Después de tres exitosas ediciones, la Bresh vuelve a Espacio Riesco este sábado 13 de mayo con una fiesta que promete sorprendernos nuevamente con su propuesta artística y visual.
En este contexto nos conectamos con BRÖDER, uno de los creadores de “la fiesta más linda del mundo”, para conversar sobre este fenómeno que sigue sumando éxitos en más de 15 países.
¿Cómo fue estrenar Bresh en Chile? ¿Cuáles fueron las cosas que más te llamaron la atención tanto de la escena chilena como de su público?
Bueno, en principio, para nosotros el debut en Chile fue un sueño cumplido, porque creo que nunca estuvimos tanto tiempo esperando para entrar en un país. Estuvimos siempre ahí, a la vuelta de la esquina, y se tardó tanto en llegar… El público chileno –en particular– era uno de los que más estaba pidiendo que “por favor venga la Bresh”, entonces imagínate las ganas que teníamos de concretarlo. Y la verdad que fue soñado, porque poder llegar a un país que queríamos tanto, con tanta expectativa y de la manera en que llegamos: Con un venue espectacular, con una de las mejores producciones que hemos tenido en el mundo y justo en un fin de semana en el que todos teníamos la música muy en la sangre (en el finde de Lollapalooza).
Nos llevamos una sorpresa enorme. Entendíamos que el público chileno era espectacular, pero no teníamos ni idea realmente con lo que nos íbamos a encontrar… un público COMPLETAMENTE DEMENTE, entendés? A mi me tocó ser el DJ de la primera noche y yo no lo podía creer, porque ponía casi que cualquier canción y en dos segundos tenía a la gente encima de los hombros de sus amigos… fue muy lindo, muy emocionante. Además, un montón de amigos –no sólo del público sino también de la comunidad artística– se hicieron presentes y nos “bendijeron” con su energía, algunos incluso cantaron y todo, entonces, nada… la verdad que fue un debut soñado.
La Bresh se dio a conocer masivamente –en gran medida– por la fama que fue ganando en redes sociales. El crecimiento de la fiesta fue exponencial al crecimiento de artistas como Duki, Bizarrap, Nicki Nicole… y las fotos de ellos carreteando en las Bresh generaron en su momento un cierto hype.
Ahora cuando se anuncia una Bresh, muchas personas piden en los comentarios a sus artistas favoritos, como si en lugar de una fiesta se tratase de un concierto.
¿Sienten o sintieron en algún momento la presión de tener que cumplir con esa expectativa?
Es muy buena la pregunta… Porque es un efecto que –como bien decís– se produjo cuando varios artistas que antes no eran tan conocidos, y que iban de público general, luego fueron creciendo a la par de como fuimos creciendo nosotros y de pronto eran superestrellas. Ahora muchos creen, en un punto, que la Bresh es casi como si fuera un festival. Y es gracioso porque en realidad nosotros no llamamos a los artistas para que se suban a tocar, muchos piensan que nosotros le pagamos a los artistas para que vengan a performear y, de hecho, no es así. Ellos (los artistas) viven una vida bastante abrumadora, no pueden llegar y salir de fiesta con la guardia baja porque los filman, les sacan fotos… entonces muchos de ellos cuando conocieron la Bresh y se dieron cuenta de que podían sentirse cómodos, ese relajo les generó de cierta forma ganas de formar parte de ese diálogo con el público.
Fue gracioso porque, creo las primeras veces que se subieron, no se, Biza, Duki, Tini… fue porque se encontraron con la fiesta prendida, de repente sonó una canción de ellos y dijeron “¡Quiero ir al frente a saludar a la gente!”, entonces se dio como algo muy natural y que también generó un efecto dominó, porque cuando un artista ve que otro artista se subió a una Bresh, el otro dice “Yo también quiero”, entonces se empieza a generar toda esta situación. Y es curioso porque, claro ahora nos pasa muchas veces que si no se sube un artista es como “Hey, qué pasó… esto no fue la Bresh, me mintieron”. A toda esa gente les queremos contar que realmente lo lindo de la Bresh es todo lo otro que pasa, me parece. la vibra, la conexión que se genera, la energía que se vive con cada canción, cómo uno entra y cómo uno se va de la fiesta, es lo que realmente hace a la fiesta –en mi opinión– tan linda. Entonces cuando se sube un artista al escenario es más bien un plus, pero no es como que sea una parte esencial u obligatoria de la experiencia de la Bresh, sino que me parece que es más un regalo que nos da la vida y la música a todos. Yo te juro que antes de ir a una fiesta no sé si alguien se va a subir o no a cantar, entonces termina siendo una sorpresa tanto para la gente como para nosotros.
