Durante mis vacaciones tuve la suerte de visitar California, donde ✌️mis problemas de insomnio y ansiedad✌️ me permitieron obtener una prescripción médica y una buena cantidad de marihuana, cuya mayor característica, era que estimulaba la creatividad e imaginación.

En medio de una conversación ✌️muy creativa✌️ acerca de la dependencia que teníamos a nuestro teléfono, llegué a una especie de epifanía al respecto.

El hecho de que el roaming de mi compañía telefónica era tan malo y oficialmente un robo a mano armarda (9 dólares el Megabyte) me llevó a, de manera inconsciente, perder total dependencia a mi teléfono. Aunque los primeros dos días fueron un ejercicio de paciencia, en la medida que el tiempo pasaba esa ansiedad informativa fue pasando hasta que luego de una semana mi teléfono no era más que una pequeña y cómoda cámara digital.

Esta conversación súper “creativa” acerca de lo genial que me había estado sintiendo al vivir “offline” me llevó a la idea de hacer un experimento llegando a Santiago, y era ver qué pasaba si mi teléfono dejaba de tener internet móvil, y eso fue exactamente lo que hice en cuanto puse un pie acá.

Los resultados, tres semanas después, saltaron a la vista.

A grandes rasgos, mi “smartphone” hoy en día funciona mayormente como teléfono (que es lo que corresponde), reproductor de música y como cámara fotográfica. Lo que ocurre como consecuencia de eso es simplemente un agrado.

En orden de prioridades, de la menor a la mejor, diría que:

Nunca más me preocupé de la batería

Antiguamente tenía que cargarlo tres veces al día. Ahora lo hago durante la noche y un rato antes de irme a entrenar en la noche, para así pasar de estar al 40% al 70.

Al no tener problemas de batería, mi teléfono nunca “se pierde de algo” pues la cámara está siempre lista para la acción.

87% de batería a las 4 de la tarde FTW.
87% de batería a las 4 de la tarde FTW.

Whatsapp me deja vivir en paz.

Algo que detestaba es la whatsapp dependencia mía y de mis amigos. Hoy en día utilizo el servicio exclusivamente cuando estoy frente al computador y en su versión web. Si alguien me escribe a lo largo del día, tendrá su respuesta cuando tenga tiempo de revisar el teléfono.

Se acabó la ansiedad informativa

¿Han tenido alguna vez de esos días en los que no dejas de comer por culpa de la ansiedad? En mi caso tener Internet todo el día generaba un efecto muy parecido respecto a la información.

Ahora por el simple hecho de requerir “hotspots”, reviso mi teléfono en contadas ocasiones a lo largo del día. En promedio digamos que unas 4 a 8 veces: En la mañana, al llegar a la oficina, post almuerzo, antes de entrenar y en la noche antes de dormir. Si hay más o menos ocasiones es por las variaciones del día a día.

Internet se vuelve más valioso y útil

Siempre hablamos de el gran potencial que tiene Internet en cuanto a información, pero el hecho de vivir sobreinformados, hace que todo pierda valor. Hoy en día cuando me conecto, suelo tener una lista de cosas que necesito revisar, desde preguntas que me hago a lo largo del día, hasta cosas más serias, haciendo que todo el asunto sea mucho más a conciencia y concentrado en lo que realmente tengo que hacer.

Se acabaron las largas jornadas de procrastinación y las tardes mirando facebook porque te desconcentras. A pesar de que me las he ingeniado para que mi inicio de facebook sea relativamente interesante por la gente y sitios que sigo, todo mi flujo se ha ordenado gracias a herramientas como el sagrado “leer más tarde”.

No parezco un zombie

Quizás esta es la mejor parte de todo, pero al final del día me siento mucho más liviano y con una energía distinta al estar desconectado. En la calle no voy como idiota mirando el teléfono. Cuando converso con mis amigos nunca dejo de mirarlos a la cara y si me subo al metro, prefiero tomar un libro, si al final del día en mi teléfono no hay nada pasando, o nada que no pueda esperar a enterarme.

Never far from their toys
DUH…

Obviamente todos estos beneficios no estuvieron exentos de problemas o comentarios mala leche.

A nivel técnico, los problemas que viví fueron al momento de revisar mapas, descargar música que no estaba en mi teléfono o con aplicaciones que dependen de internet en un 100% como safer taxi, aunque en realidad son detalles con los que puedo perfectamente vivir. Por otro lado el factor social igual hizo con suyo, con  frases como “Ay Pancho siempre eres tan exagerado” u opiniones como “Puede que tú estés súper cómodo con tu teléfono así, pero le estás haciendo un mal a la gente que trabaja contigo” son el otro enfoque, pero sea como sea, mi smartphone ahora se volvió más útil que nunca, y yo vivo tranquilo, algo que simplemente no tiene precio.