En medio de la catástrofe climática más grande que enfrenta la humanidad, el 20% del desperdicio total de agua a nivel global es culpa de la producción de ropa. En esa crisis, jóvenes como Pablo Fuentes -conocido como @contardito en redes sociales- se dedican a rescatar de los montones de ropa usada, prendas de marcas de lujo a módicos precios, vistiendo a la moda, pero salvando el planeta. Hablamos con él sobre el impacto del fast fashion y cómo su amor por estos accesorios lo llevan a tener más de 260 mil seguidores.
Fotos por Valentina Pérez (@valetinabird en Instagram)
De acuerdo a un estudio de la ONU realizado en 2019, entre el año 2000 y 2014 la producción de ropa a nivel mundial llegó hasta el punto de duplicarse, lo que ha transformado a la industria de la ropa en ser “responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global”, según advirtió la institución. En contraposición a lo anterior, uno de los trends que está más de moda en TikTok, tanto a nivel nacional como internacional, es hacer hauls de una de las tiendas que más simboliza lo que es el fast fashion: Shein.
Cuando uno pone en el buscador de TikTok #haulshein, hay más de 1,2 billones de resultados. La mayoría de los tiktoks son de mujeres jóvenes o adolescentes que tienen en sus manos más de 4 bolsas con prendas, y que frente a la cámara se las prueban para incentivar a otras jóvenes que compren en la plataforma china.
Son las 8 de la mañana de un sábado. Aunque sea un día frío, Pablo Fuentes (25) se levanta, se ducha, sale de su casa y se junta con un amigo. Ellos no compran por Shein, sino que al igual que la mayoría de sus sábados se dirigen a Lo Espejo rumbo a la feria más grande de la capital: la José María Caro. Al llegar, Pablo busca los mejores puestos de ropa usada que se ubican en la avenida Salvador Allende, Monterrey y otras calles cercanas.
Entre los puestos, Pablo observa todo con el ojo de un águila. Ya tiene experiencia: sabe lo que es bueno y lo que no vale la pena. Patagonia, Nike, Dickies, Carhartt y Levi’s son sus marcas preferidas y que está seguro que puede encontrar, aunque también si tiene suerte descubre alguna pilcha Burberry.
Allí selecciona lo mejor que aparezca frente a sus ojos o lo que cree que le está haciendo falta en su clóset. Solo si considera que un precio es muy caro, lo regatea. Después de un rato mirando, Pablo y su amigo toman desayuno en otro de los puestos de la feria, y si les hace tarde recorriéndola, también almuerzan.
En la tarde llega a su casa e ingresa a su celular. En solo minutos, hace un haul de las prendas que compró, las muestra con detalle mientras se graba y lo edita en su celular. Luego sube el video a su cuenta de TikTok, donde sus seguidores le comentan sobre lo que encontró y lo llenan de likes.
Esa es solo una de las rutinas que tiene Pablo, más conocido como Contardito en redes sociales. Desde hace algunos meses que el joven se ha vuelto la estrella de la ropa usada -o outfit content– en TikTok, donde a través de videos de un minuto o menos, les enseña de forma cercana y pedagógica a sus seguidores cómo identificar los mejores lugares y las mejores prendas de segunda mano de toda la Región Metropolitana.
Pero no solo sabe de las mejores picadas de ropa americana. En sus videos, Fuentes también habla de moda en general, confección, fast fashion, cómo cuidar las cosas de segunda mano y cómo identificar una prenda original de una falsificada. Las zapatillas son otra pasión aparte para el joven, admitiendo que es lo que sí o sí debe comprar en el retail.
Pablo, que es de profesión cineasta, dice que antes de hacer contenido era reacio a todo lo que significaba TikTok. Solo podía pensar que era “cringe”, recuerda. Pero hace casi un año comprendió que podía hacer el contenido que él quisiera en la aplicación y se lanzó con su primer tiktok el 25 de agosto de 2021, que fue sobre las zapatillas Forum de Bad Bunny con Adidas.
“No hablaba directamente hacia la cámara porque me daba vergüenza, hasta que empecé cada vez más a ver videos de otra gente y dije ‘si ellos lo hacen, ¿por qué yo no voy a poder?’. A principios de este año sacó su primer video hablando frente a la cámara y a partir de ese momento, el crecimiento digital de Contardito fue explosivo: ya acumula 261 mil seguidores y más de 5 millones de likes en TikTok, mientras que en Instagram tiene 81 mil seguidores.
