Freya Jobbins es una artista que nació en Johannesburgo pero que se crió en Sydney. Su propuesta al momento de crear esculturas es diferente a todo lo que habíamos visto; utiliza piezas de juguetes infantiles para elaborar bustos y rostros. En su mayoría son piezas de muñecas y barbies y el resultado es increíble.
De buenas a primeras, producen una sensación inquietante ya que son creaciones con muchas irregularidades. Sin embargo, al analizar las piezas con detención, asombra la minuciosidad y precisión con la que han sido confeccionados; todas las piezas han sidoperfectamente escogidas y encajadas.
Según explica Jobbins, se trata de una exploración artística de la relación entre consumismo y la cultura del reciclaje. También ofrece una visión tétrica y oscura, totalmente opuesta a lo que normalmente vemos como inocentes y comunes juguetes infantiles: “Estoy interesada en generar un rango de respuestas a objetos culturales existentes, que han sido colocados fuera de contexto. La ironía de mis obras es que tomo un material que ha sido creado para ser tocado, y lo convierto en intocable como obra de arte.”