definición de ficción era pensar ‘que hubiera pasado si’’. Entonces, pienso: ‘¿qué hubiese pasado si en lugar de ser Arelis Uribe hubiese estudiado pedagogía en Quilicura y me hubiese enamorado de una chica preciosa en una clase de pilates?’. Es una tangente de la realidad, un mundo posible. La no ficción es totalmente transparente, es lo que es, puedo sentir empatía por otros pero no puedo jugar a ser otros porque solo puedo ser yo. Es tratar de describir la realidad a partir del lugar que uno ocupa”, dijo Arelis.

Lo que tienen ambos libros, cada uno en su vereda, es que están mirados bajo un prisma feminista. Con Claudia Apablaza, editora de Los Libros de la Mujer Rota, hablaron sobre hacer una antología feminista, que se terminó transformando en Que explote todo, porque era muy parecido a lo que venía haciendo con sus columnas  y con su rol de Directora de Comunicaciones del Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC).

Sin embargo, como pasa en la vida de muchas mujeres educadas en Chile, el feminismo entró después. Después, incluso, de ejercer como periodista.

“Me di cuenta que si me sentía incómoda con la desigualdad de género, fue porque era feminista”

En “Feminista no se nace, se hace”, Arelis cuenta la historia de como el feminismo cuajó realmente en su cabeza. De intercambio en Argentina, tomó un ramo sobre comunicación y género. Su profesora comparó el no entender el feminismo con  el problema de lavar los platos, de hacer las labores domésticas porque la mujer se puede llevar perfectamente bien con el marido. Luego, cuando entró a OCAC todo lo aprendido ahí y en toda su vida tuvo sentido en torno al feminismo.

“Cremona lo explicaba así: la perspectiva de género es usar anteojos para mirar el mundo, reconociendo estructuras nocivas naturalizadas. Cuando entré a OCAC Chile esa sensibilidad se afinó. Ya no creo que dé igual que alguien te susurre frases sexuales o te toque sin que tú quieras. Ya no puedo mirar un cartel de Savory sin que me moleste que todas las mascotas de los helados sean masculinas. No puedo ver mis películas
favoritas —Volver al futuro, El Rey León, Superbad— sin sufrir porque ninguna pasa el test de Bechdel (y eso que el test es súper acotado) y porque las parejas románticas del cine siempre son hetero. Ya no creo que sea natural el imaginario conservador donde los hombres ponen la plata y las mujeres lavan los platos”, escribió.

-¿Por qué crees que entró tan tarde el feminismo en tu vida?

Me acuerdo que cuando chica estaba en clase y que dijeran “buenos días alumnos” me hacía ruido, por la pronunciación en masculino. Me acuerdo cuando tenía 13 años y que había una niña en el pasaje que besaba a todos los chicos, y todos los chicos querían besarla a ella, y le decían puta. Entonces pensé: ¿Por qué un hombre que agarra con muchas minas es un campeón y una mina que tiene una vida sexual muy activa es maraca? Me hacía ruido. Vi que había una desigualdad en la forma en la que se habitaba el mundo si te construiste como mujer o te construiste como hombre. Después, me fui a estudiar a Argentina y tomé un ramo de perspectiva de género y aprendí mucho, pero todas esas ideas no me cuajaron y no las entendí completamente hasta que entré a la OCAC. Eso fue en 2014. Ahí esas ideas cristalizaron y le empecé a poner nombre a cosas que me incomodaban desde la intuición. El nombrar las cosas permite ordenarlas. Entre otras cosas, me di cuenta en que si me sentía incómoda con la desigualdad de género, fue porque era feminista.

-¿Tú crees que el feminismo es la herramienta para que en Chile cambien las cosas que están mal?

Sí, y para que cambien las personas. Yo también tengo actitudes machistas. Yo también puedo ser misógina conmigo y con las demás. Entonces, si yo no soy capaz de ver que yo soy de esa manera, pero solo se lo exijo al resto, no tiene ningún sentido. La gracia es que uno sepa reconocer su propio machismo, combatirlo y a partir de eso generas un cambio, y quizás eso pueda resultar inspirador para otras personas. Eso creo: que el diálogo entre lo micro político, lo más pequeño de ti con otros y de a ti hacia ti mismo, es el pilar de la macro estructura política. Entonces, están en diálogo permanente y una se nutre a la otra, y, por lo tanto, si cambia una, en consecuencia va a cambiar la otra. Eso espero.