No siempre tuvo ese ojo de águila para encontrar la mejor ropa americana de la capital. A los 16 años y con sus primeros sueldos en mano comenzó a recorrer las tiendas de la calle Bandera, pero sin el conocimiento de moda que tiene en la actualidad. “Al principio fue por razones económicas, ya que no tenía la plata suficiente para comprarme varias cosas en un mall”, recuerda Pablo.
A eso se sumaba la influencia que tenía la plataforma Tumblr en ese periodo de su vida. Mientras pasaba parte de su tiempo viendo distintos estilos de outfits en esa red social, notó que esos estilos de ropa no podría encontrarlos en las tiendas de retail, pero sí en la ropa americana.
¿Cómo llegaste a esta pasión por la moda y la ropa?
“Siempre ha sido fanático de Kanye West y cuando salió su álbum The life of Pablo en 2016, él sacó una colección de su marca de zapatillas Yeezy. Me fui informando, vi las pasarelas que Kanye hizo en algún momento y ahí dije ‘esta hueá es bacán, me encanta’. Así me empecé a interesar por la moda en general, Kanye West fue ese vínculo hacia interesarme por la moda”.
¿Y hace cuánto no compras en el retail?
“Aunque uno no lo quiera, hay ocasiones en que hay que recurrir al retail. Por ejemplo, el otro día me compré calzoncillos porque no voy a comprar calzoncillos usados en la feria ni en la ropa americana. Y de repente me he comprado alguna prenda, pero si hablamos de ir al mall o a H&M y que diga ‘ya, me voy a armar un outfit’, me parece que no lo hago hace casi 4 años. Desde ahí me he comprado lo justo y necesario”.
Cuando vas a picadas o ferias, ¿cómo te das cuenta de que una prenda es muy importante?
“Conociendo las marcas y los diseñadores que hacen lujo. Por ejemplo, últimamente se están haciendo muy conocidas algunas marcas de lujo por los artistas urbanos nacionales que las nombran en sus canciones, hace un tiempo atrás no mucha gente conocía la marca Burberry y ahora porque la usan en videoclips hay mucha gente interesada en ella. Eso hace que en las ferias se vayan más rápido.
El otro día me encontré una chaqueta Burberry y la tenían a 30 lucas, que sigue siendo muy buen precio. Si bien uno puede decir que 30 lucas en una feria es mucho, probablemente si después tú no quieres esa prenda, vas a tener la oportunidad de venderla al mismo precio o más cara a alguien que también le guste, porque sabe lo que vale y va a estar dispuesto a pagar por ella. También pasa viendo las etiquetas, si uno conoce los nombres de los diseñadores puede encontrarse una prenda por ahí que muchos estén interesados en coleccionar”.
Pensando en el Pablo del 2022, ¿te consideras un devoto de la ropa usada?
“De todas maneras. A pesar de que a veces uno recurre al retail, la ropa usada es algo que me gustaría que se expandiera. El otro día hice un video sobre el tema del desierto de Atacama y mucha gente me dijo que al comprar ropa americana se fomenta eso, pero en realidad lo que yo pienso es que si no hubiera una sobreproducción de ropa esto no pasaría. O sea, hoy en día hay una sobreproducción de ropa por lo que es fast fashion, que es Zara, H&M, Shein y otras marcas que no llegan a Chile pero que están en el resto del mundo.
Si uno ve los videos que hay del desierto, muchas son prendas nuevas que están botadas y de marcas del fast fashion. Creo que no es la solución no comprar ropa usada, como mucha gente me dijo en algún momento. La solución está en comprar ropa usada, porque ya hay suficiente en el mundo como para que se siga fabricando cada vez más”.
¿Cuáles son tus lugares preferidos para buscar tesoros?
“En Santiago el domingo sí o sí la feria de la Caro, es increíble, uno siempre va a encontrar algo que le guste. La otra que también me gusta es la de Sebastopol, ahí voy sobre todo cuando necesito pantalones, sé que voy a encontrar de todas las tallas posibles. También está la feria de Grecia, o en la semana se puede ir a la feria de Zapadores”.
Me imagino que en las ferias has conocido muchos caseros con los que ya tienes un vínculo especial.
“Sí, me he hecho amigo de varias personas que venden en la feria. A veces antes de ir a la feria me mandan fotos y me dicen ‘oye me llegó esto, ¿te lo guardo?’ sin que yo se los pida y lo encuentro bacán. Creo que me están devolviendo un poco la mano en ese sentido, porque hay algunos videos con los que ha llegado mucha gente a algunos puestos en la feria y yo creo que se sienten agradecidos por eso”.
