Cómo Albania se convirtió en el primer (y único) Narcoestado de Europa

El nombre Albania probablemente no nos genera una imagen perceptiva sobre alguna ciudad, monumento u historia con la que podamos decir: “Sí, he oído sobre este país con anterioridad”. El motivo es que esta pequeña nación dentro de los Balcanes se ha preocupado de su propia supervivencia en lugar de darse a conocer al mundo, como ocurre con Croacia, Bosnia o Bielorrusia.

Este pequeño país ha sido históricamente, el más pobre de Europa -si excluimos los territorios de Kosovo y Georgia- viviendo una cruenta dictadura comunista además de la incertidumbre vivida por la guerra durante la década de los 90.

Su ubicación geográfica, clima y la falta de oportunidades, se convirtieron en la receta perfecta para que este país se transformase en el primer Narcoestado de Europa, y si bien en latinoamérica tenemos el caso de redención colombiana con la caída de Pablo Escobar y otros capos de la droga, en al región europea esto recién comienza.

En pocos años, Albania se ha convertido en el mayor productor de marihuana del continente gracias a su clima montañoso; pero los capos de la droga no se han detenido ahí: ahora interceptan el comercio de amapolas para fabricar heroína desde Afganistán convirtiendo a los clanes en personas millonarias con contactos en política y seguridad pública.

Antes, el punto de entrada para la cocaína formulada en Colombia era España, pero el bajo perfil albanés les ha convenido para mantener el auge del negocio, pues el consumo de esta sustancia sigue al alza en Berlín, Londres, Barcelona y Moscú.

La diáspora en Albania también ayuda, pero antes de dar a entender por qué, necesitamos saber cómo opera el sistema albanés: mientras en Italia el “padrino” funciona como un rey en Albania operan familias. Es imposible desbaratar un clan por que la sucesión quedará en un primo, hermano, tío o hijo.

Retomando el tema de la diáspora, existe medio millón de albaneses viviendo en capitales de países rico en Europa. Esto facilita los contactos con diferentes familias para seguir en el negocio ilícito de las drogas y el tráfico de personas.

El mes pasado, se registraron elecciones en Albania y hubo una abstención histórica del 85%. La ciudadanía salió a las calles para rechazar el gobierno de Edi Rama, a quien culpan de la corrupción y encabezar los clanes familiares que atiborran Europa de drogas.

Este podría ser el inicio de la redención para un pueblo que ha sufrido lo suficiente como para permitirse otra década lejos de la libertad social que el crimen organizado les ha negado.

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