Una conversación con la curadora, profesora de Historia del Arte y fundadora de Public Art Dialogue.

Primero, un poco del descollante CV de Cher Knight.

Cher Knight es profesora de Historia del Arte en el Emerson College de Boston, es especialista en arte público y estudio de museos. Ha publicado en Analecta Husserliana: The Yearbook of Phenomenological Research, el Journal of American and Comparative Cultures, Visual Resources y American Art Review.

La Dra. Knight es feminista y ha escrito para las antologías Blaze: Discourse on Art, Women and Feminism (2007, Cambridge Scholars Publishing), y Reclaiming the Spiritual in Art: Contemporary Cross-Cultural Perspectives (1999, SUNY Press).

Tiene tres libros hasta la fecha: El arte y la vida de RAD Miller (2009, James A. Michener Museum of Art), Arte público, teoría, práctica y populismo (2008, Blackwell Publishing); y Louis Bosa: Un ojo afilado y un corazón amable (2005, Michener Museum).

Es fundadora de Public Art Dialogue, donde también se desempeña como co-presidenta.

Esta es una organización profesional que brinda un foro crítico e interdisciplinario para las artes. Fue co-editora de la revista Public Art Dialogue que se publica dos veces al año desde el 2011 hasta el 2017 y ahora forma parte del consejo editorial.

Es parte del consejo asesor de Now + There, una organización artística sin fines de lucro dedicada a llevar arte público temporal y específico en Boston. Actualmente es la Asesora del Memorial del Boston Marathon Memorial (Comisión de Arte de Boston y Alcaldía de Artes y Cultura, Ciudad de Boston), así como la Public Art Scholar en el Comité de Arte de Martin Luther King, Jr. y Coretta. Scott King Memorial (Comisión de Arte de Boston, Ciudad de Boston y organización sin fines de lucro King Boston).

La experta estuvo en Chile para la feria Ch.ACO, y nos juntamos a conversar con ella sobre arte público, museos, arte chileno y también sobre la influencia del arte latino en Estados Unidos.


Según tus textos el sitio siempre determina el público, lo que automáticamente convierte este espacio en una cuestión de clases, en una barrera, porque aunque sea “público”, la ubicación de lo público trae consigo toda una discusión sobre geopolítica, clases sociales y ocupación del espacio.

¿Necesitamos más artistas que utilicen todos los lugares? ¿Cómo podríamos entonces pensar un arte democrático que potencie su capacidad de hacerse preguntas, de plantear preguntas y de problematizar la contingencia o la memoria pero que al mismo tiempo permita que todos puedan verlo?

El sitio puede ser muy importante porque es físico, es un lugar donde está localizado el arte y así la gente puede acceder, ir, llegar al lugar y entenderlo, pero algo más importante que el sitio es la historia, la cultura, el significado político. Estos signos pueden llegar a ser más importantes que el lugar físico.

Si el sitio está en un lugar donde la gente vive o trabaja, probablemente el arte que se exhiba será visto y la gente encontrará la manera de llegar ahí y entrar a verlo. La parte difícil es hacer que la gente que ni vive ni trabaja en ese lugar pueda ver el arte que ese exhibe.

El mundo del arte tiene que conectarse con la gente, tiene que lidiar con problemas que le preocupen a la gente y con los que estén lidiando ahora mismo también; y tiene que ser significativo para ellos, de otra manera se preguntarán ¿Por qué tengo que ir a ver esa exposición?.

Si el museo está ubicado en un lugar al que no muchas personas pueden ir, pero habla de problemas o temas que les interesen, hay que ingeniárselas para publicitar las exposiciones en zines, blogs y medios que lea gente que pueda sentir interés en asistir.

O podemos sacar el arte del museo.

Exacto.

Los movimientos artísticos en su gran mayoría, casi en su totalidad, comienzan desde los sectores más subestimados que no estaban en museos y que no tenían plata para mover su arte por museos y se las ingeniaban desde la precariedad. Muchas veces no sabían que estaban haciendo arte o no reflexionaban sobre los procesos como lo podría hacer una académica historiadora del arte.