¿Y quién fue el artista o “personaje famoso” más inesperado que terminó cayendo en una Bresh? Uno que haya llegado y que hayas dicho “No puedo creer que esté acá”…
Y bueno, por suerte hubieron varios que se acercaron y que vivieron la Bresh con nosotros… No sé, fue Bad Bunny en Buenos Aires cuando hizo su concierto allá. Nos llegó un mensaje tipo “Viene Benito” y todos como “Whaaat da’ fuck”. Y fue muy lindo porque, imagináte, gente que vive la vida así tan rápido y que de repente frene todo, y esté ahí… la verdad que muy lindo. También Rosalía, Rauw (Alejandro) que tuvimos el privilegio de que se vengan disfrazados de los personajes de Evangelion para halloween acá en Miami el año pasado. Y creo que realmente casi todos, de Argentina, de Chile, de México, de España, actores, actrices, streamers, influencers, artistas… se hacen todos presentes y es espectacular.
Uno de los hitos quizás más comentados de la fiesta en lo que va del año fue la Bresh privada que tuvieron los jugadores de la selección argentina junto a sus familiares en el predio de la AFA en Ezeiza.
¿Cómo se gestó? ¿Ustedes lo ofrecieron? ¿Los contactaron desde la asociación o fue algo que el mismo grupo de jugadores les pidió?
Fue un poquito todas, jaja. Con los jugadores de la selección varios tenemos una relación cercana, con Rodri (De Paul) y bueno con varios más, y desde siempre que los acompañamos. De hecho estuvimos también en Catar y hemos estado en otros eventos privados de jugadores, como cumpleaños y otras celebraciones. Entonces cuando se dio la oportunidad y se empezó a orquestar este regreso de la selección al país para jugar un amistoso en Buenos Aires, el equipo de AFA nos llamó para poder ser parte y nosotros obviamente que honrados, porque todos sabemos lo importante que es el fútbol para la Argentina y esta selección en particular para toda una generación de jóvenes, como yo, que nunca habíamos visto a a la Argentina campeona del mundo. Y que hasta fue un guiño espiritual, Argentina y Latinoamérica en general, somos un continente que nunca la tuvo fácil, que siempre le ha hecho frente a todo con mucho valor, con mucho corazón y bueno, a veces la vida te lo devuelve con “una copa del mundo” o con la oportunidad de compartir –en este caso– con los jugadores y de repente estar ahí poniendo música y que se venga Julián Álvarez y cante una canción para los pibes, poder estar cerca de Messi, verla a Anto ahí bailando “El meneaíto”, no sé… son regalos que da la vida y de los que estamos muy agradecidos.
De hecho, una anécdota divertida… Ahora me estoy preparando para partir mañana a París, vamos a hacer la primera Bresh en París el viernes. Y lo gracioso fue que la idea de hacerla en París surgió de Antonela, la mujer de Messi, que en Catar tuvo una conversación con otro miembro del equipo y le digo “Uh bueno, entonces los esperamos el año que viene en París”, “Obvio, ya está cerrado. El otro año que viene nos vemos en parís” le responde. Corte, levanta el teléfono y nos dice “Muchachos, tenemos que hacer la Bresh en París AHORA YA”, jaja. Así que, en un punto, gracias Anto por ser la gestora intelectual de la Bresh en París.
Es sabido que la Bresh empezó como una fiesta entre amigos, en pequeños boliches de Palermo, con un espíritu medio “hazlo tu mismo” y que con el tiempo fue mutando a lo que es hoy…
¿Cuál fue la fiesta o el momento bisagra en el que dijiste “Ok, esto va enserio, me voy a tener que dedicar tiempo completo“?
Hubo varios momentos de aceleradas rotundas. Creo que si hay una cosa que nos pasó a todos, fue que desde la primera fiesta hubo una mirada cómplice como diciendo “Hey, lo que acaba de suceder fue importante, tiene sentido, estuvo buenísimo y lo tenemos que hacer más y mejor”, desde la primera. La Bresh nació con mucha identidad, desde la primera fiesta ya era “Bresh: La fiesta más linda del mundo…. Hitazo tras hitazo… Mucho besito en la boca”, ya había nacido con la estética, con los flyers, con todo. Como si hubiera nacida ya completamente formada.
Y bueno, en ese camino hacia la profesionalización creo que uno de los momentos que fue también muy bisagra fue cuando pasamos de ese primer club que fue Beatflow –que era un club para 400 personas– a Niceto, que en Buenos Aires es como medio un templo digamos… Es uno de esos clubes por donde pasaron todos y donde, no sé, yo tenía 15 años y me metía sin documento para ver a mis artistas favoritos. Entonces de repente llegar así, hacer un sold out y tener todo el lugar explotado de gente fue como muy fuerte y al mismo tiempo nos hizo pensar “Ok, tenemos que plantearnos ahora más como una empresa”.
Y otra bisagra fue también cuando dijimos “Hagamos que la Bresh viaje por distintas ciudades”, entonces el estar en diferentes ciudades al mismo tiempo y jugar a esa simultaneidad, hizo que el equipo –que era uno solo– ahora tenía que transformarse en dos, después en tres, después en cuatro… y tuvimos que enseñarle a mucha gente a ser DJ, productor, cosas sobre logística, etc.