¿Se puede lidiar con la exposición de las redes?
“No es un misterio de que muchas veces en TikTok le va muy bien a la gente blanca y que es hegemónicamente linda, sin mucho esfuerzo pueden hacer un baile y les va a ir bien. Yo no me considero ese tipo de persona, no me considero esa persona blanca y bonita, entonces eso fue algo que me hizo dudar mucho si mostrar mi cara o no. Desde que lo hice he recibido hate por mi pelo, por mi barba, por mi nariz y lo trato de ignorar pero lo recibo igual. Con eso me doy cuenta de que si fuera blanco, sería mucho más fácil”.
Cuando empezaste a mostrar más de ti y de tu identidad en TikTok, ¿viste algún cambio?
“Sí, a pesar de ese hate sí noté un cambio. En febrero tenía 6 mil seguidores en TikTok y desde entonces he subido a más de 200 mil seguidores. Ese cambio ocurrió cuando empecé a hablar frente a la cámara, quizás la gente me encontrará simpático, le gustará la manera en que explico las cosas, pero sí hizo un cambio muy grande porque en ese crecimiento también me empezaron a contactar algunas marcas y para hacer colaboraciones. Creo que mostrar la cara me cambió la manera de usar TikTok”.
Algunos detractores te escriben comentarios negativos porque das las picadas, pero también por otros motivos. ¿Por qué crees que surge ese enojo?
“Cuando subí el video de la feria de Sebastopol que se volvió viral con más de 3 millones de visitas, me empezaron a llegar algunos mensajes de que era sapo. Y claro, es una feria súper buena donde muchos revendedores tienen sus caseros y encuentran cosas que después revenden en sus páginas de Instagram, uno puede encontrar hasta marcas de lujo en esas ferias. Cuando me llegaron esos mensajes, creo que se dio por el hecho de que quizás ya no pueden obtener esa ganancia que se estaban haciendo al comprar en la feria, porque ahora mucha más gente va. Y estoy seguro que la mayoría de la gente nueva que va no son revendedores, son gente que quiere encontrar cosas para ellos mismos”.
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¿Cómo ves que la población en Chile está percibiendo la ropa de segunda mano en el último tiempo?
“Bien diversa, pero en general ha ido mejorando. Uno de mis caseros, Diego, me contaba que cuando era chico le hacían bullying porque su mamá vendía en la feria y porque se vestían con ropa de la feria. Ahora no, me he dado cuenta de que los adolescentes quieren vestirse con ropa usada, es hasta cool. Ya no es solo necesidad económica, que entiendo que sí lo sea porque es mucho más barato comprar ropa usada. En ese sentido, ha ido mejorando la percepción que se tiene en cuanto a la ropa usada, ahora es más positiva que antes”.
¿Y en cuanto al fast fashion? Especialmente de Shein.
“Es un tema principalmente estético, porque Shein se demora no más de dos semanas en copiar diseños de otras marcas y ponerlos a la venta. Mucha gente dice que Shein democratiza el diseño porque todos pueden acceder a él por los precios económicos y rápidos, pero considero que están ignorando todos los otros factores negativos: la explotación laboral, la sobreproducción de ropa, el gasto de agua que se genera con esto y la basura que se termina haciendo.
El fast fashion lo que hace es venderte una prenda en tendencia. Es una cuestión de lógica, si ellos producen todas las semanas, después necesitan vender todo eso. Entonces cómo uno no piensa ‘esta prenda que compré esta semana la voy a odiar el mes que viene, porque va a haber una tendencia que me van a querer vender’, eso es lo que quieren: vender.
Por tanto, venden tendencias pasajeras, con materiales desechables que no van a durar nada y que no van a servir ni siquiera para venderla en segunda mano. Ahora está llegando mucha ropa fast fashion a la ropa de segunda mano y eso rompe todo el espíritu de la ropa americana”.
¿Desechamos rápido lo que usamos aquí en Chile?
“No generalizaría con eso, creo que en general la gente usa harto su ropa y he visto muchos comentarios que dicen ‘yo compro en Shein pero trato de usarlo harto’ y está bien. O sea, lo ideal es usar la ropa lo más que se pueda. Lo fome son los hauls en grandes cantidades de Shein, porque esas prendas probablemente las van a usar una vez para alguna foto para redes sociales. Pero me parece que en Chile en general se usa harto la ropa y eso es bueno”.