Funcionarios de Gendarmería respondieron a las acusaciones que hizo la defensa de Hernán Calderón Argandoña, que denunció que el imputado por parricidio frustrado está recibiendo “tratos crueles e inhumanos” por parte de los gendarmes que lo custodian en la clínica psiquiátrica El Cedro, donde se encuentra cumpliendo la medida cautelar de prisión preventiva.
Según indicó su abogado, Mario Vargas, a Nano Calderón lo han “mantenido engrillado de pies y manos, día y noche, debiendo comer, ducharse y no se lo deja caminar ni salir de la pieza, incomunicado y no dejándolo tener tratamiento médico”.
Además del jurista, su madre, Raquel Argandoña señaló que “Está amarrado 24 horas con una cadena, hasta a un perro tu lo sueltas para caminar, es injusto”.
Ante estas declaraciones, la Asociación Nacional de Suboficiales y Gendarmes (Ansog) rechazó lo que consideran como un intento por “criminalizar” el trabajo de Gendarmería.
“El personal a cargo de la custodia cuenta con las capacidades tanto técnicas como profesionales para la custodia, aparte de eso el servicio de hospital es muy delicado y requiere de cierto protocolo de seguridad”, señaló el sargento primero Carlos Fernández, dirigente nacional del gremio.
En esa línea, Fernández señaló que “si él encuentra que no es acorde a lo que necesita, váyase a una UPFT (Unidad de Psiquiatría Forense Transitoria), que tienen los recintos penitenciarios del país”.
Razón tiene en esto Carlos Fernández, Director de @ANSOG_CHILE, sobre el caso de Nano Calderón:
"El trato debe ser igualitario para todos, sin privilegios (…) hay molestia, el que no tiene plata y rompe un torniquete va a la cárcel, el parricida -con plata- va a una clínica" pic.twitter.com/Nqs1fEjSeu
— Vagabundo ilustrado (@vagoilustrado) August 21, 2020
“Lo que buscamos es igualdad ante la ley para todo ciudadano que se encuentre privado de libertad”, puntualizó.
La dura respuesta llega el mismo día en que se empieza a viralizar una creepypastera teoría que acusa a Hernán Calderón Jr. de ser el culpable del incendio que destruyó la casa de Felipe Camiroaga.