Liberté, egualité, sororité

Julio de 2017. El Senado aprobó las tres causales para que el proyecto de despenalización del aborto sea una realidad. En uno de los últimos trámites en el Congreso, y por no alcanzar el quórum de diputados para votar, tuvo que pasar a Comisión Mixta, quien terminó por aprobarla. Entre medio, Chile Vamos, decidió mandar el proyecto al Tribunal Constitucional, quien declaró admisible el requerimiento.

Después de tanta lucha, a agosto de 2017, el proyecto sigue en veremos.

-Hablemos de aborto.

Sería muy bacán que por lo bajo se aprobaran las tres causales en el gobierno de Bachelet. Yo creo que hay posibilidad de eso, porque este gobierno necesita una medalla, después de tantas derrotas y sería muy triste que Bachelet, que es feminista a su manera, que es nuestra primera presidenta mujer, que fue directora ejecutiva de ONU Mujeres, una persona que igual yo admiro y respeto, no fuera capaz de sacar adelante un proyecto como éste. Sería una derrota para su proyecto político, para ella como mujer y para nosotros como país.

Por lo tanto, si lo lográramos, sería un triunfo en muchos sentidos, pero sería muy bacán que avanzáramos hacia un aborto libre y seguro. Encuentro que es muy ruda la imposición que se le hace a las mujeres de que bajo cualquier circunstancia tienen que ser madres y hacerse cargo de esa persona. Si la vida fuera tan importante para estos senadores UDI, ¿por qué no hacen un proyecto para que si nace una guagua, le hagan un test de ADN y tenga que criarlo el hombre que lo procreó? Si la vida es tan importante, busca a su papá para que se hago cargo. ¿Por qué le impones a las mujeres la labor de la crianza? Eso lo encuentro súper violento, porque te reduce a, siempre, que ese es tú único rol, para lo único que sirves y lo único que tienes que hacer: procrear. Eres una vaca que trae personas al mundo y no hay opción de que puedas decidir cuando y de que manera planificar tu familia.

Arelis describe un video que hizo Miles Chile sobre el aborto, en el que se le preguntó a varias personas tres preguntas, intentando a puntar por qué a quienes han abortado o van a hacerlo habrían cometido un crimen, que merece cárcel.  “Todas conocemos a alguien que se haya hecho un aborto y nadie en Chile aborta por deporte, ninguna mujer aborto como método anticonceptivo. ¿De qué estay hablando? En el fondo el aborto es un acto feminista en un mundo que impone situaciones machistas violentas a las mujeres. Eso es. Si no violaran, si no se dieran esas situaciones muy violentas no existiría este tabú. Pero se ve así de violento y se ve así de terrible y nos tiene así debatiendo porque todo es muy machista”, explicó.

-¿Cuál sería tu Chile feminista ideal?

Yo siento que la utopía de mi cabeza está mucho más lejos de lo que es la práctica y solo pienso en los conceptos abstractos, que los tengo acá tatuados: libertad, igualdad y sororidad. Siento que deberían ser las máximas que nos mueven. Que se hicieran carne esas cosas, que de verdad la institucionalidad es muy facha pero dentro de su fascismo no nos haga la vida tan horrible. O sea, es tan absurdo que ya hayan tan pocas mujeres en el congreso, de verdad absurdo que las mujeres ganen menos plata por desempeñarse en trabajos similares que los hombres, incluso en el periodismo. De esa desigualdad estamos hablando, por qué eso pasa, ¿qué nos tenemos que cuestionar para que eso deje de pasar? Solo tengo el diagnóstico y lo puedo compartir, pero el qué hacer no lo tengo resulto y es algo que tenemos que ir viendo todos nosotros en la marcha.


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Fotos: Francisco Flores.

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Fernanda Paz Hidalgo