Partamos por la definición de la palabra en cuestión: Blackfishing se refiere a personas que utilizan su imagen afroamericana para ganar popularidad sin pertenecer a la etnia en cuestión. Esto se diferencia mucho de la apropiación cultural, puesto que estas personas oscurecen su piel intentando convencer a la audiencia de que realmente pertenecen a este grupo étnico aunque realmente, se trata de un engaño.

La discusión no es nueva, pero resurgió gracias a Ariana Grande y su canción “7 Rings”. Existe una línea específica donde la cantante dice, en su traducción al español, “Te gusta mi cabello? Muchas gracias, acabo de comprarlo/lo veo, me gusta, lo quiero, lo tengo/.

Princess Nokia -cantante afroamericana- acusó directamente de plagio a la cantante por una canción muy parecida llamada “Mine” donde habla sobre el cabello y las extensiones características que usan las mujeres afroamericanas. Grande respondió que el tema no se trataba de apropiación sino de apreciación, aunque los cambios en su imagen durante los últimos años distan mucho de esta excusa.

Grande no es la primera -probablemente tampoco la último- porque no podemos olvidar los años que Christina Aguilera adoptó una imagen catalogada como “urbana” para diferenciarse de su archinémesis. Hablamos de Britney, obviamente.

Bruno Mars ha sido acusado de lo mismo, suponiendo que todos piensan que es afroamericano gracias a su música y estilo para vestir. Sin embargo, el cantante se llama Peter Hernández, y es de ascendencia filipina.

Puede que sean nuestros artistas favoritos y no se puede dejar de lado que sean increíblemente talentosos, pero no podemos obviar un simple hecho:

Esto está mal

El blackfishing en las celebridades se debe a que con esto pueden expandir su foco de atención y fandom hacia otros públicos. En el fondo, más que una medida apreciativa es meramente lucrativa para así alcanzar la mayor cantidad de bolsillos posibles.

Pero las celebridades son lo de menos. Diferentes influencers generan miles de dólares gracias a que copian y pretenden ser de una raza que no son. Claramente hay mucha gente afrodescendiente ofendida porque su exclusión dentro de los cánones en los medios de comunicación es histórico, y hoy en día gente privilegiada lucra con tan solo imitar su apariencia.

“Están ganando éxito pareciéndose a mí mientras yo trabajo diez veces más para llegar a donde realmente quiero estar. Es injusto” sostuvo una usuaria para el diario El País cuando escribieron sobre el tema.

Diferentes publicaciones sostienen que la importancia de dar a conocer este problema es dar cuenta de la histórica apropiación de la cultura afroamericana por parte de personas blancas en un mundo donde la violencia de género en Estados Unidos triplica a las tasas en esta etnia.

El pelo rizado continúa siendo objeto de discriminación en empresas de Estados Unidos y el mundo, pero ni siquiera deberíamos estar desglosando el por qué esta práctica es del todo errática, porque si no ves que hay un problema en ello, entonces sin lugar a dudas continuará.