Concurso: Te presentamos (y regalamos) “Manual para mujeres de limpieza”, la cruda historia de Lucia Berlin

Lucia Berlin se convirtió en estrella de la literatura mundial una década después de su muerte. Lidió con el alcoholismo, el cáncer, y le tocó ser testigo de brutales desigualdades durante los años que vivió en el Chile de los años 50.

lucia berlin

por Meribel González

Lucia Berlin construyó una narrativa que transita en los márgenes de la existencia. Su vida estuvo marcada por alcoholismo, los amantes adictos y el cáncer, pero esas zonas oscuras se funden con el humor y la belleza para crear los relatos más extraordinarios de “Manual para mujeres de la limpieza”.

Lucia Berlin nació en Alaska en 1936 y creció en los asentamientos mineros donde trabajaba su padre, en las ciudades Idaho, Kentucky y Montana. En 1941, el progenitor partió al frente, y Lucia junto a su madre y hermana se trasladaron a El Paso, lugar donde vivía su abuelo, un dentista alcohólico y bruto.

En el cuento «Doctor H.A. Moynihan», reconstruye los lazos familiares que inspiraron gran parte de sus historias, “Por la noche Mamie dormitaba, con la ayuda de la morfina, y mi madre y mi abuelo se quedaban bebiendo a solas, en habitaciones distintas. Desde mi cama, en el porche de atrás, los oía tomar bourbon, cada uno por su lado.”

lucia berlin

Después de la guerra, la familia se trasladó a Santiago de Chile, donde se vinculó a la clase alta, estudió en el colegio Santiago College, asistió a bailes de gala y le pidió fuego al príncipe Alí Khan para fumar su primer cigarrillo. Pero también fue sorprendida por las profundas desigualdades sociales que también formaron parte de sus relatos, “Las cabañas de los mineros finlandeses y vascos eran bonitas, con flores y velas, vírgenes de rostro dulce, mientras que ese lugar era feo, mugriento, con eslóganes mal escritos en las paredes, panfletos comunistas pegados con chicle. Había una fotografía del periódico tachada con sangre donde aparecía mi padre con el ministro de Minas”, escribió.

Lucia Berlin fue una mujer con calle y eso le permitió crear una ficción tan apegada a la verdad. Trabajó como profesora, telefonista, administrativa en centros hospitalarios y mujer de la limpieza; escribió del amor entre hermanas, la maternidad y el aborto: “El médico hacía un rápido examen pélvico a cada mujer, asentía, y luego la vieja les introducía una sonda de tres metros en el útero, poco a poco, como si se rellenara un pavo. La anciana no llevaba guantes, iba pasando de una paciente a la otra. Algunas gritaban, como si el dolor fuera horrible.”

Fue madre de cuatro hijos con hombres irresponsables, sumergidos en la bohemia de la música y la adicción a la heroína, amores intensos que formaron parte de sus relatos: “Voy juntando somníferos. Una vez hicimos un pacto: si para 1976 las cosas no se arreglaban, nos mataríamos a tiros al final del muelle. Tú no te fiabas de mí, decías que te dispararía y echaría a correr, o me mataría yo primero, cualquier cosa.”

Los últimos años de su vida estuvieron marcados por la lucha contra el alcoholismo y el cáncer. Falleció el 12 de noviembre de 2004 en Marina del Rey, el día que cumplía 68, en el remolque donde vivía. Es la historia de la escritora maldita que devino en milagro literario de Estados Unidos y que no alcanzó a disfrutar del reconocimiento literario mundial.

CONCURSO:

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