Blu es uno de los grafiteros más destacados del mundo y ha eliminado sus murales realizados en Bolonia (Italia). Sus razones son claras; se opone a que sus trabajos de street art se exhiban dentro de un museo.
El anónimo dibujante fue quien informó esta determinación y publicó algunas fotografías en donde sus colaboradores arrancaban sus grafittis de las paredes o bien, los cubrían con pintura gris. Es su manera de protestar contra la presencia de sus obras en la exposición “Street Art: Bansky&Co” del Museo de la Historia de Bolonia.
No importa si las obras arrebatadas en Bolonia son dos o cincuenta, si los muros que las albergaban estaban escondidos tras fábricas en demolición o en una bello barrio de la periferia norte. No importa ni siquiera ahondar en la grotesca paradoja que representa el arte callejero dentro de un museo
Según la percepción de Blu, esta exposición “es el símbolo de una concepción de la ciudad que debe ser combatida, basada en la acumulación privada y sobre la transformación de la vida y de la creatividad de todos en beneficio de unos pocos.”Es así de simple; no acepta la sustracción de un bien colectivo al espacio público.
Blu dio rienda suelta a su pasión por el street art hace viente años. Desde entonces, sólo ha crecido como artista y su trabajo se ha expandido por ciudades como Sao Paulo, Managua, Londres, Praga y Zaragoza; siempre murales de grandes dimensiones y plasmando con aerosoles las más crudas críticas sociales.