Descubrimos la comida sensorial que volará tus cinco sentidos

Apuesto que jamás habías pensado 1. tomar sopa de chocolate 2. lo que una sopa de chocolate puede provocarte. Junto a Heineken salimos a descubrirlo para contártelo.

El mito que gira en torno a la comida afrodisiaca es tan antiguo como la gastronomía en sí. Comer y tener sexo son lejos los mejores placeres que existen en la vida y es uno de los pocos hechos en el que todos podemos estar de acuerdo. Sin embargo, muchas personas discrepan que exista una relación entre ambas acciones y que algún tipo de alimento altere nuestras hormonas al punto de no poder aguantar hasta terminar el postre.

Mariscos, chocolates, diferentes tipos de carnes y platos alrededor del mundo han sido desacreditados por científicos que no tienen nada mejor que hacer que romper uno de los pocos mitos sensuales que nos van quedando en la era del postmodernismo. Finalmente el hecho de que exista una comida capaz de transformarnos en individuos hormonalmente fuera de control parecía una causa perdida.

Pero todo este tiempo hemos estado buscando de forma equivocada. La fórmula para hacerte sentir sensual mientras comes no tiene que ver con consumir un tipo de alimento específico: se trata de la combinación de muchos factores que involucran ambiente, sabores, sonoridad y tacto.

La empresa BBXX –que cuenta con diversos productos como vibradores, lubricantes y lencería disponibles en su catálogo erótico- descubrió de forma literal la receta para crear una comida tan erótica que podemos dar fe de su resultado. La cena, realizada junto con Eat Out en la casa del chef venezolano Mauricio Useche, realmente te pone muy caliente.

Como toda cena que se jacte de ser sensorial la cita tiene lugar en la misma casa del chef que recibe a sus invitados con un pisco sour dulce antes de invitarnos a pasar al comedor iluminado con velas, creando el ambiente preciso para mantener cierto secretismo entre los afortunados que recibieron la invitación.

Sin más preámbulos te invitamos a conocer la carta de cinco platos que cumplió con la promesa de crear una comida erótica mediante la combinación de elementos simples y complejos.

Tacto: sopa de chocolate, ají y cilantro

Claramente, el chocolate no puede faltar en ningún menú erótico, pero usarlo como una sopa presenta ciertas dudas desde un principio. Sin embargo, las interrogantes sobre el sabor o efecto del plato se disipan al instante resultando ser la combinación perfecta al mezclar lo amargo y picante de forma equilibrada. La sopa nos invita a resaltar lo convenientemente latino transformando sus propiedades y virtudes en una preparación completamente original.

Vista: hinojo, zanahoria y “tierra”

La entrada, completamente natural, responde a otra sorpresa dentro del menú: la zanahoria y sus aliños hacen que cualquier escéptico respecto a su sabor termine pidiendo más. La “tierra” en realidad es una combinación de semillas que reposan sobre el hinojo y la mezcla de todos los elementos simples provee un sabor fuera de lo común.

Audición: camarones, maracuyá, daikon

Acá tenemos otro elemento familiar además del chocolate. Los mariscos siempre han estado asociados a las comidas afrodisíacas y se agradece una razonable porción de camarones de buen tamaño. Acompañado de vino blanco muy frío, el maracuyá crea la nota perfecta para este plato auditivo que mezcla elementos foráneos como el daikon –raíz usada en platos del sur de Asia- sacándonos de nuestra zona de comodidad para seguir con una noche que a estas alturas, ya cumplió con las expectativas.

Sabor: cerdo, higos, vegetales verdes

El plato fuerte de la noche se presenta a sí mismo como una preparación rústica cuya misión es terminar de convencer a los comensales de que los elementos usados en los platos anteriores, realmente producen el efecto esperado. Lo cierto es que después de un par de horas comiendo y tomando vino el buen ánimo predomina en el ambiente al igual que la buena relación entre quienes tuvimos la suerte de compartir esta experiencia. La mezcla del cerdo con los higos no es empalagosa pese al dulzor que provoca la combinación; los vegetales verdes limpian el sabor de cada bocado y el vino tinto es el compañero perfecto para una carne de sabor fuerte.

 Veredicto: como dice la canción de Pedro Suarez Vertiz, no debimos tomar un vino ni una cerveza, y ni pensar en hacer el amor, ahora somos un remolino de errores e impurezas. La situación es que los cinco platos compuestos de elementos tan diversos y el ambiente propicio para la noche nos dejaran a todos con ganas –de forma unánime- de continuar la noche en un lugar mucho más íntimo. La respuesta a una verdadera comida afrodisiaca no está en alguna verdura que crece a tres mil metros de altura en el Himalaya, tampoco está en un caldo preparado en la costa de Francia; la verdadera comida sensorial se encuentra en Santiago de Chile.

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