En entrevista con GQ, el actor de “Érase una vez en Hollywood” contó por qué está seguro de padecer prosopagnosia o ceguera facial, un desorden de la percepción que imposibilita recordar caras aunque sean conocidas. “¡Nadie me cree!”, dijo Pitt sobre este problema que cada vez le está causando más inconvenientes en su vida personal.

Si en algún momento conociste al célebre actor Brad Pitt, él no te volverá a recordar la próxima ocasión en que lo veas. Por más que hayan tenido una larga y amena conversación, él olvidará los rasgos de tu rostro y el contexto en que te conoció.

La razón es simple: el actor cree que padece de prosopagnosia o ceguera facial, un extraño trastorno neurológico que no permite reconocer y recordar los rostros de las personas. Así lo contó Pitt en una entrevista reciente con la revista GQ.

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“¡Nadie me cree!”, explicó el actor sobre su presunta enfermedad que le ha causado problemas en distintas instancias sociales. Además, durante la entrevista admitió que le preocupa que, al no reconocer rostros, sus conocidos lo vean como “distante, inaccesible”.

Foto: Reuters.

Sin embargo, esta no sería la primera ocasión que Pitt habla de padecer este trastorno.

En 2013, en conversación con la revista Esquire, el protagonista de “Érase una vez en Hollywood” también se refirió a los efectos que le ha traído la prosopagnosia en su vida personal. 

“Muchas personas me odian porque creen que les estoy faltando el respeto. Así que lo juro por Dios, hubo un año en el que solo dije: este año solo voy a enfrentarlo y decirle a la gente: ‘Está bien, ¿dónde nos conocimos?’ Pero solo empeoró. La gente estaba más ofendida”, contó en esa ocasión.

La prosopagnosia o ceguera facial apenas fue diagnosticada como un trastorno en 1990. Sin embargo, no es algo poco común como se podría pensar.

Marlene Behrmann, neurocientífica de la Universidad de Carnegie Mellon que se ha dedicado a investigar esta enfermedad, explicó a ABC que “hay estudios que calculan que el dos por ciento de la población padece prosopagnosia, pero puede que sea una estimación a la baja, porque la mayoría de la gente no está diagnosticada”.

Además, este desorden de la percepción se puede producir por dos formas. El origen más común es que sea congénito, es decir, desde el nacimiento. No obstante, las personas también podrían padecer esta enfermedad luego de una lesión cerebral, un accidente cerebrovascular o un traumatismo craneoencefálico.