No podemos dejar pasar la enorme diferencia entre la realidad y la ficción.


Muchas personas toman decisiones basadas en el concepto de idealización y Hollywood contribuye mucho a esto. Sobre todo, si hablamos sobre periodismo o publicidad. De alguna forma u otra, la mayoría de las comedias románticas involucran salas de redacción donde en lugar de estrés hay tragos con las amigas y los editores son las personas más caricaturizadas del mundo. La verdad es que la versión audiovisual de lo que significa ser comunicador es tan diferente que necesitamos explicarte de forma urgente por qué.

Ingreso inmediato

Los chicos deciden estudiar comunicaciones ante la menor demostración de talento escrito o expresivo. Tenemos la escena de cierto adolescente retraído avergonzado de mostrar su talento frente al salón, hasta que decide leer un ensayo que deja a todos perplejos. Su profesor, asombrado, lo postula a una de las mejores universidades donde queda con una beca que le permitirá estudiar gratis demostrándole que tan solo necesitaba un empujoncito.

Mientras tanto, miramos desentendidos la escena con miedo a expresar lo malo de este ensayo/poema porque podemos quedar como envidiosos. Aunque siendo optimistas, existen lugares en el mundo donde realmente se miden tus capacidades en lugar del puntaje que sacas en la PSU.

La vivienda

Sin importar el medio donde trabajen -una revista femenina, un diario hípster o una simple columna de opinión- los protagonistas de las producciones audiovisuales siempre pero siempre viven en Nueva York con roomates que deben entregar la cuota de humor necesaria para que nosotros, los televidentes, no muramos de aburrimiento ¿Realmente los guionistas esperan que nos traguemos la idea de que sus personajes vivan como reyes escribiendo de vez en cuando para una revista? Tss.


Lo hacen ver como algo extremadamente fácil

Tenemos la escena de nuestro personaje frente a los ejecutivos de la marca más cara de la historia. Presenta un discurso con recortes de diario sobre unas cartulinas, mostrando un logo tipo: “Los diamantes brillan como estrellas”, para terminar siendo aplaudido mientras le entregan la aprobación de millones de dólares para su campaña publicitaria.


O también existe la investigación periodística descubierta luego de ojear unos papeles sobre la mesa que solo necesitaban una segunda revisada para develar el caso más grande de corrupción en la Casa Blanca. No podemos olvidar tampoco el caso más conocido en “El Diablo se viste a la moda” cuando Andy logra manejar su trabajo a la perfección luego de cambiar su imagen. Nunca vemos reporteo o a los personajes trabajando largas jornadas -como ocurre en las salas de prensa-. De hecho, pocas veces los vemos escribiendo o investigando. Hay harto happy hour eso sí.

Los editores

Acá se van al extremo de tener personajes monstruosos, gritones y que se dedican a vociferar y exigir ridiculeces mientras juegan golf en la oficina. También está el otro extremo de editores o editoras estilosas que pasean a pies descalzos por los pasillos mientras meditan con las manos juntitas. La verdad es que los editores son personas comunes y corrientes con una carga de estrés tremenda rogando que hagas bien tu trabajo para poder continuar con su vida fuera de la oficina.


La exigencia

Es común que dentro de estas películas, existan rollos amorosos o algún motivo para que nuestros protagonistas no puedan concentrarse y terminen haciendo mal su trabajo. Acá es cuando sus respectivos jefes les dicen: “Oh vaya, creo que perderías la cabeza si no la llevaras puesta. Lo mejor es que te tomes el día hasta que te recompongas”. Aquí en Chile y en el mundo, eso nunca y repito, NUNCA pasará.


Las reuniones de pauta

Tenemos el caso de “Cómo perder a un hombre en 10 días” donde todas las chicas que trabajan en la revista entran a una salita descalzas y meditan juntas. Lo más contraproducente es que Kate Hudson se encuentra luchando por ser una periodista seria y llega a la reunión sin ideas hasta que en el último minuto se le ocurre seducir a un hombre en 10 días. También pueden ser en unas salas llenas de comida, pero en realidad estas reuniones deben ser rápidas para optimizar el tiempo y claramente hay que estar preparado. Depende del ánimo de todos, quizás puedas tomar desajunior en el lugar.


La verdad es que todo

Ser periodista no es malo, pero definitivamente no se acerca a nada que hemos visto en las películas y series. La verdad es que estas producciones no entienden que la gente dejó de comprar revistas hace casi 10 años y que el mercado no te permitirá tener un departamento en Nueva York -y en ninguna parte-. El oficio tampoco exige que tengas que tener una apariencia pulcra como muestran en las películas, porque corres todo el día y muchas veces duermes poco, justificando que trabajes con la ropa más cómoda posible. No entendemos la fijación de Hollywood por desarrollar sus comedias románticas dentro de las salas de prensa. No hay nada de extraordinario ahí, quizás un asado de vez en cuando así que lamentamos desilusionarte. Esperamos de todo corazón que no tomes la decisión de entrar a este mundo porque te encantó “El diablo viste a la moda” (es lógico, pero de verdad hay gente que lo hace) porque el mundo es periodístico es tan parecido a esta película como Greys Anatomy se parece a una sala de urgencias real.