Creo que algo interesante que también estoy segura que pasa aquí es que tienen artistas o grupos de artistas trabajando juntos haciendo arte sin obtener ningún permiso para hacerlo, no le preguntan a la ciudad, no le preguntan a los museos, hacen intervenciones o performances o se toman un espacio público y hacen arte callejero o graffitis, o coreografías multitudinarias. Es una manera en la que consiguen poder social y político.

Puede ser muy complicado cuando una galería o un museo ve este arte y los invita. Por un lado los artistas están tratando de hacer carrera y tratan de vivir y por supuesto que lo entendemos. Pero el dinero no lo es todo, es sólo un factor que tiene que estar balanceado con todos los demás, como lo decías tú: político, social, derechos humanos, medio ambiente, contexto, lugar… si el dinero se vuelve más grande que todo eso, ahí es donde empieza el problema.

Hay algunos artistas que están tratando de descifrar cómo trabajar con museos y galerías, pero sin que se apropien de su trabajo. Desafortunadamente son los artistas que ya tienen una gran reputación los que saben cómo trabajar con estos espacios porque pueden decir no trabajaré con esta galería o no con este museo, lo quiero hacer a mí manera. Los artistas que están emergiendo no pueden decir esto.

No es lo mismo una obra creada por un chileno en Estados Unidos hoy que una obra creada por un chileno hace veinte años. La contingencia latina en Estados Unidos va en alza, y los ojos están puestos sobre los latinos. ¿Cómo crees que se han ido ocasionando estos fenómenos migratorios? ¿Qué tanto tiene que ver la influencia anti inmigración de Donald Trump en el arte que se está creando por inmigrantes en Estados Unidos?

Creo que parte de esto es sospechoso para los artistas que están interesados en la política. Por ejemplo, tu país vivió la dictadura de Pinochet y podemos ver cómo la gente de aquí vivió ese trauma, esa pena, ese sufrimiento a través del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Parte de lo que está viviendo la cultura en Estados Unidos es similar a lo que vivieron ustedes. Puedo asegurarte que muchos, muchos, muchos estadounidenses no están de acuerdo con lo que Trump hace y sus políticas como presidente. Es muy problemático para nosotros escuchar lo que dice sobre la inmigración y ver cómo trata a la gente. Hay una conexión real cuando ves la historia de un país como Chile.

La gente en Estados Unidos está interesada en saber cómo se han vivido estas tragedias, de la manera en la que han trabajado la memoria y también cómo han ido avanzando, pero sin olvidar lo que pasó. Parte de esto es hacer arte que no ignore los procesos históricos de los países, como testigos de lo que ha pasado.

Estamos en una cultura de protestas constantemente, no puedo contar todas las protestas en las que he estado. Voy con mis hijas, mi esposo, mis amigos, y nuestras familias. Mucha gente está involucrada en esto, gente que siente que debe hacer algo porque no podemos seguir sintiéndonos sin poder. Creo que es algo que pasa con el arte aquí en Chile. Hacer arte es reclamar un poder que nos corresponde, para decir estoy aquí, esto pasó, no seré ignorado. Ahora en Estados Unidos incluso si no estamos cambiando todas las políticas públicas que quisiéramos, al menos podemos pararnos y decir no creemos en esto.

Ahora hay una apertura, estamos más dispuestos y queremos aprender sobre la cultura latina. Sobre todo ahora, y antes también pero particularmente ahora, sin razones se han creado tensiones y miedos, se ha hecho sentir a la gente mucho menos segura, es un clima y tiempo muy peligroso.

Por un lado tenemos a gran parte de Estados Unidos invitando a latinas, latinos y latinxs (dice pronunciando la equis), y por otra parte hay gente de mente cerrada, aunque también depende del lugar en el que te encuentres.


