La falta de reconocimiento a las campeonas nacionales refleja la eterna deuda del estado con el deporte juvenil y sobre todo femenino.

Chile es un país que se paraliza durante los partidos que juega la Selección Chilena de Fútbol: todos recordamos el momento en el que estábamos tras ganar, en dos oportunidades, la Copa América. El fervor es tanto que las celebraciones se extrapolan incluso a aquellos que ven fútbol de forma esporádica, porque la alegría de vivir un triunfo se contagia y dan ganas de celebrar con escándalo.

Si bien el fútbol es un deporte que se roba toda la atención de la prensa deportiva por sobre otras disciplinas de forma indiscutida, la situación no es recíproca en comparación al fútbol femenino,donde los triunfos  mucha veces igual de importantes pasan desapercibidos bajo el más completo anonimato mediático.

Esto es algo que no cambia y que luego de que la Selección Universitaria de Fútbol Femenino resultara campeona de forma invicta en Bogotá, el escenario no ha sido replicado en ningún medio de comunicación y ni siquiera Fenaude Federación Nacional Universitaria de Deportes– publicó en su página web oficial.

Según cuenta Macarena Aguilar, preparadora física del equipo, las chicas solo piden reconocimiento luego de tener que enfrentar problemas de financiamiento y equipamiento, donde la ropa que se les entregó para competir era mucho más pequeña que sus tallas.

La organización ni siquiera tenía agua embotellada para las deportistas, arriesgándolas a consumir el líquido directamente de la llave en un país ajeno, peligro que las deportistas debieron correr para no deshidratarse. 

“Las chicas han sido campeonas nacionales durante 4 años no consecutivos y se prepararon años para este evento que Fenaude no publicitó”, explica Macarena que ha estado trabajando con ellas como preparadora física desde abril de este año junto a los entrenadores Mario Guzmán y José Manuel Alvarado.

“El financiamiento fue entregado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde se gastó como mínimo 8 millones de pesos tan solo en costos de viaje, ya que los pasajes tenían un precio de 800 mil pesos por persona. La institución fue la única que dio la cara y apoyó totalmente a las deportistas bajo el estatuto correspondiente a la dirección de deportes”, añade.

Pese a las condiciones, los resultados entregados por las deportistas fueron impresionantes y marcaron un precedente para el fútbol femenino: ganaron 8-0 durante el  primer partido, 9-0 en la semifinal y resultaron victoriosas con un 4-1 en la capital colombiana.

 

Sin embargo y pese al triunfo, la organización no entregó copas a las deportistas. Fenaude, que se había comprometido a realizar una transmisión del partido, tampoco cumplió con esta parte, emitiendo parte del juego con calidad paupérrima.

“Pese a la felicidad y emoción de haber salido campeonas, fue una decepción que no nos hayan hecho entrega de un copa, no por un tema material, sino por lo simbólico que es tenerla y por lo tradicional que es”, agrega Pía Zamorano, arquera del equipo.

“En un comienzo no nos molestó, incluso pensamos que la entregarían después, lo que no pasó. Luego nos resignamos, pero vimos a través de las redes sociales que al fútbol masculino les entregaron algo. Nos dio rabia notar la diferencia que sigue existiendo entre hombres y mujeres”, añade.

Respecto a la poca cobertura de la prensa, donde la falta de estas noticias desmotiva a otras deportistas primerizas a seguir el mismo camino, la arquera también tiene una opinión al respecto: “Me siento menospreciada, hemos conseguidos bastantes logros y no aparece en ninguna parte, siempre hay noticias ‘más importantes'”.

“La verdad que a uno como deportista, le gustaría que se dieran a conocer los logros que se obtienen, que hubiera una mayor difusión y por sobre todo apoyo al fútbol femenino y a los demás deportes que son relegados a segundo plano”, dice.

Las chicas partieron su viaje el 18 de septiembre y ganaron el campeonato de forma invicta ayer por la tarde, demostrando que seguirán con su camino pese a la falta de interés, tanto de las mismas organizaciones a cargo de su cuidado como del público.