Ser bichote se convirtió en religión. El himno del Conejo Malo se venía anunciando desde X 100pre -reconocido por la Rolling Stones como el mejor disco latino del año-, y se consagra con YHLQSMDLG: yo/hago/lo/que/se/me/da/la/gana.
Lo hizo. Benito una vez más sorprende con un álbum versátil y antojadizo que mezcla estilos musicales y rompe con la convención de aferrarse a una sola línea sonora: desde un sample de La Chica de Ipanema en Si veo a tu mamá hasta el featuring con Jowell y Randy y Ñengo Flow al más puro oldschool en Safaera demuestra que el reggaetón nunca volverá a ser igual.
Y si estábamos un poco asustados por las altas expectativas que nos dejó en su primer largo y la seguida colaboración con J Balvin, el flow tornadizo de Benito nos peina para atrás y contesta de un cachetazo que nunca más debemos desconfiar de él.
Aunque ya había dejado pistas: Ignorantes y Vete fueron los dos adelantos de este compilado de veinte canciones con colaboraciones feat. grandes del género como Daddy Yankee, Arcangel y Wisin y Yandel. Curiosamente, Callaíta (rompedora de récords) no pertenece al álbum -y por defecto a ningún otro-, convirtiéndose en otro capricho del cantante.
A lo caprichoso, porque puede él hace lo que quiere.
Benito Antonio Martínez Ocasio puede hacer un hit sin álbum, puede anunciar el lanzamiento de su disco un día antes junto a Jimmy Fallon vestido con falda y pintado de uñas, puede grabar varios videoclips en la misma habitación, puede estrenar un sábado y no un viernes como es habitual en la industria, y puede hacer que ese sábado sea también 29 de febrero porque si Bad Bunny fuera una fecha sería bisiesto.
Todo esto se lo refriega en su cara a la industria musical. Recordemos que en 2018, el cantante -que hasta hace un par de años trabajaba reponiendo productos en un supermercado- rompía su contrato con Mambo Kingz para cumplir sus sueños sin una multinacional detrás, y rompiendo con los cánones estéticos y contextuales del género que estuvo años estigmatizado por su machismo y falta de valor musical.
Ok boomer.
Hace rato el reggaetón-trap es el nuevo punk. Las nuevas generaciones vienen a acabar con ese pensamiento anticuado de que todo lo viejo es mejor y esa generación tiene una voz en autotune.
Escuchar a Bad Bunny en YHLQSMDLG es viajar desde el autotune contemporáneo hacia el pasado, llegar al dembow más clásico que inventó Daddy Yankee, pasando por el flow que le dio clima a los pokémones, con toques del boom flaite puñeta de 2011 a lo Kendo Kaponi y hasta al reggae de shamanes de hace diez años. No olvida, eso sí, la balada que predomina en su disco anterior en sencillos como Vete e Ignorantes. El amor romántico y sobretodo melancólico del artista se trenza con maleanteo y jodedera una vez más, además de inclusión.
Si en 2019 le hacía gestos al feminismo con Sólo de mí, en 2020 usa una letra aún menos condescendiente con Yo perreo sola. Así, en primera persona. Pero, en los párrafos describe en tercera a la mujer que ilustra el nuevo rol femenino (no cosificador) del reggaetón: “Ella está soltera de antes que fuera moda / no cree en el amor desde amorfoda” (Bad Bunny citando a Bad Bunny versión premio doble).
En ese mismo sencillo, le hace un guiño a la Casa de Papel: “Y una mai fría como Nairobi”. Desde 2016, el conejo se caracterizó por hacer referencias a la cultura pop (o derechamente ñoña). En Pero ya no, por ejemplo, menciona a Pokémon.
El álbum también tiene colaboraciones con Anuel AA, Nesi, Ñengo Flow, Sech, Mora, Jowell & Randy, Myke Towers, Kendo Kaponi, Pablo Chill-e y Duki. Todos ellos ilustran la diversidad y unión latina de esta nueva era; también confirman la identidad camaleónica de Bad Bunny y la generación que representa. Esa generación que permite ser metalero y al mismo tiempo poder escuchar trap sin avergonzarse. Que permite usar falda y ser un ícono de la masculinidad al mismo tiempo. Esa que, como al conejo, te permite hacer lo que se te dé la gana.
La canción sin nombre
Benito hace lo que se le da la gana pero al parecer nunca es suficiente. Porque le gusta jugar con nosotros, termina el álbum con una veinteava canción (<3) al más puro estilo Residente que entre líneas podría darnos la peor noticia del año: su retiro musical.
Como haciendo un oráculo, nos mata en tres versos: “Este disco está cabrón, lo hice pa’ vosotros, y en nueve meses vuelvo y saco otro, pa’ retirarme tranquilo como Miguel Cotto”.