¿Cómo se gestiona el trabajo curatorial? ¿De qué depende? ¿Quién corta, edita, suprime, mueve, escoge? ¿Museo, artista, curador? 

Depende en exclusiva del curador. Algunos tienen la mente abierta y tienen claro con quien quieren trabajar y los invitan. Los buenos curadores piensan profundamente y estudian y ven a todos los artistas que pueden y no sólo a los que conocen, están conscientes de las nuevas generaciones de artistas y usualmente cuando los invitan a alguna feria, o a una exposición como una bienal, trabajan en equipos.

Es peligroso cuando un curador intenta hacer de su punto de vista el tuyo. Es un balance entre tener una visión clara, un tema o una idea que quieras compartir con la audiencia, pero sin presionar, sin asumir que tu audiencia es tonta. La gente es inteligente. Hay que darles la información en un contexto (El framework), y permitir que hagan sus propias interpretaciones, lecturas, conclusiones.

¿Cómo gestionan los curadores su trabajo?

Las exposiciones, las ferias, las bienales pueden ser engañosas cuando lo único que hay atrás es dinero. Si hay alguna preocupación solamente de los coleccionistas puede ser problemático y al mismo tiempo si no vendes algo no puedes hacer la feria.

El balance puede ser: pensar en los coleccionistas, pero entender que ellos no son tu única audiencia. Los curadores deben trabajar para que la gente se sienta bienvenida ¿Quién quiere ir donde no es bienvenido?

Cerca de una escuela donde hago clases hay una galería que se preocupa de los puntos comerciales, he llevado a mis estudiantes ahí muchas veces, pero nunca hacen sentir a nadie como un extraño, que está en un lugar que no le corresponde. La gente puede ir y estar todo el tiempo que quieran viendo el arte sin sentir la obligación de tener que comprar arte. No dejan los precios en los cuadros, los tienen en el escritorio, entonces si quieres preguntar por el costo lo puedes hacer. Cada año hacen una jornada en la que los artistas donan un cuadro, y ellos donan todas las ganancias para personas que viven con VIH, de hecho también con esa plata construyeron una escuela en una zona rural de África.

Hace unos días una curadora e historiadora del arte chilena nos dio su perspectiva sobre las bienales de arte contemporáneo. Dijo que estaban en crisis y que ya nadie entendía muy bien para qué servían las bienales de arte ¿En qué situación están hoy?

Hace unos cien años atrás era muy popular hacer “ferias mundiales” y la gente viajaba y te exponías a otras culturas y otras ideas. Mucho antes que Internet y la tecnología que tenemos ahora. Yo nunca había venido a Chile, pero sí leí, vi imágenes, investigué sobre los museos y galerías que hay acá. De eso se tratan las bienales, o de eso se trataban. Fui a una el año pasado y tuve la misma pregunta por mucho tiempo ¿Qué es lo que quieren lograr con esto? Antes era mostrar el arte más genial, más inteligente, más interesante, más actual.

Una de las cosas que puede ser más desafiante para las bienales puede ser tener un foco global, y cuando tratas de hacer eso puedes perder todo el sentido de propósito ¿Quién puede ver una bienal completa y recordar todo? Quizá podrían ser más pequeñas para no perder el foco y así ser más cercanas. O ser, también, en diferentes ciudades, donde no todo esté concentrado en el mismo lugar todo el tiempo porque sino tendrás a la misma gente del mundo del arte siendo espectadora.

Bienal Pavilion Sao Paolo
Bienal Pavilion Sao Paolo

¿Recordar el arte que viste en una bienal es responsabilidad del curador?

Sí. En Nueva York vi una exhibición de un artista francés y era gigante y sólo tenía tickets para un día, todo se veía igual y era agotador. Salí y el guardia me dijo no puedes volver a entrar si sales una vez, y le respondí: Uff, lo sé. Y me fui. Lo único que recuerdo no era la calidad del artista sino lo mucho que había que procesar y lo abrumador que resultó la exposición. Responsabilizo a los curadores por eso. Tienen que ser capaces de tomar buenas desiciones para que la audiencia esté expectante y quiera quedarse a ver todo el show.