Lo lindo de todo esto es que uno nunca se las sabe todas. Por suerte no pasa eso, porque así también es más entretenido.
La Bresh como concepto de fiesta ya se mega-posicionó, como que sólo quedaría ir clavando la banderita en las ciudades que faltan por hacer. Ahora ya más de cara al futuro… ¿Han pensado en expandir la Bresh hacia otras áreas de negocio?
Como terminó ocurriendo –por ejemplo– con el caso de Lauria (Dale Play), que empezó siendo promotor, después se metió en el management, después en la distribución… y hoy ya tiene un holding con el que logró participar de la industria desde casi todos los frentes.
¿Pensaste alguna vez en hacer “Bresh Records” o algo por el estilo?
Sí. Osea, obviamente creo que todavía queda un largo camino para recorrer en cuanto a cómo perfeccionar los shows y generar una propuesta que cada vez tenga la vara más alta, porque me parece que también –y lo digo como un problema lindo– la gente va creciendo, el público se renueva y todo el tiempo tenés que ser fresco, innovador y proponer algo que a la gente le haga eco desde un lugar estimulante. Entonces creo que nunca se nos va a acabar esa búsqueda de perfeccionamiento del show.
Pero también me parece muy interesante lo que decís y la respuesta es “Sí”. Nosotros sentimos que hoy en día más allá de lo que es el evento, la Bresh es una marca y creo que como concepto tiene esa hermosa capacidad de ser casi cualquier cosa: un perfume, una bebida, ropa, un software, un auto, un Lego, un reloj, puede ser CASI que cualquier cosa. Y la idea es cada vez ir explorando nuevas verticales de trabajo y generar cosas que le agreguen valor a esta comunidad. Entonces sí, creo que “se vienen cositas”, jaja.
Bueno, una última pregunta. Puedes responderla desde tu rol como DJ o desde tu faceta de productor, desde el lugar que te haga más sentido…
¿Cuáles son los 5 nuevos artistas del género urbano a los que deberíamos estar todos poniendo atención?
A ver, voy a tratar de decirte algunos que no sean tan obvios. (Piensa). Mmm, no sé si voy a poder decirte artistas así nombre por nombre, jaja. Pero bueno, en Argentina tenemos a un Bizarrap que de repente saca unos “eclipses solares” que son impresionantes y que te cambian la narrativa del mundo. Y que es un tipo que con su simpatía, carisma y talento no para de batir récords, entonces yo creo que el tipo tiene para rato largo.
Me parece que la escena chilena está cada vez más sólida, fuerte. Tiene una identidad impresionante, encontraron su propia forma de decir las cosas y de vibrar, que me parece súper atractiva. En Puerto Rico también está saliendo una generación nueva de artistas como Young Miko, la Villano (Antillano), Álvarito Díaz, que trabajan desde un lugar mucho más alternativo si se quiere, tanto desde lo ideológico como lo musical, independientemente de que después terminen haciendo reggaetón o que se yo. En Colombia también se está dando algo muy interesante con Feid, Ryan Castro y otros artistas que están creciendo y están encontrando una sazón diferente. Me parece que México hoy está en boca de todos… Peso Pluma, los corridos, el regional mexicano y otros fenómenos que creo que le van a dar lugar a otras formas de expresión autóctonas. Y nada, España que desde hace varios años está bastante en la vanguardia de todo. Hace como 10 años que salió la Pxxr Gvng y todos los raperos de Barcelona que inventaron en trap en español, y que sin ellos no estaría ninguno de nuestros ídolos de hoy día, hasta Pucho y Rosalía que casi que repusieron el art–pop latino sobre la mesa. Y con sus propios conceptos, en lugar de mirar para afuera miraron para adentro y eso genera una valoración espectacular para pueblos tan ricos como los hispanohablantes en general que tienen una cultura recontra-mega-interesante y que quizás por el bombardeo de información con el que vivimos hoy tiende a mirar más para afuera.
Estamos en un momento muy interesante en la cultura latina/hispanohablante en donde de repente dejamos de ser una cuestión folclórica para ser el mainstream del planeta tierra. Es una oportunidad histórica para todos los jóvenes del mundo que hablamos estañol, porque de repente estamos de moda, y es una oportunidad para mostrar nuestro talento. Me parece también que estamos ahora mismo en un momento particular, en el que quizás ya no estamos en el momento más alto. Tal vez estamos en un momento, no se si de declive, pero si en una meseta que nos está pidiendo un redoble de energía, de inspiración y creatividad para pegarle una vuelta más al asunto, porque lo que hace unos años era innovador en el reggaetón ya no lo es más, lo que era innovador en el trap ya no lo es más… No sé, creo que es un momento en el que tenemos la oportunidad de terminar de consolidar un proceso hermoso.
Fotos por Diego Cadavid