Desde muy chico tuve una tonta convicción sobre los músicos escandinavos asumiendo que su mayor producto de exportación era el brutal sonido de sus bandas de metal. Nada más absurdo y alejado de la realidad, pues con la facilidad que estos salvajes atrapan en un riff de guitarra la “violencia vikinga“, los daneses de Mew son capaces de “transmitir la desolación” del frío con cada suspiro de música.
Hablar y recomendar a Mew es un tanto complejo a primera vista, porque no son fáciles de digerir para quienes odian el indie más somnoliento o los que buscan líricas llenas de fraseos seudo filosóficos. Para escuchar Mew por primera vez lo ideal es sentarte en tu sillón favorito, cerrar los ojos y sentir cómo sus sencillos pero mágicos acordes te seduzcan como por “osmósis“.
Ahora que ya estás listo, sigamos
Mew posee hasta el momento 4 discos editados, siendo Frengers (2003, Columbia records) el que les dió renombre mundial y un puesto en la historia del rock mundial. Frengers es un viaje tan jubiloso como sombrío por las misteriosas divagaciones de sus líricas, una suerte de retrato surrealista lleno de metáforas hacia el amor y alguna musa desconocida. Musicalmente esa dualidad alegre y gris a la vez le permite ser un disco perfecto para “despedidas y reencuentros”. El cierre del álbum con la escalofriante “Comforting Sounds” es una experiencia a otro nivel que en serio, todos deberían tener.
A pesar de que Mew se lanzó a la fama con Frengers, su historia se inició mucho antes con un disco tan mágico como este denominado Triumph for Man (1997, Aqua records). En él dieron inicio a su experimentación con sonidos minimalistas pero complejos e irreales, con temas como Panda , Snowflake o Pink Monster como verdaderos íconos. Half the World is Watching Me (2000, Independiente) es una clara transición entre A triumph y su histórico disco, el que les permitió llevar a cabo una experimentación sonora poderosa, transformando su sonido tan etéreo en algo más disonante y oscuro.
Su último trabajo denominado And Th Glass Handed Kites (2005, Sony) los llevó a desordenarse, experimentar y abrir mucho más el espectro sonoro, aprovechando así la intensidad de una guitarra y bateria mucho mas agresiva – en contraste con ese teclado tan invernal que los caracteriza – para generar esa dualidad de matices que desarrollaron tan bien con Frengers. And the Glass Handed Kite representa la fusión y maduración de todo lo hecho hasta entonces, siento como una gran canción donde animales, espectros y entes personifican al hombre en un introspectivo viaje a través del mundo. Como guinda sobre la torta, este Mew renovado, deja de lado su parte más divagante y onírica y nos obsequia hermosas poesías como The Zookeeper’s Boy o la desolante Louisa Louisa, con un contenido más digerible que nunca.
Actualmente Mew se encuentra trabajando en No More Stories, album que ya se ha dejado entrever gracias al lanzamiento de No More Stories EP, que a simple vista suena mucho más optimista que todo lo compuesto hasta este momento aunque el Starty Swimmer’s Chant son como una doble bofetada para recordarnos claramente la historia que han construído hasta este momento, como una banda llena de misterio, magia y sonidos exuberantes y merecedora de ser un verdadero imprescindible.
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