Las críticas al arte contemporáneo hoy se acentúan en la “falta de prolijidad o técnica”, entre otros. Puristas de las artes piensan y critican las artes contemporáneas desde su significado tradicional. ¿Podrías tratar de crear alguna definición de arte contemporáneo? ¿Cómo se podría criticar este arte? ¿Se debe entender el arte contemporáneo? ¿Se debe seguir pensando que este arte debe ser bello, sublime e inmortal?

Mucha gente ve el arte contemporáneo y dice: Oh, yo podría pintar eso, pero la idea con este arte, y no quiere decir que no tenga o que le falte técnica o habilidad, es que hace que no sea de lo único de lo que se trata el arte. El concepto, las políticas son importantes. Ya no sirve de nada ser un buen escultor, un buen pintor si no tienes nada que decir.

Creo que con el arte contemporáneo empezamos a ver la práctica = el hacer, sumado + con la teoría = lo que tienes para decir.

Si alguien es muy bueno haciendo algo, pero no tiene ninguna idea, los curadores pueden decir: Oh, pero para qué molestarse…. Es lo que pasa con la gente cuando es muy bonita y no tiene nada que decir: te cansas de mirarlos.

Lo que el arte contemporáneo trata de hacer es preguntarse ¿Qué es lo que tienes para decir?

Otra de las críticas a este arte es la cantidad de dinero que mueve, la cantidad de especulación sobre valores de las obras, quiénes son las personas que compran estas obras, por qué lo hacen y bajo qué premisas. Por ejemplo, otra de las teorías que se barajan por parte de curadores e historiadores del arte como Avelina Lesper, es todo el mercado negro que existe y los dineros que se mueven para comprar este arte a modo de lavado de dinero.

Como historiadora, editora y trabajadora de las artes me gustaría conocer tu opinión sobre estos aseveraciones por parte de tus colegas.

Existe un mercado negro como en todos los mercados, ninguno se salva de las mafias y los lavados de dinero. Lo que deberían hacer las galerías y las personas que venden arte es siempre estar investigando la procedencia del arte con el que están trabajando, ver quién lo está comprando y penalizar los actos ilegales.

https://www.youtube.com/watch?v=IJWjGo4-3Hw


En esta visita a Chile ¿Qué fue lo que más te gustó? ¿Qué lugares visitaste?

Visité el MAVI, el GAM, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Nacional de Bellas Artes, y tengo planes de visitar muchos otros.

En el MAVI me gustó mucho el trabajo de Álvaro Oyarzún, realmente interesante su manera de pintar, se veían los sentimientos, eran retratos de una ciudad, de un clima, de las maneras en las que vivimos; y mostraba todo esto como si los lugares tuvieran personalidades. Creo que era hermoso.

Fui al Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal, y había una exposición hermosa, realmente bella de una fotógrafa chilena.

¿Paz Errázuriz?

¡Sí! Ella. Diría que fue mi favorita. Me encantó su trabajo con el género, tan importante. Me sentí muy conmovida por su trabajo, era muy lindo, pero no era sólo lindo, había un mensaje, había un sentimiento de tolerancia y de humanidad profunda y también me gustó que en ningún momento trataran de categorizar los géneros. Me gustó la sensación de que no nos decían Oh, los géneros tienen que ser así o así.

Me encantó también que podías admirar toda la obra y tomarte un tiempo porque estaba muy bien organizada, muy bien curada (Por Colectivo Malvestidas y Jorge Díaz). Me gustó mucho. Sentí que la vi completamente. Fue mi favorita. Siento que voy a seguir investigando sobre su trabajo cuando vuelva a mi casa y esa es una de las razones por las que es tan importante viajar.