“Es una pequeña reflexión personal sobre cómo sentí que podía desaparecer en el trasfondo de mi cultura”, declara la fotógrafa keniana sobre su última serie Camo, donde entre medio de telas se genera una ilusión óptica en la que modelos negros se pierden en el wax.  Conoce sus imágenes y la crítica cultural que esconden.

Thandiwe Muriu es una fotógrafa autodidacta de Kenia, quien según cuenta fue educada, “en la universidad de Youtube”. En una entrevista con la BBC habló de cómo su padre le enseñó a usar una cámara, hecho que determinó su elección de carrera cuando creció. Para ella este oficio es “la combinación perfecta de ciencia y arte“.

En su país cuenta que la fotografía comercial está dominada por hombres y que tuvo que abrirse camino para ser respetada. “Soy pequeña, parezco muy joven y muchas veces lo más que conseguía era que la gente me desestimara. Alguna vez entré al set y la gente le habló a mi asistente, que es un hombre, asumiendo que era el fotógrafo y no yo. Tuve que aprender a ser valiente y audaz”, cuenta Muriu. 

Hoy tiene una apuesta estética que busca criticar y celebrar su cultura. “Me encanta la fotografía de moda, podría dedicarme a ello todo el día, pero me di cuenta de que tenía que ser una fotografía de moda que reflejara quién soy y mis antecedentes”, explicó. Y fue así cómo llegó a la idea de crear la serie Camo (camuflaje en inglés) en 2015. 

Las imágenes son, “una pequeña reflexión personal sobre cómo sentí que podía desaparecer en el trasfondo de mi cultura. Como fotógrafa comercial me di cuenta cuán rápido, debido al contexto cultural, puedo ser descartada y desaparecer”, reflexiona. Conforme avanzaba con el proyecto, Muriu se inclinó hacia la belleza africana y comenzó a investigar sobre peinados históricos y tradicionales del continente. 

“Se convirtió en algo más que mirar la belleza. Se trataba de preguntar: ‘¿Cuáles son los símbolos de la belleza que hemos perdido?‘”, sostiene. Para crear las fotografías pasaba horas en las tiendas de Nairobi escogiendo telas, “que sean realmente llamativas, con estampados casi psicodélicos, que parezcan que están vivas, que se mueven y que confundan a quien las mira”, cuenta. 

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Pero no todos los diseños que usa son tradicionales. “Estamos en esta nueva África, esta nueva generación, y amamos nuestros estampados pero no los vamos a usar de la manera tradicional”. Siguiendo la misma línea, utiliza modelos de piel oscura para criticar la “cultura del blanqueamiento” de Kenia. Su intención es que una niña keniana de 10 años pudiera ver las fotos y decir: “Esa soy yo”.