Si el precio de Henry no fuese tan elevado, sin duda se convertiría en un hit.
Muchos acusan a Los Simpson de ser los mayores visionarios respecto a tendencias que se presentarán en el futuro, pero la distópica realidad que nos presentó Steven Spielberg con “Inteligencia artificial” se acerca bastante al mundo en el que vivimos (y viviremos sin lugar a dudas).
Esta película del año 2000 nos muestra un mundo aquejado por el cambio climático con ciudades como Nueva York completamente sumergidas bajo el mar, mientras que la baja natalidad de los humanos vaticina una extinción inminente siendo los robots quienes suplen diferentes tipos de compañía, entre ellas, la sexual.
Jude Law interpreta a un robot prostituto que ha sido acusado de un crimen que no cometió, y si bien la película se ubica bastantes siglos por delante de nuestra época, la compañía de robots sexuales es una realidad que se comercializa y perfecciona cada semestre.
Tal es el caso de Henry, el primer robot sexual cuya personalidad puede ser controlado por una App por si quieres que sea romántico o chistoso; también es necesario indicar que pene es regulable y su tamaño ajustable según las preferencias de las usuarias (se especifica que Henrry está pensado por el público femenino frente a la competencia del mercado pensado para hombres).
La empresa RealBotix lleva un par de años creando robots sexuales de lujo, agregando características singulares para que después de “hacer su trabajo”, sus productos sean capaces de mantener conversaciones con sus usuarios y entregarles una experiencia menos despersonalizada.
Pero no nos pongamos apocalípticos: por ahora, el sexo convencional no será reemplazado por una máquina debido a su alto coste, porque la compañía de Henrry cuesta nada más y nada menos que unos 12 mil euros (nueve millones de pesos cl).
Sin embargo, la empresa responsable de llevar a cabo el proyecto aseguran que su precio no ha sido excusa para las consumidoras que comienzan a agotar el stock de este robot sexual. De hecho, RealBotix ha lanzado una línea de tres modelos con diferentes tipos de piel, color de ojos y tamaño: Michael, Mick y Nate, que se suman a Henry (el único con la capacidad de recitarte un poema o contar una historia).
La encuesta realizada en Twitter por la empresa, expuso tres opciones para que sus usuarios eligiesen la finalidad de sus robots: la primera se trataba de trabajos domésticos, la segunda de enseñar algún tipo de oficio, y la tercera, de demostrar amor incondicional para siempre. Ganó la última.