Camila León (28) nos reveló las motivaciones que la llevaron a cambiar su vida y cuerpo de forma radical, también abordó el tema de los esteroides y los sacrificios que implica practicar una disciplina que lleva la musculatura al límite. “Un cuerpo musculoso no es sinónimo de masculinidad”, asegura.

Si bien la explosión de los gimnasios en todas las ciudades de nuestro país no ha logrado disminuir en absoluto los altos índices de obesidad y sobrepeso en Chile, sí consiguió generar adeptos dentro de una de las disciplinas menos comprendidas y exploradas por la opinión pública.

El fisicoculturismo  ha sido señalado como una instancia donde se lleva el cuerpo al máximo, pero poco se ahonda en el sacrificio de entrenar y competir. Incluso la serie de prejuicios basados en el uso de esteroides y trastornos alimenticios como la vigorexia, relega  este deporte a la categoría de un hobby en lugar de tomar en consideración que cumple con todos los puntos que se requieren para tener un lugar reconocido como cualquier otra disciplina.

¿Con qué propósito y cuáles son las razones para que una persona modifique de tal manera su cuerpo?

Camilia León, periodista y fisicoculturista que compite en la categoría bikini body, cuenta las motivaciones que la llevaron a tomar este camino donde la exploración de los límites del cuerpo se mezclan con los riesgos que implica el entrar en esta disciplina.

“El tema del físicoculturismo capturó mi atención desde niña pero lo veía como algo imposible de aplicar en mi vida. Nunca fui deportista y siempre tuve una contextura delgada. Luego de ir al gimnasio por dos años sin ver resultados, contraté a una profesional para que me ayudara a ver resultados más eficaces.

Entreno seis veces a la semana. De lunes a sábado pesas y cardio. Las pesas se dividen en grupos musculares, por ejemplo: el lunes glúteos, martes piernas, miércoles abdominales, etcétera y luego se complementa con media hora de pesas de cardio-leve, nunca intenso para no quemar músculo. El domingo es de cardio, cuarenta minutos y luego disfruto el día. Todo se trata de constancia, lo que hacemos es una disciplina de alto rendimiento, por lo que no te sirve ir al gimnasio dos veces a la semana”

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Esta disciplina tiene diferentes limitaciones: no puedes comer azúcar, no puedes comer harinas, no puedes comer pastas. Me gusta un bueno vino de repente con los amigos, pero tuve que dejarlo por las competencias. Tampoco tu vida tiene que ser una fomedad en el tema de las comidas, nadie puede vivir a puro pollo hervido. Como seis veces al día, y en este minuto mi dieta es en base a carbohidratos, porque estoy en etapa de volumen (que significa crecimiento muscular y afinar algunas partes de mi cuerpo como los glúteos)”

Odio el pollo. Lo detesto y me da asco. Trato de hacerlo al horno, condimentado a la parrilla para hacerlo más entretenido. No me gustan las ensaladas frías tampoco, así que es mejor prepararlas como tortillas. Tener un régimen estricto en el tema de las comidas no tiene porqué ser un sufrimiento, nadie puede vivir a pura lechuga después de todo”.

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No he tenido la oportunidad de conocer a alguien que use esteroides pese a que han existido casos públicos. Hay drogas legales que dañan mucho más el organismo. Se piensa que sin las drogas estimuladoras del crecimiento es imposible alcanzar ese nivel o grado de musculatura, pero dentro de mi categoría –bikini body– no es necesario el uso de esteroides porque no tenemos que crecer o marcar tanto como en otras ramas de la disciplina. Estoy a favor de su uso siempre que sea en dosis bajas, ser responsable con estos y no obsesionarse ni depender de ello. Lograrás el cuerpo que quieras si eres consciente de la dieta que sigues, que al fin y al cabo es más importante que ir al gimnasio”.

Respecto a que existen trastornos alimenticios ligados a esta disciplina, es completamente verdad. No voy a generalizar, pero por el hecho de estar restringiéndote en las comidas y estar pendiente en que no comer, hasta sacarle fotografías a tus comidas, ya es catalogado como un trastorno pese a que no es tan grave como la bulimia y la anorexia. Muchas chicas pueden llegar a eso si no se cuidan debidamente. La línea entre la disciplina y la salud es muy delgada y fácil de cruzar”.

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Mucha gente dice que las mujeres que practicamos esta disciplina se “afean” ante tanto trabajo muscular, pero para mí es algo de gusto. Muchas amigas mías admiran mi cuerpo pero no quisieran tenerlo. Todas tienen una opinión al respecto. Me gusta mi cuerpo, me gusta que se vea marcado, depende de cada uno. No lo hago por un tema de ego, lo hago porque hay gente que le interesa saber cómo es mi proceso. Uso las redes sociales para motivar lo más posible y para que la gente se atreva. Un cuerpo musculoso no es sinónimo de masculinidad

“Para mí esta vida no es un sacrificio porque me apasiona. La gente cree que es un sacrificio dejar de tomar y comer, pero cuando tienes un culto por tu cuerpo y llevarlo al límite, me fascina. Siempre quise saber el límite de mis capacidades. Tampoco te puedo decir que me dedique a esto durante años, pero por ahora es un estilo de vida que me  llena de energía, felicidad y endorfina. No puedo imaginarme un día sin trabajar mi cuerpo, porque me hace sentir bien tener un cuerpo trabajado. Cada uno tiene su cuerpo y elige saber como manejarlo, elegí tener esta vida, y también respeto las opiniones de personas que no lo entienden