La industria de producción de bitcoin busca cambiar su imagen y ser más amigable con el medioambiente utilizando energía solar y eólica en sus nuevas instalaciones. La cantidad de electricidad que ocupan sus computadoras generó preocupación e incentivos para limitar su impacto medioambiental.

Políticos, ambientalistas e incluso Elon Musk han criticado duramente a las empresas de minado de bitcoins, lo cual generó la respuesta de los ejecutivos de las cinco empresas de criptominado más grandes que cotizan en bolsa.

Ya se estaría operando y construyendo plantas impulsadas por energía renovable. 

Además, aquellos empresarios argumentaron que la demanda de criptomineros sería beneficiosa para las empresas productoras de energía solar y eólica, que tendrían la oportunidad para abrir sus propias plantas.

¿En qué consiste el criptominado?

Si bien el concepto minar nos lleva a imágenes de excavaciones, en el caso del bitcoin se refiere a un proceso de verificación y creación de divisas. 

Poderosas computadoras compiten entre sí para procesar transacciones y resolver problemas matemáticos complejos (quintillones de cálculos numéricos por segundo).

Por este servicio de autenticación los mineros reciben monedas nuevas. Una recompensa e incentivo económico para mantener funcionando las computadoras.

Durante los primeros años del bitcóin, un criptoentusiasta podía minar monedas por medio de un software en una computadora portátil, pero con el aumento de su popularidad, también aumentó la cantidad de energía necesaria para generar bitcoines. 

Una sola transacción con bitcoines requiere más de 2000 kilovatios hora de electricidad, energía suficiente para alimentar durante 73 días una casa estadounidense promedio, según cálculos de investigadores.

¿Cuándo se limitó la industria?

El minado de bitcoines a nivel mundial podría ser responsable de unas 65 megatoneladas de dióxido de carbono al año, una cantidad comparable con las emisiones de toda Grecia, según un estudio publicado en la revista Joule.

China decidió imponer medidas contra el criptominado durante la primavera pasada del 2021. Se eliminó una fuente de hidroenergía barata y forzó la reubicación de las operaciones a Estados Unidos. 

Durante ese mismo año se fundó el Consejo de Minería de Bitcoin que estaría encargado, en parte, de abordar asuntos del clima.

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“Muchos de esos productores de energía renovable siguen siendo un poco escépticos de las criptomonedas”, comentó Peter Wall, director ejecutivo de la empresa de criptomonedas Argo a NYT.

Explicó que “los criptomineros no tienen los perfiles crediticios para firmar acuerdos de diez o 15 años”.

La empresa planea construir sus propios paneles solares en el sitio de Texas y cerrar acuerdos con empresas locales de energía renovable para comprarles electricidad directamente a ellas.

Además, hay gente en la industria que está promoviendo la creación de nuevas criptomonedas en un sistema distinto llamado “prueba de participación”, el cual utiliza alrededor de un 0,01 por ciento de la energía que se consume en el proceso del minado.

Wall considera que las empresas seguirán minando bitcoines, por lo cual, “necesitamos hacerlo de una manera que no afecte el medioambiente”.